EL BESTIARIO
Kim Jong-un, amante de videojuegos y Mickey Mouse, ha ejecutado con un cañón antiaéreo a su ministro de Defensa, confunde consola y realidad en las ‘purgas’ de Corea del Norte, su peluquero sigue vivo
El Servicio Nacional de Inteligencia de Corea del Sur, que sigue al milímetro los movimientos de su vecino norteño, informó este miércoles de una nueva purga de un alto cargo del régimen de Kim Jong-un. Se trata en esta ocasión del ministro de Defensa y número dos de las fuerzas armadas del país, Hyon Yong-chol, que habría sido ejecutado por no cumplir las órdenes de Kim y ser “irrespetuoso” al quedarse dormido durante un desfile militar. Según informó la agencia surcoreana Yonhap citando a un oficial del servicio de espionaje, Hyon habría sido ejecutado el pasado 30 de abril en Pyongyang por un pelotón de fusilamiento que usó un cañón antiaéreo. Los informes apuntan a que el alto cargo fue asesinado ante cientos de testigos.
Las informaciones sobre el círculo íntimo que rodea a Kim Jong-un y sobre las purgas en las altas esferas del régimen de Corea del Norte son casi imposibles de comprobar de manera independiente. Los medios de comunicación del hermético país no han confirmado por el momento la ejecución de Hyon y podrían no hacerlo aunque la noticia sea cierta. Por otro lado, los informes del servicio de inteligencia surcoreano, que se nutren de los contactos en el país vecino, en ocasiones aciertan -como en el caso de la ejecución por traición del tío y mentor de Kim, Jang Song-thaek, en 2013, que después confirmaron los medios norcoreanos-, pero fallaron con el supuesto asesinato de varios miembros de la orquesta Unhasu, en la que trabajó como cantante la actual esposa del líder comunista, Ri Sol-ju, que «resucitaron» un año después.
Falta de respeto del ejecutado al no cumplir las órdenes del ‘Brillante Camarada’ y quedarse dormido durante un desfile militar
Hyon Yong-chol fue nombrado ministro de Defensa en junio de 2014 y fue aupado hacia lo más alto de la cúpula militar del país por el padre del actual dictador, Kim Jong-il. Aunque se sabe muy poco de la importancia de su figura dentro del estamento militar, se le consideraba como número dos del Ejército, por detrás de Hwang Pyong-so, mano derecha de Kim. El espionaje surcoreano duda de que su purga se deba a una posible conspiración contra el liderazgo del joven dictador y apuesta por su negativa a cumplir las órdenes del líder norcoreano y la mencionada “falta de respeto” durante el desfile militar.
A finales de abril, justo cuando se habría llevado a cabo esta ejecución, el servicio de inteligencia surcoreano hizo público que hasta 15 altos cargos habrían corrido la misma suerte en lo que va de año, incluidos dos viceministros, por supuestamente cuestionar la autoridad de Kim Jong-un en varios ámbitos. Los medios norcoreanos tampoco confirmaron la información y el delegado especial para el Comité de Relaciones Culturales del régimen, el catalán Alejandro Cao de Benós, aseguró que la noticia era “totalmente falsa y creada por la inteligencia surcoreana”.
“A medida que varios funcionarios clave expresan sus quejas, Kim ha intensificado su particular reino del terror con estas purgas por negligencias en los procedimientos”, aseguró el oficial del servicio de espionaje. “Entre los oficiales de alto rango de Corea del Norte cada vez hay más dudas sobre el liderazgo de Kim”, señaló.
El servicio de espionaje de Seúl asegura que desde que llegó al poder, hace tres años, ha ordenado la muerte de 70 altos cargos de su gobierno
La aparente ejecución del ministro de Defensa norcoreano, Hyon Yong Chol, es la última en una lista que ya empieza a ser larga. Según los servicios de inteligencia surcoreanos, para afirmarse en el poder, Kim Jong-un, el líder del vecino del norte, ha ordenado la muerte de cerca de 70 altos funcionarios en los poco más de tres años que lleva al frente de su país: 17 en 2012, 10 en 2013 y 41 en 2014. A finales de abril, la cifra para lo que va de año ya llegaba a los 15.
El caso más sonado ha sido el de su tío Jang Song Thaek, otrora vicepresidente de la Comisión Militar Central y número dos del régimen, purgado y ejecutado en 2013 junto con un grupo de funcionarios que le eran leales. Las acusaciones contra él le tachaban de culpable de “faccionalismo” y de “delitos para perjudicar la economía”. Aparentemente, Jang era partidario de una transición económica que siguiera el modelo chino.
El puesto de jefe militar es quizá uno de los más peligrosos en el régimen norcoreano. Desde su llegada al poder como el heredero de su padre, Kim Jong Il, y de su abuelo, Kim Il Sung, el joven Kim ha relevado en cuatro ocasiones a su jefe de Estado Mayor. En el caso de Hyon Yong Chol, se trataba de un funcionario poco conocido, que resultó ascendido de modo simultáneo con el nombramiento de Kim como líder supremo del país tras los funerales por Kim Jong Il el 28 de diciembre de 2011. Según los servicios secretos, fue ejecutado de un cañonazo al poco de regresar de Moscú el mes pasado, por incumplir órdenes y por “quedarse dormido” en un evento al que asistía Kim Jong-un. Siempre según los servicios secretos surcoreanos -en el opaco régimen de Pyongyang es imposible verificar estas informaciones-, en la purga que se lo ha llevado a él ha caído también el arquitecto del sistema de nuevas infraestructuras norcoreanas, Ma Won Chun, antiguo responsable de los gastos del régimen como director del departamento de Finanzas del Partido de los Trabajadores.
Kim podría estar consolidando su base de poder y eliminando a gente que no ha demostrado su lealtad de modo suficiente
Según lo filtrado por los servicios secretos, entre los ejecutados este año se encuentran un alto cargo del departamento de Bosques, que criticó la política forestal del país, y un vicepresidente de la comisión de Planificación Estatal. Su delito, aparentemente, había sido oponerse a que se alterara el diseño de un proyecto de construcción de un edificio oficial dedicado a la ciencia y la tecnología para darle forma de flor y no redonda, como estaba previsto inicialmente.
Las purgas también han alcanzado al mundo de la cultura. Cuatro miembros de la Orquesta Unhasu, la más selecta del régimen, cayeron en desgracia y fueron ejecutados en marzo, incluido su director general, debido a un “escándalo”. El catedrático de la universidad surcoreana de Kookmin y experto en Corea del Norte Andrei Lankov ha opinado, no obstante, que las purgas no revelan necesariamente problemas de inestabilidad en el régimen de Pyongyang. “Lo que se asume normalmente es que es malo para la estabilidad, pero no estoy tan seguro”, declaró a la agencia Reuters. A su juicio, Kim podría estar consolidando su base de poder y eliminando a gente que no ha demostrado su lealtad de modo suficiente.
Obsesionado con su tupé, ahora más tieso y alto que nunca, ha adquirido una llamativa forma trapezoidal, las cejas, reducidas al mínimo
Las cejas reducidas al mínimo y el tupé elevado al máximo. Es el nuevo look con el que ha sorprendido el líder norcoreano, Kim Jong-un, estas últimas semanas. El rapado al cero sobre las orejas que ya es marca de la casa está ahora aún más marcado, y el tupé que en alguna ocasión dejó ondear libremente no solo se muestra más tieso y alto que nunca sino que ha adquirido una llamativa forma trapezoidal.
Kim eligió una reunión del Politburó del Comité Central del Partido Comunista para exhibir su nueva imagen. Luciendo también gafas -algo que suele hacer en las comparecencias solemnes para proyectar dignidad- el líder norcoreano mostraba un notable parecido a su padre, Kim Jong Il, en sus tiempos jóvenes. Precisamente, su nuevo corte de pelo se estrenaba solo tres días después de conmemorar solemnemente el 73º aniversario del nacimiento de su progenitor. Entonces, Kim lanzó un llamamiento a los norcoreanos a emular al Querido Líder.
Periódicos como el hongkonés South China Morning Post ya habían especulado con anterioridad con el recorte gradual de las cejas del treintañero dirigente. Ya visiblemente más cortas que los párpados, tras haber ido reduciendo su tamaño en los últimos meses, su depilación podría tener como objeto el acentuar el parecido de Kim Jong-un con su abuelo Kim Il Sung, fundador del régimen norcoreano y venerado como un padre entre los ciudadanos. Imágenes de juventud de Kim Il Sung muestran que él también lució en su día un rapado al cero en ambos lados de la cara.
Catálogo de los perfectos peinados comunistas, tienen la capacidad de “proteger contra los efectos corruptos del capitalismo”
En cualquier caso, el estilo capilar no es cuestión de broma en Corea del Norte, donde el régimen interviene hasta en los peinados que recomienda a sus ciudadanos. Las mujeres pueden elegir entre 18 opciones diferentes para lucir su cabello, pero la gama considerada apropiada para los varones es mucho más limitada: solo están bien vistos diez peinados, que no pueden sobrepasar los cinco centímetros de longitud para los más jóvenes. Si el caballero luce ya canas, puede permitirse siete centímetros.
Y el régimen toma muy en serio la imagen de su líder. El año pasado, funcionarios norcoreanos exigieron la retirada del cartel de una peluquería de Londres que prometía descuentos en cortes para hombres y mostraba el peinado de Kim Jong-un como ejemplo de estilo nefasto.
El contraste es brutal. En la orilla norte del río Yalu los rascacielos de la ciudad china de Dandong dibujan una espectacular muralla que se llena de color gracias a sus innumerables luminosos de neón, y la población despliega un interesante abanico en el que ni siquiera las bajas temperaturas le restan, sobre todo a ellas, un ápice de su carácter atrevido. Sin embargo, los prismáticos ubicados en lo que queda del viejo Puente de la Amistad sirven de túnel del tiempo y acercan la homogénea realidad que se vive en la otra orilla, la que ocupa la localidad norcoreana de Sinuiju: ellas aparecen vestidas siempre con falda o con el traje tradicional coreano, y ellos caminan ataviados con pantalón de raya y sobrios abrigos de colores muertos. Sin duda, es difícil distinguir a unos de otros.
Pero no todos los norcoreanos son iguales. De hecho, esta semana se ha sabido que pueden elegir entre un buen número de peinados diferentes. Ellas, quizá porque son consideradas más coquetas o porque pueden dejarse el pelo largo, tienen 18 estilos diferentes a su alcance, aunque a las solteras se les vetan cuatro; ellos, que pueden dejar crecer el cabello hasta un máximo de cinco centímetros -siete si lucen canas-, solo pueden escoger entre diez cortes de pelo.
Todos los cortes de pelo que cuentan con la aprobación del Comandante Supremo están perfectamente documentados en dos colecciones de fotografías enmarcadas que, según el portal de noticias de Hong Kong, Ifeng, adornan las paredes de las peluquerías de Corea del Norte. El régimen las ha presentado como el catálogo de los perfectos peinados comunistas: no solo son cómodos, sino que también tienen la capacidad de “proteger contra los efectos corruptos del capitalismo”.
Todavía no ha cumplido la treintena, aparece mucho menos almidonado que su padre frente a las masas que lo adoran cual ídolo del rock
Es evidente que el joven Kim Jong-un, tercer dictador de la dinastía que inauguró su abuelo y fundador de la patria, Kim Il-sung, está demasiado ocupado con el estilismo de la población -un desertor contó a The Economist cómo había sido arrestado por llevar una visera con el logo NY- como para atender las críticas de la comunidad internacional por su programa nuclear militar. Y, al parecer, la atención que le dedica es contagiosa. Los servicios secretos de Corea del Sur no tienen otra forma de descifrar lo que sucede en el interior de la hermética hermana comunista que analizando los cambios de peinado de la principal presentadora de informativos de la cadena nacional, Ri Chun-hee, encargada de leer en antena, a voz en grito, los comunicados más importantes del país. No en vano, diferentes analistas interpretaron como una inminente llegada de reformas políticas los dos cambios de peinado que lució en una misma semana de 2011. Desafortunadamente, no acertaron, y desde entonces no ha vuelto a tocarse la cabeza.
Pero es evidente que algo sí que está cambiando en Corea del Norte. Kim Jong-un, que todavía no ha cumplido la treintena, aparece mucho menos almidonado que su padre frente a las masas que lo adoran cual ídolo del rock. De hecho, a veces va incluso con la chaqueta sin abotonar. Y su mujer, con la que contrajo matrimonio en secreto en una fecha que nadie conoce, también ha roto la ortodoxia norcoreana. Porque sigue a su marido a todas partes, viste ceñidos diseños de corte occidental, y hasta se deja fotografiar con un bolso de Chanel. Claro que ella no es una norcoreana.
Su falta experiencia militar podría ser el detonante de sus actuales bravuconadas y controlar la poderosa gerontocracia castrense
Aficionado a los videojuegos, nadie sabe muy bien hasta donde piensa llevar el joven Kim Jong-un el simulacro de guerra en que se ha embarcado. Autonombrado mariscal, máximo cargo del Ejército, el líder norcoreano combina desde su ascenso al poder, en diciembre de 2011, gestos aperturistas con una retórica belicista que pone nerviosos a sus vecinos. El tercer monarca de la única dinastía comunista de la historia nació, al parecer, el 8 de enero de 1984, pero cuando su padre, Kim Jong-il, lo designó heredero, en septiembre de 2010, se adelantó oficialmente su fecha de nacimiento a 1982. La grave apoplejía que sufrió en 2008 el llamado Querido Líder precipitó la búsqueda de un delfín, ya que el primogénito Kim Jong-nam , había quedado excluido después de que en 2001 fuese expulsado de Japón por entrar con un pasaporte falso para ir, según declaró, al Disneyworld de Tokio.
La pasión por la consola y los dibujos animados, en especial el ratón Mickey, es lo que han destacado los compañeros del estudiante norcoreano que se hacía pasar en Suiza por hijo de un diplomático y resultó ser Kim Jong-un. A su vuelta a Pyongyang, en el año 2000, estudió en la Universidad de la Academia Militar, aunque no se enroló en las filas del Ejército. Esta falta de experiencia militar podría ser el detonante, según los expertos, de sus actuales bravuconadas con las que intentaría hacerse con el mando de la poderosa gerontocracia castrense.
Conocedor de la inexperiencia de su hijo menor, el Querido Líder elevó a las más altas esferas del poder a su hermana Kim Kyong-hui, a la que ascendió a general, y a su cuñado Jang Song-taek, a quien nombró vicepresidente de la Comisión Militar Central, para que tutelaran a Kim Jong-un mientras él se reponía. Su súbita muerte, en diciembre de 2011, convirtió al tío Jang en el auténtico poder en la sombra de Corea del Norte.
Pekín, el gran aliado de este aislado país y el menos interesado en la caída del régimen que arrojaría a millones de norcoreanos a buscar un refugio en China, mostró de inmediato su apoyo al nuevo dirigente. China lleva años intentando que Pyongyang emprenda reformas que mejoren la vida de la población y faciliten la apertura del régimen, de manera que el país vuelva a la mesa de negociaciones para frenar su programa nuclear a cambio de una cuantiosa ayuda económica.
La comunicación de la agencia estatal norcoreana KCNA de que Kim Jong-un está casado con Ri Sol-ju, la joven cuya forma de vestir casi occidental ha revolucionado la monotonía de la moda del país más recluido del planeta, fue vista como un paso en la buena dirección, según Chosun.com, la principal web de asuntos norcoreanos, situada en Corea del Sur. Ri se ha atrevido a salir sin la insignia de Kim Il-sung, el fundador de la dinastía y del Estado norcoreano en 1948, que llevan todos sus conciudadanos en la solapa.
En diciembre pasado, Kim Jong-un, cuyo físico recuerda mucho a su abuelo -nombrado Presidente Eterno tras su muerte en 1994- pronunció un discurso de Año Nuevo, al igual que hacía aquel, en el que brindó una rama de olivo a sus vecinos del Sur al hacer un llamamiento a la reconciliación de todos los coreanos. El nuevo dirigente, arropado por el éxito del lanzamiento días antes de un misil de largo alcance, también destacó la necesidad de emprender reformas agrícolas e industriales. “Todas las tareas económicas para este año deben estar orientadas a impulsar un incremento radical en la producción y a estabilizar y mejorar el nivel de vida del pueblo”, dijo a su castigada población.
La decisión unánime del Consejo de Seguridad de la ONU -incluida China, lo que fue considerado como una traición- de imponer nuevas sanciones económicas a Pyongyang por el lanzamiento del misil enrabietó al régimen, que poco después realizaba su tercera prueba nuclear. Kim Jong-un ha ido desde entonces elevando el nivel de su juego bélico, que las maniobras militares de Corea del Sur y EE UU han llevado al paroxismo. Pero si ocurre un accidente o la gerontocracia le tiende una trampa, tal vez el Brillante Camarada, como le llama la prensa oficial, comprenda demasiado tarde la diferencia entre la consola y la realidad.
Al tirano cinéfilo de los dibujos animados le gustan tanto las películas como a su padre, los dictadores suelen salir muy poco de noche
Los dictadores son propensos a la cinefilia. Lenin, que detestaba la música, porque lo irritaba que le hiciera ponerse sentimental, consideraba que de todas las artes el cine podía ser la más útil para favorecer la causa del proletariado. Hitler veía casi cada noche, en una sala de cine perfectamente equipada, operetas vienesas de época y musicales americanos, y le regaló a Eva Braun una cámara para hacer películas en color que aún hoy nos hielan la sangre, con su mezcla de risueñas estampas domésticas y cataduras genocidas tomando el sol en terrazas con vistas de los Alpes. A Stalin le gustaban también los musicales americanos y las películas del Oeste, y como padecía insomnio, igual que Hitler, y disfrutaba manteniendo despiertos a sus cortesanos hasta muy tarde, podía prolongar la sesión de cine con una juerga alcohólica, en la que observaba en silencio a sus aduladores y a sus víctimas futuras como inventando para cada uno de ellos un guion siniestro cuyo desenlace no conocía nadie más que él.
El general Franco no trasnochaba ni bebía, pero su devoción por el cine era igual de vehemente, hasta el punto de escribir el guion de aquella película, ‘Raza’, que era una ensoñación patética de su propia biografía, y demostraba que el cine puede arruinarle la imaginación a cualquiera. Quizás a los dictadores les gustan tanto las películas porque tienen muy limitadas las posibilidades de salir de noche y porque están rodeados sin pausa de gente servil con la que ya no saben qué hacer. Salvo Franco, que al parecer se iba a la cama temprano después de rezar el rosario con doña Carmen en la mesa camilla, los dictadores duermen mal, tienen el sueño cambiado, se levantan muy tarde, hacen las cosas a deshoras.
De todos los sátrapas de la edad moderna, quizás el más apasionado por el cine fue Kim Jong-il, el Líder Bienamado de la República Democrática Popular de Corea del Norte, hijo y heredero de Kim Il-sung, Gran Líder y luego Líder Eterno, cuando después de su muerte y su embalsamamiento se decretó que seguiría rigiendo la República de Corea y el Partido de los Trabajadores desde la ultratumba.
Su padre era fanático de los westerns, sobre los que poseía una erudición cercana a la omnisciencia, y después de ellos de las de James Bond
A los 25 años el Bienamado Líder Camarada Kim Jong-il se hizo cargo del Ministerio de Agitación y Propaganda, cuya misión era fortalecer la conciencia revolucionaria y antiimperialista del pueblo. Impulsar la cinematografía de Corea del Norte era su tarea principal. No le faltaban méritos, desde su mismo nacimiento. Cuando Kim Jong-il salió del vientre de su madre, se apaciguó al instante una tormenta, y al abrirse las nubes apareció en el cielo un doble arco iris, así como una estrella que hasta entonces no habían divisado los astrónomos. Una golondrina había profetizado su nacimiento. Telepáticamente la noticia alcanzó a difundirse entre los guerrilleros que luchaban contra los invasores japoneses: después de abrazarse jubilosamente los unos a los otros, se lanzaron con arrojo redoblado a luchar contra el enemigo. A las ocho semanas de vida Kim Jong-il hablaba con fluidez, emitiendo consignas revolucionarias. A los tres años untó un dedo en un tintero y señaló con él las posiciones de las bases enemigas que debían ser atacadas.
A los 20 era un cinéfilo precoz, y ya no dejó de cultivar esa afición. En Pyongyang, en la Biblioteca Nacional, aparte de las obras completas de su padre, Líder Supremo Camarada Kim Il-sung, se custodiaba un estudio del lenguaje cinematográfico escrito por su hijo. En un edificio sometido a vigilancia militar permanente el Líder Bienamado guardaba su colección secreta de veinte mil películas, todas ellas prohibidas en el país, todo lo mejor o lo más llamativo que se había rodado en cualquier lengua desde los orígenes del cine. Agentes especiales las conseguían para él en Nueva York, en París, en Moscú, en Estocolmo, incluso antes de sus estrenos comerciales.
El Líder Bienamado organizaba fiestas en las que se servían exquisiteces de las cocinas del mundo y licores de primera calidad -su preferido era el coñac Henessey, del que importaba al año cajas de botellas por valor de 700.000 dólares-, pero donde la diversión principal, aparte de los servicios sexuales de chicas muy jóvenes sometidas a disciplina militar y encuadradas en una “brigada de la alegría”, era la proyección de películas, a veces dos o tres seguidas. Kim Jong-il era fanático de los westerns, sobre los que poseía una erudición cercana a la omnisciencia, y después de ellos de las películas de James Bond, en especial las interpretadas por Sean Connery, que era su actor favorito.
Pulgarasi, la historia de un Godzilla revolucionario que defiende a los campesinos de gobernadores y terratenientes en la Corea medieval
Veía aquellas películas y pensaba melancólicamente que comparado con cualquiera de ellas el cine de Corea del Norte era lamentable. Faltaban medios, desde luego, faltaban actores, pero sobre todo faltaba solvencia técnica, inspiración, ese milagro del lenguaje cinematográfico que él mismo había estudiado con tanto detalle. ¿Cómo hacer un cine que elevara la conciencia revolucionaria del pueblo y que al mismo tiempo pudiera competir con el del mundo imperialista?
La solución que encontró el Bienamado Líder en 1978 es el hilo de un libro riguroso y sin remedio extravagante que acaba de publicar Paul Fischer, A Kim Jong-il Production, una de esas historias que uno encuentra por azar curioseando en una librería y ya no puede dejar de leer, aunque tenga otras obligaciones más severas. Para mejorar la industria cinematográfica de Corea del Norte lo que hizo Kim Jong-il fue ordenar el secuestro del director más conocido en ese momento en Corea del Sur, Shin Sang-ok, y también de su esposa, Choi Eun-Hee, que era la actriz más popular y más guapa, la estrella máxima del cine surcoreano. Los secuestraron por separado.
Durante cinco años los mantuvieron escondidos y cautivos. Cuando Kim Jong-il se vio por primera vez delante de aquella mujer de belleza radiante a la que había admirado en solitario en tantas películas, alabó, con timidez rijosa, lo bien que le sentaba el pantalón muy ceñido, y le dijo de sí mismo, soltando una confusa carcajada, que era tan pequeño como la caca de un enano. Ella recordó luego que la llevaban a fiestas en lugares lujosos que parecían un cruce entre Las Vegas y Vladivostok. Su marido, Shin Sang-ok, tuvo menos suerte: pasó cinco años en campos de concentración y celdas de castigo, hasta que se le quebró la voluntad.
Kim Jong-il logró lo que deseaba: el cautivo Shin Sang-ok dirigió una superproducción norcoreana que al Bienamado Líder le pareció una obra maestra, y que probablemente es una de las peores películas que se han hecho en el mundo, Pulgarasi, la historia de un Godzilla revolucionario que se alimenta de hierro y defiende a los campesinos de gobernadores y terratenientes inicuos en la Corea medieval. Pero la alegría no le duró a Kim Jong-il: con deslealtad incomprensible, su director favorito se escapó al mundo capitalista en cuanto se le presentó la ocasión.
La cinefilia es contagiosa: confieso que he buscado Pulgarasi y la he visto entera en YouTube, imaginando a Kim Jong-il absorto en esas mismas imágenes, a altas horas de la noche, con una copa de coñac Hennesey en la mano, en el insomnio de Pyongyang…
Kim Jong-un, amante de videojuegos y Mickey Mouse, ha ejecutado con un cañón antiaéreo a su ministro de Defensa, confunde consola y realidad en las ‘purgas’ de Corea del Norte, su peluquero sigue vivo.
@SantiGurtubay
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