Durante la presentación del proyecto Iluminando Cancún el secretario administrativo de la Universidad del Caribe, Pedro Moncada, habló de “atención”, que sonó a “justicia”, en favor de unas 4 mil personas, entre estudiantes, docentes, administrativos y colaboradores, así como de unos 3 mil habitantes más de esa “orilla de la ciudad”, como la calificó.
El catedrático puso el dedo en la llaga, porque fueron varias administraciones que desoyeron las demandas de todos ellos por mejorar el entorno de la Universidad, pero sobre todo de las colonias aledañas, como Corales, que históricamente ha exhibido índices delincuenciales por falta de luz.
Las ventajas económicas del llamado “Kóokay Yaakun” son claras, empezando por el ahorro y el no endeudamiento. Pero más allá de resultar conveniente en ese ámbito, y en otros como el medioambiental, conlleva un impacto sociocultural no siempre percibido en las acciones gubernamentales, hasta que pasan los años.
Y no sólo tienen que ver con que la luz cohíba o ahuyente a quienes pretenden cometer delitos, sino con las familias del sector, que pueden ahorrar en la energía eléctrica de sus hogares o gozar unas horas más al aire libre durante las actividades de esparcimiento y recreación. En la mayoría de los casos, los niños son los beneficiados.
Porque debe enfatizarse que es para toda la ciudad (lo de la región 78 es apenas el inicio), lo cual redituará en diversos sentidos. “Cancún se pone como ejemplo no solamente a nivel nacional. En el país, hoy no hay un municipio con un proyecto tan ambicioso”, subrayó en su presentación el director general de Optima Energía, Enrique Gómez Junco.
Algunos de los presentes hablaron de “merecer”. Esas supermanzanas del rincón merecen convertirse en la punta de lanza de un plan con tales características; y Cancún, como ciudad referente en el ramo turístico, evidentemente merece, y también necesita, un ambiente mejor.
No es la solución definitiva a los lastres, pero sí un parteaguas, como ponderó Estrada Barba en su alocución. En otros gobiernos fueron la pavimentación con “dragones” o los balnearios con banderas azules. Este pone la luz