Respetable público, si ustedes pensaron que lo habían visto todo, no es así, pues en esta pelea en la que se enfrentarán a dos de tres caídas sin límite de tiempo, Fredy “El Marqués” Marrufo contra “El Cozumeleño”, quien tiene la representación de mil caras en la persona de los habitantes de la isla de las golondrinas.
Salido de la nada, “El Marqués” tiene como mérito haber llegado al equipo de lucha de “El Gato” Félix, quien desde que era un simple entrenador se rodeó de su primo político, pues están emparentados por medio de la esposa Narcedalia. Lo tuvo como el tesorero cuando “El Gato” fue el administrador del gimnasio Cozumel, posteriormente lo ascendió del gimnasio a la arena Quintana Roo.
Después de ser un luchador técnico, Fredy “El Marqués” Marrufo se enfrentó a “El Cozumeleño” a quien demostró su destreza en marrullería financiera y las arbitrariedades que cometen los amigos del que se cree dueño de Cozumel. En su defensa, el sin vergüenza marqués alguna vez dijo que todas las lideresas de colonias “son gordas y feas”, fue abucheado por el respetable, a quien reta al confesar que no era político y que, por eso, “no se codeaba con la gente pobre”, porque éstas apestan y él no está acostumbrado a esos olores.
Para el segundo encuentro, Fredy “El Marqués” se dedica a saquear las bolsas de “El Cozumeleño”; envía a sus secuaces fiscales a todos los comercios, con el fin de recaudar unos cuantos millones antes de irse, dinero que es cobrado a la mano; eso provoca el enojo de “el Cozumeleño” que no se queda callado y denuncia a la opinión pública el intento del aún administrador de Cozumel. Hace maniobras para el cambio de uso de suelo, con esto beneficia a su porra que le aplaude todas las payasadas que ha hecho, incluso, imponer a su mujer como la candidata a presidenta municipal, quien fue barrida por la competencia. Convertido en el mago de las finanzas, tuvo que aportar millones para la campaña al gobierno municipal. A “El Marqués” no le importa el pueblo, lo que le interesa es llevarse su buena lana al terminar la administración, pues no sabe cuánto tiempo pasará para que vuelva a subir al cuadrilátero.
La lucha prosigue, entran en el tercer contacto, ahora corresponde a “El Cozumeleño” apalear a “El Marqués”, le dice que es un delincuente de cuello blanco, le reprocha los negocios hechos con César Euan. Llega el momento crucial cuando el respetable va a las urnas y así sin decir más, “El Marqués” (y su esposa) recibieron un gancho al hígado que hizo que se doblegue, luego vino una patada voladora que lo obligó a formar su equipo de transición, la violencia en toda la expresión de la palabra.
Con esta pérdida en la lucha por el poder, “El Marqués” quedará desprotegido, Marrufo baja del cuadrilátero derrotado por una mujer, sale por la puerta de atrás y desparecerá en la clandestinidad política.