El panorama puede complicarse en caso de que la depreciación de la moneda mexicana continúe; sin embargo, éste es sólo uno de los factores que enciende las alarmas sobre el futuro del país.
Hace apenas unos meses, analistas y autoridades anticipaban riesgos remotos para la economía de México: que no se materializaran los beneficios de las reformas estructurales, que no se recuperara el precio del crudo a un nivel suficiente para detonar inversión y evitar un boquete en las finanzas públicas, que la recuperación de Estados Unidos marchara a un paso demasiado lento… etcétera.
Muchos de esos riesgos se materializaron. A los factores adversos se sumaron la salida del Reino Unido de la Unión Europea y la posibilidad de que el empresario Donald Trump se convierta en presidente de Estados Unidos e impulse una agenda de restricción comercial y de inversiones.
El escenario luce ahora más complicado en términos de volatilidad. El pasado viernes 16 de septiembre, el tipo de cambio alcanzó un máximo histórico para operaciones en los mercados de 19.77 pesos por dólar. Para el lunes en la mañana, el tipo de cambio interbancario en ventanilla rebasaba los 20 pesos por dólar, un nivel que encendió algunas alarmas.
Efecto Trump
Los analistas e incluso la prensa internacional atribuyen el fortalecimiento del dólar contra el peso a la incertidumbre por el endurecimiento de la política monetaria de la Reserva Federal estadounidense (Fed), aunado a que el candidato republicano, Donald Trump, ha ascendido en popularidad en los últimos días.
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“El peso es la octava moneda más utilizada en los mercados, y se usa como activo refugio para vender en momentos de turbulencia. El peso ha tenido el peor desempeño entre las monedas emergentes este año. Sin embargo, la incertidumbre sobre el alza de tasas y el precio del petróleo podrían propiciar un dólar aún más fuerte”, dijo al Financial Times el analista de Nomura Benito Berber.
En México, las opiniones apuntaban a Trump como principal responsable: “Al final, este comportamiento (de la depreciación en la moneda nacional) proviene en buena parte por la Fed y las elecciones en Estados Unidos, por el incremento que ha tenido Donald Trump en las encuestas. Si a noviembre vemos que las encuestas favorecen a Hillary Clinton, el tipo de cambio también podría verse favorecido”, comentó Mónica Pamela Díaz, analista de Grupo Financiero Ve por Más.
Por su parte, Gabriela Siller, directora de análisis en Banco Base, señaló que las presiones sobre la moneda mexicana seguirán en tanto no se realicen las elecciones.
“La posibilidad de que Donald Trump gane las elecciones del 8 de noviembre pone nervioso al mercado financiero, y esto se ve especialmente reflejado en el peso mexicano, por la posibilidad de que cumpla las amenazas que ha hecho en torno al TLCAN y la construcción de un muro con las remesas enviadas a México. Cabe destacar que la última encuesta de intención de voto en Ohio muestra a Donald Trump a la cabeza y las intenciones de voto de este estado han resultado ser determinantes en las elecciones de presidente de Estados Unidos desde 1964”, señala.
Focos rojos en la economía
Para Alfredo Coutiño, director para América Latina de Moody’s Analytics, lo que debe preocupar sobre la escalada en el tipo de cambio son los factores internos.
“La debilidad del peso mexicano tiene raíz en el prolongado desequilibrio fiscal y la ampliación del déficit externo, que han sido resultados de la expansión fiscal y monetaria de los últimos años. Así, el peso está sufriendo ahora una corrección adicional generada por el aumento en la vulnerabilidad de la economía, lo cual ha ocasionado un cambio en la percepción de los mercados ante la evidencia de los desequilibrios persistentes”, explica.
El mayor problema es que el tipo de cambio no encuentre freno con las condiciones macroeconómicas, es decir, en el pasado los fundamentales de la economía lucían tan sólidos que el impacto de la volatilidad podía contenerse, ahora sería incluso demasiado aventurado iniciar una medida contingente para contener la escalada, considera Coutiño.
“Salir a vender dólares no va a solucionar el problema de raíz y sólo se van a quemar reservas. Subir la tasa de interés es lo que puede quitarle presión al mercado cambiario, ya que le permitiría aumentar la competitividad al mercado de bonos mexicanos. El alza de tasa debería ser de 50 puntos base para poder hacer una diferencia”, señala.
Para el doctor en economía, la presión sobre el peso se mantendrá hasta el 8 de noviembre, cuando ocurran las elecciones en Estados Unidos.
“El tipo de cambio no se ve por abajo de 19 pesos por dólar; incluso puede quedarse por encima de 20. Si no gana Trump, entonces bajaría hacia finales del año a niveles de entre 18.5 y 19. Si gana Trump, la paridad terminaría el año por encima de 20”, advierte.
Tormenta perfecta
Existe una serie de factores que, de presentarse de manera conjunta, podrían generar una crisis en la economía.
- Que la depreciación del peso genere contaminación de precios y deteriore de manera abrupta los niveles de inflación.
- Que la corrección en política fiscal (el gobierno plantea un recorte de casi 250,000 millones de pesos en 2017) y la subida de la tasa de referencia del Banco de México generen condiciones demasiado restrictivas para el crecimiento económico.
- Que el precio del petróleo no se recupere lo suficiente como para detonar inversión productiva en materia de energía.
- Que Petróleos Mexicanos requiera una nueva inyección de capital que obligue al gobierno a tomar deuda.
- Que el gobierno no pueda cumplir con sus metas de regreso al equilibrio fiscal.
Fuente: Forbes