Su intensa actividad fuera del estado, se enmarca al tejido de relaciones para participar en la gran decisión de 2018… poner presidente; Rafael Moreno Valle, el consentido, aunque no se cierra otras puertas; * Emiliano entendió que debía dejar la dirigencia del PRD; Martínez Arcila, más lento o distraído pujando por la Uqroo, que avaló su título; * Carlos Mario, cachorro del priísmo caciquil, si capta y le enmienda la plana a Arcila
CANCÚN, Q. Roo.- Carlos Joaquín González llegó a la gubernatura en una coyuntura por demás complicada. Sin recursos suficientes para cerrar el año fiscal y cumplir, al menos en lo mínimo, con las enormes expectativas ciudadanas captadas en campaña. Por tanto, encomendó a su `equipo´ (por llamarle de alguna manera), la construcción del andamiaje administrativo y legal para operar la inercia burocrática en estos últimos meses de 2016, pero con la intención de tener esa estructura lista para arrancar en mejores condiciones el inminente año venidero.
Y en eso están. Por eso las señales que envía el nuevo gobierno, o la lectura que es posible hacer desde fuera –quizás por la ausencia de una operación dirigida de su comunicación–, da la impresión de que está `encapsulado´, resolviendo aún el ajuste de su llegada al gobierno del estado. Y sin mucho tino.
Urdiendo nuevos impuestos y una estrategia recaudatoria, antes que presentar un proyecto con soluciones más amables, o menos agresivas. Puede no ser completamente cierto, pues se sabe que sí hay demasiado trabajo interno de ajustes, pero ese no se ve ni se presume.
Sin embargo, también es evidente que dedica especial atención a un tema que también está en sus prioridades y que es la de armar relaciones políticas en el escenario nacional, para participar en la gran decisión de 2018, y que es `poner presidente´.
Su condición de político sin partido, pero con un encargo de primer nivel, le permite darse el lujo de manejarse con cautela. No tiene por qué tomar partido por nadie. Incluso, tiene tanta comodidad en su margen de maniobra que puede hacer a un lado a los partidos tradicionales, tan desgastados en el ánimo ciudadano y más con sus guerras intestinas, por si acaso surgiera una opción alternativa, ciudadana o de una alianza sin precedentes.
Con el PRI ni se ocupa de tender puentes. Finalmente, quien resulte candidato tendría escasas posibilidades de suceder a Peña Nieto. Y en el otro extremo, tampoco se ha abierto puertas con el seguro aspirante por Morena, Andrés Manuel López Obrador, a quien de plano ya no le apuesta (aunque se sabe que tiene oportunidades), luego de haberle arrebatado a sus diputados locales para tener mayoría en el Congreso local.
Así es. Carlos Joaquín también está ocupado en la política nacional, que puede ser más entretenida y gratificante que la del patio, donde hay numerosos problemas, presiones de aliados y adversarios, falta de recursos económicos y una estructura de gobierno que no le sienta cómoda, como se ve.
Mientras aquí sus aliados, ya como funcionarios, se regodean y disfrutan de pasar la hoz y la guadaña contra todo lo que les huela a, lo que denominan, `borgismo-felixismo´, el gobernador no desaprovecha los viajes fuera de Quintana Roo para construir esas alianzas en el tinglado nacional, con la mira firme en tener un presidente más afín que el actual, para llevarla mejor otros cuatro años.
Y con la comodidad de ver los momios en la medida que avancen los procesos internos, sin apresurarse a tomar una decisión, para no equivocarse.
En cada encuentro con algún personaje político del plano nacional, que son bastante frecuentes, una de las primeras decisiones que toma el gobernador ciudadano de Quintana Roo, es elegir el color de la corbata. Incluso, si la usará o no.
Cuando se entrevistó por primera vez con el presidente, Enrique Peña Nieto, ya como gobernador electo, eligió una de color violeta. Uno que no se identifica con ningún partido político nacional. El mismo color que utilizó durante la campaña y con la intención de no identificarse con PAN y PRD, los partidos que lo postularon en la alianza UNE.
La razón es clara: Carlos Joaquín está sumando relaciones con todos los políticos del plano nacional que tendrán, de alguna forma, parte en el proceso de selección de candidato presidencial. Su estrategia es no `casarse´ con ninguno en particular, sino tener una veladora prendida con todos.
Incluso, con aquellos que pudieran estar en un plano de inconformidad con las dirigencias nacionales de sus partidos, porque la oleada ciudadana también manda señales de que los esquemas tradicionales y los logotipos, están en franca decadencia.
Hay una teoría llamada “El Cuarto Polo”, promovida por el veracruzano, Dante Delgado, y que apunta a generar un bloque de fuerzas aparentemente pequeñas, pero que juntas podrían convertirse en el `fiel de la balanza´ a la hora de inclinarse por algún puntero. Incluso, en el escenario de un `independiente´, como Jaime Rodríguez, `El Bronco´, también amigo de Carlos Joaquín.
En todo caso, habría que destacar el caso de Rafael Moreno Valle, a quien atendió de forma especial durante el tiempo en que se mantuvo como subsecretario de Turismo en el gabinete peñanietista. Le dedicó especial atención a Puebla, a sumar `Pueblos Mágicos´. Junto con el Estado de México, esta entidad que ahora tiene especial presencia en Quintana Roo, sumó más nominaciones de `Pueblo Mágico´, para colocarse junto con el Estado de México como los estados primeros estados en ese renglón turístico.
En ese periodo, Atlixco y Hauchinango se convirtieron en `Pueblos Mágicos´; éste último municipio cuna del actual secretario de Finanzas y Planeación, Juan Melquiades Vergara Fernández, quien con toda seguridad conserva su credencial de elector con dirección poblana, puesto que estuvo en la pelea por la candidatura a la presidencia municipal de esa localidad.
Desde entonces, a Carlos Joaquín se la vuelto a ver con Rafael Moreno Valle en forma especial, como ocurrió en la dedicatoria a Puebla del Festival de Vida y Muerte de Xcaret. Fue en esas fechas cuando la fotografía del gobernador poblano inundó con espectaculares la vía Cancún-Playa del Carmen.
Y en cada encuentro, Carlos Joaquín ha tenido el cuidado de utilizar el color azul. Corbata si el clima y el tipo de evento lo exige, o en el traje o la camisa, como forma de cortesía.
Pero cuando ha estado con algún perredista, por ejemplo en el IV Informa de Gobierno de Graco Ramírez, gobernador de Morelos, llevó una corbata amarilla, fulgurante, casi de un dorado destelleante.
Es una muestra de cortesía muy al estilo del apellido Joaquín, que sabe de formas y fondos del quehacer político.
Por ejemplo, en el encuentro con los gobernadores autodenominados `Progresistas´, del PRD, decidió no uniformarse con ellos y fu el único sin utilizar corbata para las fotografías. Graco Ramírez, de Morelos; Silvano Aureoles, de Michoacán y Arturo Núñez, de Tabasco, se presentaron con una corbata del mismo color amarillo, pues se trataba de un acto partidista interno, como una forma de blqoque anti Mancera. Y allí Carlos Joaquín se sumó, pero sin el tinte de partido del encuentro. Era el único sin corbata.
Luego entonces, Carlos Joaquín sí ha estado muy ocupado con su agenda nacional, dando `libertad´ a su gabinete de que `arreglen el tiradero que se encontraron´, según las mismas palabras que utilizan los colaboradores del gobernador del cambio.
EMILIANO ENTENDIÓ EL MENSAJE
Emiliano Ramos Hernández entendió rápido las señales que le enviaron, en un lenguaje muy priísta, para dejarle en claro el malestar que generó al combatir a Jorge Aguilar Osorio que tenía `línea´, para ser el nuevo dirigente estatal del PRD. Se sabe que el `súper asesor´, Juan de la Luz, dio la instrucción de que arribara `El Topo´ a dirigir el PRD estatal, pero no cuidó las formas legales que abrieron la puerta a la inconformidad del presidente de la Comisión de Presupuesto y Cuenta del Congreso local.
Empero, a final de cuentas Emiliano Ramos tradujo el mensaje que lo señalaba como un factor de inestabilidad de la gobernabilidad, y prefirió echarse para atrás. Y hay que reconocer que lo hizo de forma elegante y con argumentos.
EDUARDO MARTÍNEZ ARCILA, MÁS LENTO O DISTRAÍDO
Quizás porque no entiende mucho de política siendo ya autoridad, y menos del `lenguaje priísta´ que aún maneja su jefe, o porque ha dedicado su tiempo en hacer grilla para sondear cómo impulsaría la autonomía de la Universidad de Quintana Roo (la que avaló su título con mucho trabajo, pues estuvo a punto de ver invalidados sus estudios en una universidad pequeña, que aunque afiliada a la Uqroo, no cumplía con una auditoría académica), pero el punto es que el presidente de la Gran Comisión, salió a cometer el error de contravenir las claras señales que dio el gobernador en torno a la permanencia del fiscal general del estado, Carlos Arturo Álvarez Escalera.
El tema de la seguridad, sobre todo en la zona norte del estado, es una `papa caliente´, que no permite el abrir un espacio para generar un vacío para discutir ese cambio, porque además está claro que las denuncias y eventual procesamiento del ex gobernador, Roberto Borge Angulo, está siendo depositado en el ámbito federal.
Carlos Mario Villanueva Madrid, cachorro del priísmo más clásico vía el cacicazgo que aprendió en casa, tuvo que salir a enmendarle la plana a Eduardo Martínez Arcila.
Como presidente de la Comisión de Justicia, salió a declarar con evidente línea, que se debe dar el beneficio de la duda al fiscal, `esperando a ver los resultados de su trabajo´, tal y como lo declaró el gobernador.
PREOCUPADOS POR UBER, Y AMENAZANTES
En sus redes sociales, los dirigentes del sindicato de taxistas de Cancún, han expresado sus dudas de la iniciativa del gobierno del estado, de someter a una serie de `foros´ ciudadanos la eventual aprobación de la plataforma Uber.
Alvaro Rosado Ortiz, uno de los más aguerridos combatientes de esa empresa extranjera, está advirtiendo diariamente en sus cuentas de Facebook que: “No vamos a permitir que nos den atole con el dedo… agradecemos que el gobierno nos ayude a detener a los Uber´s a través de Sintra, pero no vamos a permitir que nos engañen…”
En febrero entrante, cuando se inicie el nuevo periodo de sesiones del Congreso, el Ejecutivo enviará una iniciativa de reformas a la Ley de Transporte, que incluye unh profundo cambio en las relaciones que tienen con los sindicatos y en la forma de asignación de las placas de taxi. De allí el temor de los patrones concesionarios, que no quieren que nada cambie.
