CORRE LA VOZ
Por: Jorge Castro Noriega
Si una cosa se le puede reconocer a Mauricio Góngora, es la tremenda habilidad que tiene para esquivar los misiles en las entrevistas periodísticas. Quizá, no sabemos, en otras facetas de su vida tenga destrezas similares, pero la que hoy nos ocupa es esta.
A título personal, nos consta a partir de varias ocasiones que lo tuvimos frente a frente cuestionándolo sobre asuntos espinosos de su trayectoria política, de sus resultados administrativos o incluso hasta de su vida personal, que no es de los que elude hablar de temas incómodos y casi siempre tiene una respuesta, aunque no en todos los casos ésta sea clara y concisa. Las interpretaciones, a partir de ahí, están en la inteligencia, en la malicia o en la ignorancia de cada quien.
Los eternos agoreros del caos y la confrontación en Quintana Roo, esos que les gusta ver todo mal y se solazan con fantasiosos escenarios como el construido a partir de una simple respuesta habilidosa a una pregunta tendenciosa, no tardaron mucho en propagar una supuesta ruptura entre el recién electo precandidato del PRI y el gobernador Roberto Borge, festinando lo que para los de reducido criterio había sido un deslinde público de Góngoracon quien no sólo ha sido su mentor e impulsor político, sino que también será a partir de ahora su más sólido aliado, si es que quiere en serio ganar la elección. La cual, anticipamos, no viene fácil.
Entrevistado por Adela Micha para Grupo Imagen Multimedia,Góngora esquivó un par de obuses incisivos con ese estilo tan peculiar de contestar sin comprometerse mucho, por lo que a pregunta expresa de la periodista de que si era el candidato del gobernador, tajantemente respondió que él no podía ser candidato de nadie todavía, porque todavía no era candidato (oficialmente), sino el precandidato que su partido había determinado.
Y bastó ese juego de palabras en dos líneas para que la insidia trabajara y vertiera con matices de escándalo la versión de que Góngora se había deslindado de Borge. Que en radio nacional, el abanderado había “marcado su raya” con quien, de ganar las elecciones, habrá de entregarle la estafeta del Gobierno del estado.
Vista con malicia, la respuesta de Góngora parece que efectivamente lo desmarca del gobernador y pudo dar pie a chascarrillos, a cuchicheos, a chismes… pero hasta ahí. Vista con inteligencia, fue una hábil manera de salir bien librado del zarpazo de la entrevistadora y responder con algo que, además, es cierto:Góngora aún es precandidato y, por lo tanto, no es candidato ni deBorge, ni de Manlio, ni de Peña, ni de nadie. Y bueno, interpretada con ignorancia, ya vimos el efecto especulador que produjo la dichosa respuesta, pero que más allá del morbo momentáneo no provocó ningún daño.
En un escenario político donde cada partido o alianza van de la mano con sus abanderados buscando el mismo fin, haciendo cada quien su lucha como mejor pueden, en el PRI no va a ser de ningún modo la excepción y resulta ocioso suponer que luego del intenso proceso interno que vivieron y después de que la cúpula tricolor haya elegido finalmente a su representante, éste cometa la pifia de desmarcarse del gobernador para seguir solo por su cuenta. A menos, claro, que Góngora quisiera practicarse unharakiripreelectoral.
Podemos estar o no de acuerdo en la forma en que los partidos han manejado sus procesos internos y pueden o no gustarnos las figuras que nos imponen para escoger en la boleta el 5 de junio, pero de lo que no queda ninguna duda es que Borge y Góngorason y siguen siendo del mismo bando, son aliados y juegan juntos.
Es cierto y no es un secreto: El ex alcalde de Solidaridad nunca fue el “delfín” del gobernador, pero tampoco fue excluido ni relegado a una posición tal que le generara ingratitud y resentimiento que pudieran manifestarse con un deslinde a estas alturas. Mauricio Góngora siempre fue el “Plan B” en Quintana Roo y en el CEN del PRI, lo cual todo mundo –hasta él– lo sabía, así que nadie puede sentirse sorprendido por haber sido él el electo y no José Luis Toledo.
Lo que los maliciosos olvidan –o quizá no lo saben– es que entre el mandatario y el precandidato hay una relación estrecha que data de años atrás, cuando muy jóvenes ambos y haciendo sus “pininos” pegaban pósters y colgaban banderines siendo Félix González presidente del PRI estatal y, a la postre, el forjador político de ambos, teniéndolos a su lado cuando fue diputado federal y luego candidato a gobernador.
Ya cuando Borge se destapa para la diputación federal, es precisamente Mauricio quien se convierte en uno de sus principales operadores en la zona norte, lo que le valió, siendo el cozumeleño gobernador, ser secretario de Finanzas del Gobierno del estado y después presidente municipal de Solidaridad, su último cargo público hasta el viernes pasado en que fue electo precandidato del partido para la sucesión de su amigo Roberto Borge, quien, contrario a lo que muchos suponen, es quizá el más satisfecho con la unción de Góngora… una vez eliminada la opción de “Chanito”.
Surgido de un grupo de aspirantes que jugaron bajo las mismas reglas, aunque uno que otro se haya quejado dentro del clóset, lo cierto es que Borge y Quintana Roo ya tienen hoy a su precandidato. Que oficialmente, conste, aún no es el candidato de nadie.
Todos llegaron a la recta final y todos jugaron sus cartas ante la máxima jerarquía de su partido, pero sólo uno fue el escogido y es a quien ahora el gobernador llevará de la mano a tratar de ganar la elección. Todo lo demás, son cosas que la malicia y la ignorancia están ansiosas por ver, pero que el muro de la inteligencia se los va a impedir.
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