Lo sabemos, vivimos el vida de ritmo tan acelerado que llevamos quizá te provoque todo menos sonrisas. El trabajo, la escuela o las labores en casa, pueden ser tan agobiantes que nos estresan y nos ponen de mal humor, pero de acuerdo con los expertos, enojarse puede afectar el funcionamiento de tu metabolismo.
De acuerdo con Juan Manuel Romero Villa, nutriólogo y autor del libro «El que se enoja engorda», cuando nos enojamos, el organismo produce adrenalina y cortisol, la hormona de «combate». Esta, pone al cuerpo en situación receptiva o de ldefensa’. que povoca inflamación, ya que las células no pueden liberar energía, ocasionando un aumento de peso.
Además, el mal humor altera nuestras hormonas, provocando fatiga y que todo se nos antoje, especialmente aquellos alimentos que altos en grasa, azúcar y sal. Y es que cuando tenemos los nervios de punta, tendemos a consumir comida chatarra, difícil de digerir.
Mientras que en hombres, el aumento de peso se refleja en los muslos, brazos y papada, en las mujeres ocurre alrededor del abdomen, espalda y cintura. Otros trastornos que ocurren son la aparición de acné, piel reseca, aparición de vello facial y la sensación de hinchazón constante.
De igual forma, la Organización Panamericana de la Salud (OPS), indicó que el enojo puede provocar un envejecimiento prematuro ya que deteriora nuestro corazón y pulmones. Es así como corremos el riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares ya que el corazón se acelera más de la cuenta, produciendo la hormona del combate (cortisol). Esto deteriora las paredes de las arterias, acumulando grasa y convirtiéndola en colesterol malo.
Así que ya sabes, lo mejor será que te des un respiro y cuentes hasta diez antes de estallar. Cuando estamos de buen humor, reímos o cuando estamos enamoradas, nuestro sistema produce sustancias que «nos reparan» y nos rejuvenecen. Recuerda que ante todo, una actitud positiva es nuestra mejor aliada para vernos y sentirnos bien.
FUENTE nueva mujer