La confianza de los inversionistas en Quintana Roo se refleja en la creación de nuevos empleos y en el avance en la llegada de miles de turistas más. Las nuevas reglas del juego están funcionando y se refleja en la legada de nuevas inversiones productivas.
¿Cuáles son estas nuevas reglas del juego? Entre otras que ahora ya la corrupción se combate a fondo de arriba para abajo. No se extorsiona a los inversionistas. No se les pido “mordidas” para las autorizaciones estatales, sobre todo en materia ambiental. Al contrario, hay facilidades y hay transparencia. Hay impulso a la inversión productiva.
Hay cambios positivos substanciales en Quintana Roo y eso lo perciben los inversionistas tanto nacionales como extranjeros. El cambio se percibe aunque todavía es largo el camino y falta mucho por hacer. Pero el camino es el correcto, y es el que conduce a aminorar las desigualdades y a propiciar un desarrollo mas equitativo tanto social como regionalmente.
Uno de los compromisos de Carlos Joaquín se está cumpliendo a cabalidad: darle dinamismo a la economía estatal, mediante la creación de fuentes de empleo y la diversificación económica en todo el territorio quintanarroense.
De acuerdo con el Instituto Mexicano del Seguro Social, durante la actual administración estatal se han creado 32 mil 800 empleos, cifra que haba por si sola.
Asur, la empresa que tiene la concesión del aeropuerto internacional de Cancún informó que ha aumentado el número viajeros que llegan a esta ciudad. Esta situación no se refleja en el aumento de la ocupación hotelera por una sencilla razón: han entrado en operación más cuartos de hotel.
Pero si Quintana Roo sigue siendo líder a nivel nacional en la generación de empleos, en materia turística está a la vanguardia no sólo en el Caribe sino también en América Latina. Pero la competencia es dura y no se debe bajar la guardia.
¿FUEGO AMIGO?
Lo afirman personas enteradas, con vínculos al interior del gobierno, y analistas serios: al interior del equipo del gobernador hay patadas bajo la mesa. Hay, cuando menos dos grupos enfrentados, que si bien no se dan de cachetadas ni de golpes, se pelean con algo más letal: con puñaladas traperas, con calumnias en las redes, con golpeteo a los amigos cercanos del gobernador y a sus aliados reales o potenciales.
Este enfrentamiento ha dado lugar a lo que se llama “fuego amigo”. Les provoca urticaria la palabra reconciliación. Y quisieran un enfrentamiento sin fin, aunque la sociedad pague el precio.