Este es el nuevo rostro de los conflictos post-electorales. Ya no se trata de aceptar o no los resultados de la elección, como en antaño. Ni tampoco de atajar la expresión de algún actor principal en la configuración de fuerzas. O de animar turbas de simpatizantes para marchar por las calles o en las carreteras rumbo a la Ciudad de México. Eso es prehistoria.
Para empezar, es necesario dejar en claro que este escenario no se va a terminar pronto. Ni siquiera, como muchos creen, en el momento en el que se siente en la silla de Palacio de Gobierno el contador Carlos Joaquín González. Esto va para largo.
Para más largo de lo que quisiéramos la mayoría.
Lo que estamos viendo es una fuerte pugna por controlar los resortes mismos del gobierno, y el linchamiento de todos contra todos, pero principalmente en una animosa campaña a cargo de lo que bien podría denominarse el `Quinto Poder´, o el nuevo `Cuarto Poder´, si es que concedemos que las redes sociales están presionando por suplantar el papel que tenían tradicionalmente los medios de comunicación. Pero bueno, esa es una discusión aparte, que merece un desmenuzamiento con detalle fino y sustento académico.
El gobernador saliente, Roberto Borge Angulo, salió este día al paso de versiones, rumores y especulaciones diversas sobre su presente y futuro político. Y fue en toda claridad una respuesta al posicionamiento ayer del gobernador electo, Carlos Joaquín González.
El ingrediente que vino a detonar nuevamente este enfrentamiento, fue la sorpresiva (para algunos), irrupción, del presidente Enrique Peña Nieto.
El lunes, el vocero de la PGR anunció que por órdenes del primer mandatario de la nación, promovió una `acción de inconstitucionalidad´ en contra de las medidas que tomaron los Congresos locales de Veracruz y Quintana Roo, en diversas reformas constitucionales.
Esta entrada del presidente en diferendos en ambos estados fue interpretada de diversas formas por analistas nacionales. Unos ven un traspaso de costos políticos que carga la presidencia, traducidos en el desplome de los índices de popularidad de EPN, que prefieren repartir antes que asumir en su totalidad.
Consideran que el presidente está armando su propio `paquete de inmunidad´, pues por una parte nombra un dirigente del PRI a modo, que llega blandiendo la espada `contra la corrupción´, pero que no ve para arriba sino sólo hacia las entidades pertenecientes a la federación, pero nunca al gobierno federal.
Hay quienes ven en esto una negociación entre el PAN y EPN para el 2018, donde `el hilo se rompe por lo más delgado´.
Un antecedente que puede arrojar alguna luz sobre este tema, fue aquél episodio en el que EPN nombró a un secretario de la Función Pública, también `a modo´, en la persona de Virgilio Andrade Martínez, quien al término de su `investigación´, determinó que `no hubo conflicto´ de intereses en el caso del escándalo por la `Casa Blanca´ de la Primera Dama del país, Angélica Rivero de Peña.
Volviendo al tema, luego de ese paréntesis, hay que aclarar que los escenarios de Veracruz y Quintana Roo son distintos. Tienen matices legales y políticos diferentes. El que nos interesa aquí es el segundo.
EPN, ingrediente polisémico (con varias lecturas)
Apenas se conoció que Peña Nieto ordenó a la PGR presentar esa `acción de inconstitucionalidad´ contra el Congreso local y ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación, hubo quienes esperaban al menos un plazo concreto para escuchar lo que quiere escuchar el PAN nacional y el candidato electo, Carlos Joaquín González.
Montado en esa ola, el líder nacional panista, Ricardo Anaya Cortés, vino a Cancún para acompañar a Carlos Joaquín, “para agradecer a los quintanarroenses el voto favorable”, “a Carlos Joaquín por la confianza”, y “a la Federación (no dijo: el presidente Enrique Peña Nieto), por la `acción de inconstitucionalidad´ interpuesta”.
Sin embargo, el gobernador Roberto Borge vino este día, también a Cancún, con una evidente intención de forma y otra de fondo.
Gira de RB con `fondo y forma´
En la forma inauguró una obra de infraestructura urbana para rescatar espacios públicos y también para dar testimonio del avance de la construcción del Campus Cancún de la Universidad de Quintana Roo.
En el fondo, que es parte de esta interesante tanto como fuerte pugna política, vino a aclarar que es el gobernador hasta el 25 de septiembre de este año, como marca su mandato constitucional, y también para hacer precisiones sobre la medida que tomó EPN, su compañero de partido, en contra del Congreso local.
El mensaje fue que la `acción de inconstitucionalidad´ no representa ninguna pugna con el presidente. Dijo que su equipo jurídico está en conversaciones con el área correspondiente de la PGR, para dilucidar los detalles técnicos que hubieran que corregirse.
Incluso, dijo que las iniciativas que votó el Congreso local fueron valoradas antes por la propia titular de la PGR, Arely Gómez, con quien mantuvo una plática previa, según también informó.
En una aguda pregunta hecha por una reportera, Borge contestó con contundencia:
“Soy un gobernador que trabaja incansablemente… no soy un delincuente”.
Y pidió al gobernador electo que espere al 26 de septiembre. “Respetaremos la investidura del gobernador”.
Ha sido complicado para los abogados locales dar una interpretación jurídica del trámite que cursará esta medida del presidente para con los Congresos locales. Yerran en términos, plazos y eventuales adelantos de sentencias.
Sin embargo, lo que sí se puede colegir desde este momento, es que este conflicto es un resultado del ánimo de los propios actores políticos principales, de sus colaboradores más cercanos y desde luego de los simpatizantes respectivos que ya tienen voz a través de las redes sociales, donde no están muy bien informados, pero donde todos son jueces implacables de la corrupción y adalides de la democracia.
El diferendo, si se entiende que Carlos Joaquín tiene como tarea número uno en su jerarquía de ofertas el de someter la administración actual a una investigación profunda, y por otra parte ya se ve que Roberto Borge está con la actitud de contestar puntualmente a cada señalamiento en el mismo lugar donde se hace, pues no hay manera de adelantar un desenlace a la confrontación.
Más aún. Ni siquiera es necesario recordar que el gobernador electo no contará con prácticamente la mitad del estado, pues Cancún, Isla Mujeres y Puerto Morelos, en la zona norte, serán gobernados por el PRI y por el Verde. Y en el Congreso no contará con una mayoría absoluta.
En esta inédita batalla política del estado, como en cualquiera otra confrontación, el que suma resta para el otro bando. Eso es política. Y visceversa.
El pastel es desde luego el poder y su acompañamiento principal: la opinión pública.
Es una nueva forma de conflicto post-electoral que no se ve para cuándo pueda terminar. No se entiende si el papel del presidente fue como parte del conflicto o como árbitro. Aunque se debería entender que el mediador tiene que ser el máximo tribunal del país.
Señales de las últimas horas
1.- Julián Ricalde, quien recientemente escribió una amplia carta (en Facebook), con consejos y recomendaciones para el gobernador electo, no estuvo presente en la conferencia de prensa de Anaya y Carlos Joaquín. Tampoco su hermana, Alicia.
2.- Carlos Joaquín dijo: “… el PAN será parte importante del gobierno”
3.- Sí estuvo presente en la conferencia de prensa Patricia Sánchez Carrillo, quien fuera la principal opositora a Carlos Joaquín en sus aspiraciones para ser presidente municipal por el PRI en Solidaridad.
4.- La conferencia de prensa donde Anaya agradeció el favor del voto quintanarroense, fue en Cancún, a donde Carlos Joaquín perdió la elección. Reporteros y reporteras de Chetumal viajaron a esta ciudad para participar en la conferencia de prensa.
5.- No acudieron perredistas a esa conferencia, aunque fueron parte de la alianza UNE.
