EL BESTIARIO
SANTIAGO J. SANTAMARÍA
Inicialmente el acceso al cannabis se realizará a través de farmacias habilitadas y sólo se venderá con receta médica; la ley aprobada por el Senado, con 98 votos a favor y 7 contempla que sea la Secretaría de Salud quien diseñe las políticas sobre el uso de los derivados de la ‘mota’; Enrique Peña Nieto subrayó en la sesión especial de Naciones Unidas, celebrada en abril, que México ha sido una de las naciones más comprometidas en la guerra contra las drogas; sin embargo, reconoció que esta batalla iniciada en la década de los setenta por el presidente Richard Nixon ha fracasado; “No ha logrado inhibir la producción, el tráfico ni el consumo de drogas en el mundo”; nuestro país ha acumulado en la última década más de 100.000 muertes relacionadas a la lucha contra el narcotráfico, ha pagado “un precio excesivo” por el prohibicionismo; los Elizalde batallaron durante meses para que el Gobierno aprobara el uso de jarabes elaborados, la niña Grace, pionera
México dio un paso decisivo en la legalización de la marihuana medicinal al aprobar su utilización este martes en el Senado por 98 votos a favor y 7 en contra. Aunque todavía falta que el dictamen pase por el Congreso, que puede rechazar o hacer modificaciones, todo indica que el proyecto aprobado hoy para el uso de la marihuana con fines médicos y científicos saldrá adelante con el apoyo de todos los partidos políticos. Según la ley aprobada la Secretaría de Salud será quien diseñe las políticas sobre el uso medicinal de los derivados de la marihuana. Inicialmente el acceso al cannabis se realizará a través de farmacias habilitadas y sólo se venderá con receta médica.
Las farmacias -previa verificación de una comisión de riesgos médicos (Cofepris)- podrán, por el momento, importar los medicamentos. No obstante, la ley dejó abierta la posibilidad de producir los fármacos en México. Aunque no se prohíbe el autocultivo personal (exclusivamente para uso medicinal), las disposiciones legales están diseñadas para impedir que cualquier persona pueda producirlas. Precisamente sobre este asunto, la senadora independiente Martha Tagle explicó que: “Los medicamentos importados son muy costosos, no todos tienen los recursos para poder acceder a ellos, por eso era importante aprobar el cultivo para uso personal”.
El documento aprobado no considera el uso de la mariguana en bruto, sino los extractos químicos (THC) que se emplean en la producción de medicamentos. Se trata de un “nuevo armamento terapéutico en aquellos casos donde, bajo estricta aplicación médica, puedan surtir los efectos esperados”, dijo el senador del PAN (Acción Nacional). Para su compañero de partido Roberto Gil, se abrió un debate “distinto” y “sin prejuicios” sobre la polémica planta.
Tanto el PAN como el PRD proponían permitir el uso de marihuana con fines no sólo medicinales y científicos, sino también lúdicos
Por la presidenta de la Comisión de Gobernación, Cristina Díaz, con esta ley se abre la oportunidad a los científicos mexicanos para construir protocolos de investigación relacionados con la mariguana. La votación del martes contó con el apoyo del izquierdista PRD sin embargo el senador Miguel Barbosa, criticó que la ley aprobada fue superficial y no abarcara el uso lúdico de la mariguana ni el medicinal de la amapola. Tanto el conservador PAN como el PRD proponían permitir el uso de marihuana con fines no sólo medicinales y científicos, sino también lúdicos. Los proyectos presentados por estos partidos establecían regulaciones, pero permitían el autocultivo y la creación de clubes cannábicos.
La votación también aparcó la propuesta del presidente Enrique Peña Nieto de aumentar la dosis personal de marihuana de 5 a 28 gramos. Quedaron también aplazados los rubros relacionados con el autocultivo para los pacientes que no pueden comprar fármacos o la creación de clubes cannábicos. La aprobación en el senado supone un paso más en el proceso de despenalización que vive el continente.
En América Latina Uruguay fue el primer país en legalizar el uso de cannabis en todos sus aspectos. Recientemente su vecino, Argentina, aprobó la utilización medicinal aunque sin permitir el autocultivo ni la producción nacional. En Brasil, el consumo es ilegal pero desde el año 2006 se aprobaron penas alternativas o más suaves, un caso similar al de Chile. Por su parte, Bolivia prohíbe la tenencia y el consumo, al igual que Venezuela La paradoja en México es que hace apenas un mes, California fue el primer Estado de EE UU, con frontera directa con México, quien aprobó la marihuana recreativa, todo un contraste con pocos kilómetros de separación frente a un país que enfrenta una sangría diaria en su lucha contra los narcóticos.
El histórico fallo de noviembre de 2015 de la Corte Suprema, que permitió a cuatro personas cultivar y consumir marihuana
México ha dado un nuevo paso en la legalización del cannabis para uso médico. El proyecto fue promovido por el propio presidente, Enrique Peña Nieto… “Debemos asegura la disponibilidad y un mejor acceso de las sustancias controladas para fines médicos y científicos”, dijo el mandatario el pasado mes de abril en la tribuna de la Organización de las Naciones Unidas, en una sesión especial dedicada al problema de las drogas en el mundo.
El presidente reconoció que este viraje se derivó de una serie de foros que su Administración llevó a cabo en todo el país tras el histórico fallo de noviembre de 2015 de la Corte Suprema, que permitió a cuatro personas cultivar y consumir marihuana. “Los participantes de aquellos foros expusieron la importancia de elevar la cantidad de marihuana que puede ser considerada para uso personal con la finalidad de no criminalizar a los consumidores”, dijo el mandatario.
Confirmó in extremis su asistencia a la sesión especial. Subrayó que México ha sido una de las naciones más comprometidas en la guerra contra las drogas. Sin embargo, reconoció que esta batalla iniciada en la década de los setenta por el presidente Richard Nixon ha fracasado. “No ha logrado inhibir la producción, el tráfico ni el consumo de drogas en el mundo”, afirmó. Peña Nieto dijo que su país, que ha acumulado en la última década más de 100.000 muertes relacionadas a la lucha contra el narcotráfico, ha pagado “un precio excesivo” por el prohibicionismo.
México, Colombia y Guatemala fueron los países promotores de esta conferencia, la primera en su tipo desde 1998. Los países americanos formaron un bloque que busca poner fin al derramamiento de sangre vinculado al narcotráfico. La ONU adoptó al inicio de la sesión una resolución que reconoce la autonomía de los países para aplicar con más flexibilidad las convenciones internacionales sobre la materia.
Rusia y China se oponen a flexibilizar la regulación de estupefacientes; Irán y Arabia Saudita contemplan la pena de muerte como castigo
Grandes potencias como Rusia y China se han opuesto a flexibilizar las normas de regulación global de estupefacientes y prefieren dar más peso a la represión. Irán y Arabia Saudí van más allá y contemplan la pena de muerte como castigo a quienes consuman drogas, un asunto que fue pasado por alto en la resolución adoptada.
Peña Nieto presentó un decálogo de medidas. Entre ellas se encuentra que el consumo de drogas sea tratado como un “problema de salud” que debe ser atendido con mecanismos de prevención y soluciones terapéuticas y no con “instrumentos penales”. El presidente también prometió que los delitos relacionados con drogas no deben ser castigados con sanciones desproporcionadas. “Se deben privilegiar penas proporcionales y alternativas al encarcelamiento”, dijo el mandatario.
Alejandro Gaviria, ministro de Salud de Colombia, advirtió en un evento paralelo con la sociedad civil que la nueva realidad en la lucha contra la droga plantea nuevos retos para la estrategia que deben emprender. “Todos tenemos la inercia de romper con las políticas que han fracasado”, señaló. Colombia reguló el pasado diciembre el cultivo, producción y venta de productos de marihuana para usos médicos. El ministro insistió en que deben diseñarse políticas eficaces en el ámbito de la salud pública. El congresista mexicano, Alejandro Encinas, dijo que México “pasó de ser un país de tránsito a uno productor y ahí comenzó el derramamiento de sangre”.
Jan Eliasson, secretario general adjunto de las Naciones Unidas, admitió que la cuestión de la droga es “sensible y controvertida”, y agregó que ningún país puede resolver por sí solo los problemas asociados con el narcotráfico. La clave de ahora en adelante está en “lograr un equilibrio entre seguridad y salud pública”. El presidente de la Asamblea General, Mogens Lykketoft, pidió a los gobiernos que se escuchen los unos a los otros “porque cada país afronta el problema y sus soluciones de una manera diferente”. “Debemos entender lo que nos separa para construir sobre las acciones con funcionan”, concluyó.
En México solo existen 43 centros públicos de tratamiento y 2.000 privados de tratamiento para 550.000 adictos a las drogas
Todos los oradores de la primera jornada de la sesión especial insistieron en que el éxito de las nuevas políticas que los países adopten dependerá de un esfuerzo global conjunto, lo que incluye que los países consumidores reduzcan su demanda de drogas ilícitas. “Transitemos de la mera prohibición a una efectiva prevención y una eficaz regulación. Miles de vidas dependen de ello”, dijo Peña Nieto al finalizar su intervención.
México permite portar hasta cinco gramos de marihuana. La cantidad es menor a lo tolerado en otros países de la región (10 gramos en Ecuador, 20 en Colombia y 40 en Uruguay). Entre 2009 y 2013 fueron detenidas 140.860 personas por consumo de drogas. A 53.769 se les abrió una averiguación previa. La Procuraduría General de la República (Fiscalía) abrió en los tres primeros años del Gobierno de Peña Nieto 24.000 averiguaciones previas. El 53% corresponde a expedientes por posesión de drogas. En México solo existen 43 centros públicos de tratamiento y 2.000 privados de tratamiento para 550.000 adictos a las drogas.
Raúl y Mayela querían un jarabe de cannabis para su hija mayor, Grace, que hace unos años desarrolló el síndrome de Lennox-Gastout
Para la familia Elizalde, las palabras del presidente, Enrique Peña Nieto, miman sus esperanzas de que el Gobierno mexicano permita de una vez -“acelere” – el uso de medicamentos elaborados con marihuana. “Nosotros creemos que sí va a servir”, ha dicho este martes Raúl Elizalde, quien vive en Monterrey, al norte del país. Raúl y su esposa, Mayela Benavides, son los precursores en México del uso terapéutico de la marihuana. A finales del año pasado, lograron que la justicia suspendiera la prohibición gubernamental de importar un jarabe de cannabis. Raúl y Mayela lo querían para su hija mayor, Grace, que hace unos años desarrolló el síndrome de Lennox-Gastout, un tipo de epilepsia especialmente agresiva. Grace, que tiene ocho años, llegó a sufrir 400 convulsiones al día.
Raúl ha dicho que gracias al jarabe, las crisis de Grace se han reducido en un 80%. “¡Y ganamos la suspensión definitiva ante el Cofepris!”, exclamaba victorioso. La Cofepris es la oficina del Gobierno federal que decide qué medicamentos pueden importarse y cuáles no. En el caso del jarabe que toma Grace, mantiene un veto casi total, a excepción del caso de la familia Elizalde, que ha batallado durante meses para que su niña pueda tomar el dichoso jarabe en paz. Los motivos que esgrime la entidad hasta ahora aluden a la carencia de estudios científicos que avalen los efectos del jarabe.
La pregunta es evidente: ¿qué más da que no haga efecto? Precisamente por eso, ¿acaso las farmacias mexicanas no venden productos homeopáticos a granel? ¿Por qué no pueden vender un jarabe elaborado a base de cáñamo? La respuesta es que la culpa la tiene el THC. El principal componente psicoactivo de la marihuana, el tetrahidrocannabinol, el que te hace volar. Aunque el componente principal del jarabe es CBD, un cannabinoide inofensivo, el THC está igualmente presente, aunque en un volumen ciertamente escaso. Para que cualquiera lo entienda, Raúl explica que un adulto debería ingerir varios frascos de jarabe para sentir algo. Grace toma algo más de un mililitro al día.
La familia Elizalde espera ahora la vuelta de Peña Nieto a México y las conclusiones de los debates sobre el uso y la regulación de la marihuana, que expertos y funcionarios han mantenido estos meses en México. Si todo va bien, las conclusiones se presentarán este jueves. Y si todo va muy bien, el congreso aprobará este mes o el que viene una normativa que permita a cientos de padres y madres importar el jarabe en México. “Esto”, dice Raúl, “tiene que pasar”.
El pionero de la investigación de cannabinoides explora en un libro por qué Occidente tardó 150 años en ‘redescubrir’ su potencial terapéutico
“El sexo nos llevó a la droga”. Así resume José Antonio Ramos Atance cómo se convirtió en el pionero del estudio de compuestos de la marihuana en España. Dentro del cerebro, la sustancia psicoactiva del cannabis, el THC, parecía tener un comportamiento similar al estradiol, una hormona sexual femenina. La conexión tenía sentido, “la hormona funciona como una droga para el hombre y los machos de otras especies”, razona Ramos desde su despacho de la Universidad Complutense de Madrid.
En 1986 fundó el primer grupo científico de España especializado en el estudio de los llamados cannabinoides, las decenas de compuestos que contiene la marihuana. Treinta años después su departamento ya trabaja en el desarrollo de fármacos basados en el cannabis contra la epilepsia infantil o tumores cerebrales muy agresivos.
Ramos acaba de publicar ‘Historias del cannabis’ (Catarata), en el que reúne sus recuerdos como científico y se pregunta por qué han tenido que pasar más de 150 años para que Occidente haya redescubierto las posibilidades médicas que esconde esta planta. El estigma asociado a esta droga no ha ayudado mucho. En 1999, Isidoro Álvarez, el fallecido presidente de El Corte Inglés, entró en cólera al pensar que estaba alojando un congreso de fumadores de cannabis en favor de su legalización, cuenta Ramos. La bronca fue bajando el escalafón hasta estallar en los oídos de Ramos, organizador del encuentro, justo cuando llevaba a los invitados al salón de actos de la Fundación Ramón Areces, de la que Álvarez era director. En realidad, se trataba del primer congreso científico que se celebraba en España sobre los cannabinoides y sobre el sistema endocannabinoide, que fabrica sustancias homólogas a las del cannabis dentro de nuestro cerebro para regular aspectos claves como la memoria, el dolor y la conducta.
“Este sistema era todavía un desconocido para la mayor parte de la comunidad científica”, recuerda Ramos, y por ello se invitó a los mayores expertos internacionales sobre el tema para que “presentaran en sociedad” sus investigaciones. Ramos cuenta que esa mañana el diario ABC había publicado un editorial titulado ‘No abráis la caja de Pandora’ que criticaba duramente el encuentro y que habría llegado a los ojos del mandamás de los grandes almacenes. “Como la palabra cannabinoide deriva de cannabis, el agudo comité editorial del ABC, o al menos alguno de sus miembros, había interpretado que la reunión iba a tratar sobre esta sustancia. Consideraban que lo que se iba a conseguir con la reunión era abrir un nuevo frente en la batalla que se estaba desarrollando para la legalización del consumo de cannabis”, amén de “encender unos porros”, recuerda Ramos.
El hombre que trajo, en 1831, el cannabis como medicinas indias Bhang, Charas o Ganja, se llamaba William Brooke O’Shaughanessy
Separar la investigación del uso recreativo de la marihuana ha sido difícil desde siempe. El hombre que trajo el cannabis a Europa como medicina se llamaba William Brooke O’Shaughanessy. En 1831 fue contratado como médico de la Compañía de las Indias Orientales, cuyo “objetivo inicial fue el de dar visos de legalidad a la actividad de los corsarios ingleses del Océano índico”, relata Ramos. Durante su convivencia con médicos locales en la India, O’Shaughanessy observó el uso que hacían de preparados de marihuana conocidos como Bhang, Charas o Ganja. “El uso medicinal del cannabis era muy amplio. Cubría desde el control de la caspa hasta el alivio de los dolores de cabeza, manías, insomnio, enfermedades venéreas, tosferina, dolores de oído y tuberculosis”, escribe Ramos, catedrático del Departamento de Bioquímica y Biología Molecular de la Complutense.
O’Shaughanessy fue el primero en demostrar experimentalmente el fundamento fisiológico de algunas de esas aplicaciones, primero en animales y después en humanos. El médico británico disolvió extractos de resina de cannabis en etanol y lo administró a pacientes con tétanos, reumatismo, rabia, cólera y delirium tremens. La elevada concentración de THC en los primeros preparados provocó a algunos pacientes efectos secundarios, como catalepsia o un “comportamiento incontrolado”. “Tras disminuir la dosis se demostró un alivio del dolor, un aumento del apetito y un estado mental de alegría”, cuenta Ramos. También se demostró que la tintura de cannabis controlaba las convulsiones y los espasmos asociados a la rabia y el tétanos.
“Entre la clase médica tuvieron resonancia los efectos conseguidos en un bebé de 40 días de edad, al que la aplicación de la tintura de cannabis hizo desaparecer las convulsiones que se habían manifestado después de su nacimiento”.
El uso terapéutico de la tintura de cannabis se extendió por Europa y EE UU como analgésico, para facilitar el parto y contra el cólera
O’Shaughanessy volvió a su país en 1841 y trajo consigo todo ese conocimiento. Otros doctores corroboraron su utilidad, y recomendaron su uso, incluido el médico personal de la reina Victoria. El uso terapéutico de la tintura de cannabis se extendió rápido por Europa y EE UU como analgésico, para facilitar el parto y también contra el cólera, entre otros.
“Pese a todos sus efectos positivos”, relata Ramos, “el uso del cannabis fue eliminado de la farmacopea británica en 1932. Diez años después lo fue de la de los EE UU y algo más tarde, de la hindú. La controversia existente en aquellos momentos sobre sus acciones alucinógenas había eclipsado sus posibles usos médicos”. También contribuyó la llegada de los opiáceos inyectables, que eran considerados más fáciles de usar y más efectivos.
A principios de la década pasada Ramos volvió a encontrar problemas. Había creado una asignatura de libre configuración dirigida a médicos en la que se explicaban los fundamentos bioquímicos de los cannabinoides y lo que se conocía sobre sus efectos neurológicos. La clase se llenó muy rápido, pero sobre todo de jóvenes de otras facultades que querían explorar con las drogas. El curso se reconvirtió en un intercambio de información en el que el catedrático resolvía las dudas de los asistentes sobre diversas sustancias y él a su vez aprendía de ellos otros usos más allá del aula.“Así fue como el profesor se enteró de que la farlopa era uno de los nombres con que se conocía la cocaína” o que “un nevadito no era un tipo de helado o un exquisito hojaldre, sino clorhidrato de cocaína fumado […] o un cigarro de marihuana mezclado con cocaína”, escribe.
El hombre que más sabe de cannabis en España, del THC y sus efectos neurológicos cuenta que nunca se ha fumado un ‘porro’
El catedrático se convirtió en un experto en el THC y sus efectos neurológicos y también en la aplicación terapéutica de otros compuestos descubiertos con posterioridad. Ha divulgado además estos asuntos en universidades, asociaciones de pacientes y centros de enseñanza. También fue Miembro del Observatorio Regional sobre Drogodependencias de la Comunidad de Madrid y colaboró con el Plan Nacional sobre Drogas
Tuvo que pasar casi un siglo para que Occidente se haya vuelto a atrever con los usos médicos de la marihuana. Su uso ha venido en muchos casos impulsado por padres desesperados que les dan a sus hijos aceites de cannabis, pues no responden a ningún fármaco conocido, pero sí a algún compuesto de la marihuana. El cannabinoide más interesante en este campo no es el THC, sino el cannabidiol (CBD), que no causa ningún efecto psicoactivo. Los resultados fueron similares a los de aquel bebé de 40 días en el siglo XIX y han animado a algunas farmacéuticas a lanzarse al redescubrimiento de los compuestos de la marihuana como fármacos.
España está jugando un papel protagonista en este campo, tanto en los ensayos clínicos contra la epilepsia en niños como en la investigación. El mismo departamento que Ramos fundó en los ochenta lidera ahora el uso de cannabinoides para reducir el avance de gliomas cerebrales y tumores de mama, aunque sigue siendo difícil. “Aún hay muchas cortapisas en la investigación médica de estos compuestos”, asegura.
En su libro el catedrático confiesa que, a preguntas de un asistente a una de sus charlas, reconoció que nunca se ha fumado un porro. “¿Cómo puede investigar sobre el cannabis si ni siquiera lo ha probado?”, le espetaron. Ramos se revolvió preguntando si los investigadores del VIH debían también seguir esa norma.
Varios grupos de investigación exploran nuevos usos de compuestos del cannabis contra el cáncer, la epilepsia y otras dolencias
Miles de años después de las primeras referencias históricas del consumo de marihuana, el potencial médico del cannabis sigue estando por explotar. Se debe a la falta de conocimiento básico. Hace solo 25 años que se descubrió el sistema endocannabinoide, una extensa red de comunicación entre neuronas y otras células del sistema nervioso central y otros órganos cuyo funcionamiento es modulado por los principales compuestos activos del cannabis. El propio organismo genera variantes endógenas de esas sustancias para regular funciones cerebrales fundamentales como la conducta, la memoria y el dolor. Ahora, el reto es convertir los cannabinoides en fármacos más efectivos contra un rango cada vez más amplio de dolencias, desde los tumores más agresivos a la epilepsia.
“Por una lado tenemos una sustancia que se ha consumido durante siglos, pero cuyos efectos se han probado en muy pocos estudios clínicos con pacientes”, explica Manuel Guzmán, que dirige un grupo de investigación sobre cannabinoides en la Universidad Complutense de Madrid. Por otro, dice, cada vez se tiene más conocimiento básico de sus efectos gracias a los estudios con animales y células humanas.
En uno de esos estudios, Guzmán y otros autores demostraron que los cannabinoides como el THC, el principal responsable de los efectos psicoactivos de la marihuana, reduce el crecimiento de los glioblastomas, un tumor de cerebro muy agresivo y difícil de tratar. “Hay muy buenas evidencias de que el cannabis puede eliminar el cáncer en células humanas y ratones, pero las pruebas sólidas de que lo hace en personas son aún muy pocas”, reconoce.
Sativex, un fármaco que contiene los dos principales compuestos del cannabis, para pacientes cuyos tumores han resurgido tras la cirugía
Su equipo colabora en un ensayo clínico que está probando en Reino Unido la eficacia de Sativex, un fármaco que contiene los dos principales compuestos del cannabis (THC y cannabidiol, o CBD), para pacientes cuyos tumores han resurgido tras la cirugía. El fármaco se administra junto a la quimioterapia convencional. “En unos meses”, explica Guzmán, su equipo espera comenzar el primer ensayo clínico en España para probar la efectividad conjunta como tratamiento de primera línea en pacientes con glioblastoma.
Según Guzmán, que preside la Sociedad Española de Investigación sobre Cannabinoides, “estamos viviendo un boom” en la investigación en usos novedosos de los cannabinoides. Han sido impulsados en parte por experiencias personales de pacientes o familiares con el uso de marihuana para aliviar sus síntomas. La aplicación más llamativa es el CBD para reducir el número de ataques epilépticos en niños con síndrome de Dravet. Su efectividad ya se está probando en ensayos clínicos. En sus orígenes, los tratamientos ya aprobados de estos compuestos contra los espasmos de la esclerosis múltiple o el dolor y las náuseas en el cáncer también tuvieron su origen en evidencias “anecdóticas” registradas en enfermos que usaban marihuana.
“Los receptores de THC son de los más abundantes en el cerebro, más que los de dopamina o serotonina, por eso tienen un gran potencial para conseguir nuevos fármacos”, explica Rafael Maldonado, investigador del laboratorio de neurofarmacología de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona. Una de las barreras para transformar la marihuana en medicamento son sus efectos psicoactivos. Su equipo ha conseguido por primera vez disociar los efectos terapéuticos del THC de los alucinógenos. El objetivo de esta investigación, realizada en ratones y recién publicada en PLoS Biology, es buscar fármacos contra el dolor que no provoquen pérdida de memoria o alteraciones en la conducta.
Los cannabinoides pueden ser un buen aliado en la guerra contra el alzhéimer o el párkinson, las “enfermedades típicas del siglo XXI”
El trabajo describe un péptido (una proteína de pequeño tamaño) que, administrado a los roedores, bloquea gran parte de los efectos “indeseables” de la marihuana conservando sus otras funciones analgésicas. “Por ahora, todo hace pensar que ese mismo compuesto sería inocuo en humanos”, señala. Su equipo forma parte del consorcio europeo Neuropain, dotado con seis millones de euros en parte para buscar nuevas aplicaciones de los cannabinoides contra el dolor neuropático, que surge tras la alteración de nervios por el cáncer u otras patologías y que no responden bien a los analgésicos. El referente más común, explica Maldonado, son los casos en los que un miembro amputado sigue doliendo.
La marihuana sigue siendo un pozo sin fondo para la investigación biomédica, tanto que muchos científicos ya ni piensan en ella. Se cree que hay entre 60 y 90 cannabinoides, muchos de ellos aún sin explorar y que deberían ser incluidos en “quimiotecas” para su estudio. “Hemos sobrepasado a la marihuana, hoy el campo de investigación es infinitamente más amplio y debería dejar de ser vinculado con esta”, explica Javier Fernández-Ruiz, catedrático de bioquímica de la Universidad Complutense de Madrid y miembro del Centro de Investigación Biomédica en Red de Enfermedades Neurodegenerativas.
Los cannabinoides pueden ser un buen aliado en la guerra contra el alzhéimer o el párkinson, las “enfermedades típicas del siglo XXI” debido a la longevidad cada vez mayor de la población, explica Fernández-Ruiz. El paso del tiempo hace que el cerebro pierda neuronas y que gran parte no se repongan. Esto se debe a múltiples factores como la oxidación o la falta de riego vascular. “Los cannabinoides parecen ser capaces de corregir varios de estos problemas a la vez”, explica Fernández-Ruiz. Su próximo proyecto es un estudio en perros que sufren una enfermedad parecida a la Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA) para probar el efecto del THC y el CBD.
Todos los expertos consultados piden mucha cautela ante estas líneas de investigación. “Estoy seguro que en el futuro habrá un medicamento contra tumores cerebrales basado en cannabinoides, pero los pacientes actuales no se podrán beneficiar de ellos”, advierte Fernández-Ruiz.
El único fármaco basado en compuestos de la marihuana aprobado en España es el Sativex contra la espasticidad (contracción permanente de ciertos músculos) en pacientes de esclerosis múltiple, explica Javier Fernández-Ruiz, ex-presidente de la Sociedad Española de Investigación sobre Cannabinoides. El fármaco lo elabora GW Pharmaceuticals, una compañía británica que abandera el uso farmacológico de estos compuestos. El fármaco, un spray bucal, también puede ser usado como tratamiento compasivo contra el dolor y las náuseas asociados a la quimioterapia.
Para ello el médico debe pedir un permiso a la Agencia Española del Medicamento. “Con mucha frecuencia los pacientes nos preguntan por esto”, ya que “es algo que se puede hacer y a veces los oncólogos no lo saben”, explica Fernández-Ruiz. El Sativex es “muy similar” al aceite de cannabis “casero”, explica Manuel Guzmán. El problema de usar esta segunda sustancia en investigación es que cada planta tiene una composición de THC o CBD diferente y por tanto es difícil o imposible de usar en estudios científicos. El medicamento, en cambio, tiene un grado de pureza estandarizado y siempre lleva la misma proporción entre THC y CBD, entre otras características que permiten su uso farmacológico. Este experto opina que estos dos compuestos van a monopolizar la búsqueda de nuevos tratamientos en el corto plazo. “Espero que en cinco años haya nuevas aplicaciones para ellos, más adelante, es posible que se le sumen otros compuestos”, explica.
Legalizar la marihuana medicinal no aumenta el uso en adolescentes, según un estudio con más de un millón de estadounidenses
Legalizar el uso medicinal de la marihuana no se traduce en el tan temido aumento de consumo entre adolescentes. Esta es una de las conclusiones de un extenso trabajo que ha analizado datos de 1,1 millones de chavales estadounidenses recabados durante 24 años publicado en The Lancet Psychiatry y que trata de arrojar luz al controvertido debate sobre las consecuencias de la autorización del consumo de cannabis.
Uno de los principales argumentos que sostienen los detractores del uso terapéutico es que las leyes que lo amparan incitan al abuso entre los jóvenes. La regulación -aunque sea parcial-, señalan, contribuye a que decaiga la percepción de los potenciales daños de su uso. Ello incrementa el consumo, y la probabilidad de que más adolescentes acaben convirtiéndose en personas dependientes de esta u otras sustancias. A ello añaden otro aspecto: el efecto de la marihuana entre los chavales es especialmente peligroso dado que su cerebro está aún en desarrollo (lo que no deja de ser cierto).
La tesis de partida, sin embargo, no se sostiene. Y eso que este prejuicio era el que tenía asumido Deborah Hasin, de la Universidad de Columbia, la responsable de la investigación, lo que quizás añada aún más valor a los hallazgos que describe. “Los resultados del trabajo son espectaculares, muy interesantes”, comenta Joan Carles March, director de la Escuela Anzaluza de Salud Pública e impulsor del único programa de dispensación terapéutica de heroína que funciona en España desde el hospital Virgen de las Nieves de Granada.
De los 50 estados de EE UU, 23 -a los que se añade el Distrito de Columbia-, han dado el paso desde 1996 de aprobar la administración de marihuana bajo supervisión del médico para tratar a pacientes que reciben cuidados paliativos, pero también combatir los efectos de la quimioterapia o síntomas de enfermedades como la esclerosis múltiple. Entre ellos se encuentran California, Nevada, Arizona, Oregón, Colorado, Washington, Illinois, Nueva Jersey, Nueva York, Hew Hampshire, Connecticut o Delaware. En España, en 2010 las autoridades sanitarias autorizaron el uso de Sativex, un compuesto con extractos de cannabis para tratar la rigidez muscular de la esclerosis.
Los autores del artículo acudieron a una gran base de datos de la Universidad de Michigan denominada Monitoring the Future que, a través de encuestas, evalúa distintos hábitos de la juventud estadounidense, entre ellos, el consumo de drogas. Analizaron las respuestas de 1.098.270 estudiantes de tres grupos de edad (13-14, 15-16 y 17-18 años) entre 1991 y 2014. Unos de estados prohibicionistas y otros bajo administraciones federales que han permitido el uso médico.
En el momento del estudio, 21 estados contaban con normativa que permitía el uso medicinal. Al comparar el consumo antes y después de la aplicación de la norma, la prevalencia global en los chavales (en todas las edades) apenas se alteró significativamente: era del 16,25% y, tras la regulación, del 15,45%. Pero la mayor sorpresa fue lo que el artículo describe como una “inesperada aunque robusta” caída en el consumo de cannabis en el grupo de edad más joven (el hábito se redujo del 8,1% al 6%). Los investigadores sugieren que estos chavales serían más influenciables que los mayores y que el cambio legislativo provoca que dejen de ver la marihuana tanto como un elemento asociado al ocio para considerarlo más cercano a una medicina.
“Tiene efectos preventivos para el resto de la sociedad, como muestra el artículo al contribuir a que descienda el consumo de cannabis”
“Nuestros hallazgos aportan la evidencia más sólida alcanzada hasta el momento de que el uso de marihuana por parte de adolescentes no se incrementa después de que se legalice su uso médico”, destaca la profesora de epidemiología Deborah Hasin. El trabajo aporta otro dato: allí donde se han aprobado leyes, hay un mayor consumo entre adolescentes (tampoco demasiado más: 15,8% por 13,2%). Rebatida la relación causa-efecto, los investigadores sugieren que esta circunstancia se daba ya antes de que se aprobaran las leyes, por lo que apunta a otras causas para explicarla, como una mayor facilidad de acceso a la marihuana, aunque advierte de la conveniencia de profundizar en ellas.
Joan Carles March destaca la fiabilidad metodológica del estudio. Y subraya sus conclusiones: “Este artículo nos ayuda a romper el esquema de que las drogas son siempre malas y están únicamente relacionadas con riesgos para la salud: no solo también tienen usos terapéuticos para sus usuarios, sino incluso efectos preventivos para el resto de la sociedad, como muestra el artículo al contribuir a que descienda el consumo de cannabis”.
Los investigadores del artículo destacan que el resultado del trabajo no es aplicable a otras reformas legales que han abierto el acceso a la marihuana más allá del uso terapéutico, como las que han autorizado Colorado, Washington, Alaska y Oregón. “Sería interesante analizar la relación existente con posibles cambios en el consumo entre adolescentes, que no puede ser inferida del presente estudio”, comentan los autores.
México avanza en la legalización de la marihuana medicinal, con el apoyo unánime de todos los partidos políticos. Inicialmente el acceso al cannabis se realizará a través de farmacias habilitadas y sólo se venderá con receta médica; la ley aprobada por el Senado, con 98 votos a favor y 7 contempla que sea la Secretaría de Salud quien diseñe las políticas sobre el uso de los derivados de la ‘mota’; Enrique Peña Nieto subrayó en la sesión especial de Naciones Unidas, celebrada en abril, que México ha sido una de las naciones más comprometidas en la guerra contra las drogas; sin embargo, reconoció que esta batalla iniciada en la década de los setenta por el presidente Richard Nixon ha fracasado; “No ha logrado inhibir la producción, el tráfico ni el consumo de drogas en el mundo”; nuestro país ha acumulado en la última década más de 100.000 muertes relacionadas a la lucha contra el narcotráfico, ha pagado “un precio excesivo” por el prohibicionismo; los Elizalde batallaron durante meses para que el Gobierno aprobara el uso de jarabes elaborados, la niña Grace, pionera.
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