Óscar González
Café Negro
¿De a dos o de a cinco?
Corrió la especie de que la reforma política de Quintana Roo que se delibera en el congreso establecería un “mini-periodo” de dos años para que la ¿lección de gobernador se empate con la de presidente, que será en 2018. Dado que el PRI es mayoría, resulta obvio que como ninguna reforma puede ser aprobada sin sus votos, lo que se estaría planteando es que el Tricolor quiere que la próxima sea una mini-gubernatura.
Hagamos a un lado por el momento las consideraciones sobre el impacto de una decisión tan extrema en la vida del estado. Las meras condiciones políticas reales hic et nunc tornan verdaderamente imposible la idea de un mandato de dos años. Veamos.
Dos cositas, pero muy valiosas, tiene el PRI de cara a la elección de gobernador del año que viene: mayoría en el congreso y una enorme ventaja electoral que difícilmente cambiará de aquí al próximo 3 de julio. Dure lo que dure su mandato, el próximo gobernador emanará del PRI. ¿Pero quién puede asegurar que la preponderancia electoral del PRI siga incólume para 2018? Los fenómenos electorales que cambian panoramas y trastocan equilibrios suelen surgir como de la nada, cual hongos en la sierra mazateca.
La decisión para los diputados priistas de la XIV Legislatura –suponiendo que sean ellos la que la tomen– es para cuántos años quieren amarrar un gobierno priista: ¿para dos o para cinco? ¿Qué tal si se van por dos y ya para el sexenio completo que se dirimirá en 2018 debajo de alguna piedra les salta una liebre?
Ni siquiera se requiere de un paladín populista estilo Chacho o Greg para que la elección local concomitante con la presidencial sea considerada de alto riesgo. No olvidemos que Andrés Manuel López Obrador suele ganar en Quintana Roo y para entonces estará en la contienda. El solo efecto que pudiera provocar la efervescencia de Morena desde ya puede ir preocupándoles los priistas.
No seamos inocentes: la principal preocupación de los diputados no son los dos años perdidos en la esclerosis gubernamental y la parálisis económica que implicaría un mini-periodo. La verdad no vemos a los priistas poniendo en riesgo su permanencia en el poder por una abigarrada aventura legislativa.
Están preguntando a los diputados priistas: ¿De cuánto quieren su nieve? ¿De a dos o de a cinco?