El viernes pasado, después de festejarse el tradicional “Hanal Pixán”, los médicos
celebraron “su día”, en Cancún, con una comida cuya anfitrionía recayó en el gobierno
estatal, al que se incorporaron autoridades municipales, diputados, líderes sociales y
obviamente trabajadores del ramo.
En realidad se conmemora cada 23 de octubre, aunque ahora fue el 3 de noviembre por
asuntos de agenda. Y que se reunieran después de “muertos” los que -irónicamente- “dan
vida”, fue un hecho curioso para ese gremio. Por lo mismo, abundaron los diagnósticos
sobre un sector que, paradójicamente, estuvo desahuciado hace poco.
En la ocasión, la secretaria de Salud del estado, Alejandra Aguirre Crespo, soltó una
retahíla de problemáticas, pero matizó: “Es importante que conozcan que pese a las
adversidades en nuestro trabajo y los retos personales y profesionales a los que nos
enfrentamos, es posible mejorar la calidad de los servicios que ofrecemos y dar la atención
que la población merece”.
¿A cuáles adversidades se refiere? A que, por ejemplo, más de un centenar de comunidades
principalmente de la Zona Maya no cuentan con un centro de salud, lo que implica un
impedimento para atender a más de 40 mil personas con programas específicos, según
cifras de la propia Sesa.
En Chetumal, los quirófanos del Hospital General requerían urgentes reparaciones, las que
apenas han podido concretarse. Y aun cuando en el Materno Infantil Morelos de la misma
capital el número de estas salas hospitalarias ya es insuficiente, los requerimientos, tanto en
equipamiento como en calidad, se amplían cada año.
Es su turno, el gobernador Carlos Joaquín citó al nuevo “Jesús Kumate” de Cancún, el cual
fue recibido con filtraciones, fallas estructurales, así como innumerables carencias para su
puesta en operación. Cabe recordar que en enero todavía no era posible el funcionamiento
al 100 por ciento. Igual se detectaron vicios ocultos en recintos del sur.
En definitiva, faltan médicos, medicamentos, infraestructura y servicios para superar
rezagos añejos en la entidad, que antes no quisieron reconocer ni menos solucionar. El
primer paso fue identificar los desafíos, y el segundo abordar desde una perspectiva global
la importancia de la medicina académica, asistencial, preventiva y curativa.
Así, podrían destacarse cuatro logros, de acuerdo con los protagonistas: hoy la cobertura y
los tiempos de espera en los programas de atención de cáncer en la mujer es 300% más
eficiente; se redujo en 60% los casos de enfermedades transmitidas por vector; se han
realizado con éxito más de 16 mil cirugías durante el año, en tanto, ya son más de 2
millones 600 mil consultas en primer y segundo nivel.
Los actores consideran que es un momento para hacer conciencia de que el progreso es una
responsabilidad compartida entre autoridades y sociedad. Porque la protección a la salud,
como derecho humano, se origina inclusive con el autocuidado.
Gozar de cabal salud en dicho servicio público es una misión vigente, pero asumida por fin.