Las piezas fueron colocadas en el arrecife Punta Sam, a la altura de la zona arqueológica “El Meco”.
El conjunto escultórico “Vestigios” fue hundido ayer con éxito en la tercer galería del Museo Subacuático de Arte (MUSA), la de más reciente creación, ubicada en el arrecife Punta Sam, a la altura de la zona arqueológica “El Meco” y que se suma a la de arrecifes Manchones de Isla Mujeres y Punta Nizuc.
La marina V&V abrió sus puertas antes que salieran los primeros rayos del sol, para que técnicos y biólogos comenzarán a dar los primeros pasos del operativo.
En un par de grúas llegaron las piezas a sumergir, hechas a relieve hundido, una mujer, un hombre y un bebé en forma de fósiles que capturan el pasado inmortalizándolos en piedra, en representación de la huella que deja el hombre a su paso por el planeta desde la perspectiva ecológica, dijo Elier Amado Gil, artista autor de la obra.
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La maniobra de descarga fue compleja, duró alrededor de hora y media. Se necesitaron siete hombres para colocar las estructuras en el mar, utilizaron bandas transportadoras y una vez depositadas en el agua, tres buzos las sumergieron un metro para luego amarrarlas con cordeles de acero que a su vez fijaron a una lancha para su transportación, además de ponerles encima a cada una de las esculturas flotadores de alrededor de un metro.
Karla Munguía Colmenero, es una de las buzos del MUSA desde hace un año y ya ha participado en nueve sumersiones de esculturas. Ella se movió desde Querétaro a Quintana Roo porque le interesó el proyecto subacuático y vive cada experiencia con intensidad.
Con entusiasmo explicó el siguiente proceso, pues era importante como una manguera de la embarcación que en pocos minutos inflaba los flotantes, para poder comenzar la travesía en el mar, un viaje de aproximadamente dos kilómetros.
A paso lento la lancha llevaba las esculturas, cada una con dos toneladas de peso, tras media hora de viaje, surge un contratiempo, pues se zafa una de las cuerdas, por lo que hay que detener la lancha para operar con inmediatez; solucionado el problema, se continuó la marcha y luego de una hora se llega al punto seleccionado.
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Tarea nada sencilla
Con paciencia los buzos buscaron la marca, estudiaron la corriente, por suerte fue un día soleado y con mar en calma y no sufrieron al bajarlas a cuatro metros de profundidad. Poco a poco empiezan a desinflar el flotador que al quedar como a medio metro de la arena, las empujaron para que cayeran en la dirección exacta que el escultor pidió, una tarea nada sencilla, pues les tomó la inmersión de las tres esculturas cerca de cuatro horas.
“Con las tres piezas sumergidas, ya suman 516 las esculturas en el museo y en la que esperan en noviembre sumergir otras esculturas por lo popular que se ha convertido la zona en tan corto plazo, pues han llegado a contabilizar hasta 800 personas que van a esnorquelear en un día”, dijo Roberto Díaz Abraham, presidente del Concejo Directivo de MUSA.
Siempre que hacen un hundimiento están presentes personal del parque marino, Capitanía de Puerto y la Marina que hacen la inspección, se aseguran que estén bien puestas para luego registrarlas en las cartas marinas, explicó.
Las estructuras financiadas por Asociados Náuticos de Cancún ofrecen la alternativa de generar vida y movimiento en el ecosistema submarino del Caribe mexicano, para contribuir en la formación de arrecifes como hábitat y refugio de distintas especies marinas.
Fuente: Sipse