DESTRIPACUENTOS
Por Antonio Callejo
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Vivito y coleando, un PRI renovado con el triunfo de su candidato, se apresta a participar del gobierno, sin el estigma de esos colores; Carlos Joaquín tiene aliados en panistas y perredistas, pero amigos de confianza entre los priístas de su grupo; Los derrotados, Borge y Félix; Mientras Hendricks, doblemente `Joaquín´; Un gobernador con influencia en todos los partidos, nada nuevo; Chanito Toledo, sin prisas para seguir construyendo su proyecto.
CANCUN, Quintana Roo.- El ex gobernador Joaquín Hendricks ha sido uno de los personajes políticos de la semana, luego de su llamado urgente a la renovación del PRI en el estado, partido del cual es secretario técnico, en su máximo órgano, el Consejo Político Nacional.
Sus argumentos son verdades `de a kilo´. Ese instituto político tiene muy poco tiempo para reorganizarse y presentarse en el venidero proceso electoral. Prácticamente un año y medio, y ya tendría la necesidad de figuras robustas, creíbles y competitivas, si quiere representar algún peso en la elección sucesoria de la Presidencia de la República, y si es que también aspira a ganar alguna de las diputaciones y senadurías que estarán en juego.
Ha dicho también que el actual líder priísta en la entidad, Raymundo King de la Rosa,
Sin embargo, es `una figura desgastada´. Eso es innegable. Es la expresión más acabada de lo que significan las figuras de Félix González y Roberto Borge.
El escenario es muy complicado y es demasiado lo que está en juego. Hay que recordar que, luego de la reforma electoral de 2014, se estableció que ese próximo 3 de junio de 2018, se elegirá al Presidente, así como a 128 senadores y 500 diputados federales.
Los análisis sobre este particular, suelen ser catastrofistas para el revolucionario institucional.
Porque se dice en forma general, sobre todo luego de los resultados que obtuvieron esas siglas en las elecciones pasadas, que se desfondó.
En realidad, en términos matemáticos, no fue tanto. La diferencia fue, esa sí, súper notoria. Más de 50 mil votos de distancia. Empero, también se admite como si fuera una rotunda verdad, que los 200 mil votos que obtuvo el PRI quedaron más bien devaluados en la percepción ciudadana. Como si ya no sirvieran para nada.
Pero en política las cosas no son tan frías ni de cálculos exactos.
Un PRI más vivo que nunca, renovado y listo para gobernar
Se debe entender que los partidos políticos son fundas, cascarones o simples carapachos desechables. Las siglas no son nada sin las personas. Los partidos son la vena, la sangre, la pasión y la ambición. El poder, su legítima aspiración.
Y en este sentido, hay un PRI vibrante, palpitante, lleno de vida, entusiasmado y viviendo una etapa renovada que nunca, eso sí, le había tocado ver.
Carlos Joaquín González no está armando un equipo de gobierno con PAN y PRI como única materia prima de amalgama. Para nada.
Está contando con un sector del PRI que se la jugó con su proyecto, porque estos priístas simplemente ya no tenía cabida en el grupo que venía gobernando en los últimos 12 años.
Ese grupo que alcanzó su fecha de caducidad, fue el que dejó como herencia precisamente el ex gobernador Joaquín Hendricks, cuya voz no resuena mucho entre la ciudadanía, pero sí entre este grupo de priístas que se sumaron al proyecto de Carlos Joaquín González.
Es, digamos, el más visible de los priístas que están a punto de iniciar una nueva etapa de gobierno, ya sin las siglas oficiales como paraguas.
Es una jugada magistral. Deshacerse de la imagen desgastada y descompuesta de un PRI que supura, para vestirse con la imagen de la renovación que permite el ánimo ciudadano expresado en las urnas.
Hay que decirlo también. La ciudadanía está contenta de la derrota del PRI, más que por el triunfo específico de un candidato. Entre tanto, este bono democrático ayudará bastante a enfrentar un escenario caótico, con un gobierno en crisis económica, y un panorama de futuro igualmente nada halagador.
Se puede aprovechar muy bien si se hacen bien las cosas, como hasta ahora.
Carlos Joaquín tiene en la primera línea de su gabinete a sus compañeros priístas. Él renunció a ese partido, porque era casi obligatorio en las condiciones en las que enfrentó la contienda interna.
Actualmente, los perredistas y panistas que lo acompañaron brindándole un espacio entre sus filas partidistas, obtuvieron lo que querían. Cargos y posiciones estratégicas, pero no están hombro con hombro con Carlos Joaquín, como sí lo están sus amigos y correligionarios de bases formativas originalmente priístas.
Es obvio que durante los próximos meses, cuando se enriele la administración estatal, también será necesario plantearse la dirección en la que inclinarán los intereses políticos del nuevo líder de la clase política del estado.
Jefe en todos los partidos
No es para nada nuevo decir que un gobernador del estado pudiera tener influencia en todas las fuerzas políticas para armar su escenario, tanto de gobierno como de alianzas para los procesos electorales que vienen.
Mario Villanueva puso candidatos en su partido y en los demás; Joaquín Hendcricks tuvo influencia en su partido y bastante también en los de oposición. Félix González Canto no sólo puso candidatos en su partido y en los otros, sino que acabó cooptando a varios y varias que allí siguen bajo la influencia del gobernador, el que sea que esté vigente.
Joaquín Hendricks, el priísta más joaquinista
Y no es ninguna revelación. El ex gobernador pudiera no tener ninguna influencia en su partido y menos entre la ciudadanía, pues está claro que no ha podido reconciliarse con sus paisanos chetumaleños.
Sin embargo, sí es una voz respetada al interior de su partido y tiene una relación excelente con el gobernador Carlos Joaquín.
El es una muestra de ese PRI que sigue vigente, vivito y coleando. Con la oportunidad de sumar su esfuerzo para la gobernabilidad que requiere la nueva administración. Hay numerosos personajes que se han sumado y otros que se irán sumando al gobierno, que tienen vasos comunicantes con Hendricks Díaz.
Por eso es bien interesante que sea precisamente él quien urge a renovar el PRI.
Si los pronósticos no fallan y si todo sale como al parecer Hendricks aspira, el renovado PRI será todavía más joaquinista. No que sea malo, finalmente así ha sido la historia del ajedrez político de Quintana Roo. El PRI derrotado, fue el de Beto Borge y Félix González.
Pero hay otro muy vivo que se apresta a participar en el gobierno, conviviendo desde luego con los políticos panistas y perredistas. Aunque no se debe pasar por alto aquella premisa que dice que el poder se ejerce, no se comparte. Hay nuevo jefe político en el estado.
José Luis “Chanito” Toledo, el mejor posicionado, va con calma
En este escenario hay un priísta que tiene el mejor escenario enfrente suyo. El diputado federal José Luis Toledo Medina, no tiene la menor intención de apresurarse. Entendió que es el momento para que su partido, el del cascarón vacío, pase por un proceso de purga a fondo, y también entiende que esta fase será intensa y dolorosa, sin muchas oportunidades de salir bien librado en el corto y mediano plazo.
El PRI del cascarón necesita no sólo hacer un ejercicio de auto crítica.
También debe esperar a que se desgaste el bono democrático del grupo que está apenas arribando al poder. Ser una competencia, requiere de contraste.
Le pasó al PAN luego de 12 años de Fox y Calderón. Los mexicanos regresaron al PRI.
Toledo Medina tiene varias ventajas. Es diputado federal y su cargo es reelegible. Por tanto tiene la comodidad que le permite seguir construyendo, sin prisas, como lo está haciendo con sus visitas a las zonas del estado donde conserva su capital político.
Está en una posición que le permite negociar con el nuevo gobierno. Tiene habilidades y una personalidad amable.
Otro plus que será notorio en breve, es que aunque fue el proyecto del ex gobernador Roberto Borge, el hecho de haber perdido la candidatura le coloca en otra posición.
Se sabe, como los saben los actores principales, que no terminó en los mejores términos con Roberto Borge. No tiene tampoco antecedentes de irregularidades o negocios, lo cual le ha permitido seguir haciendo política de una forma más visible.
Se sabe que no buscará dirigir al PRI, como algunos quisieran para reventarlo desde este momento. No tiene porqué asumir la derrota de su partido como algo personal, porque finalmente él permaneció institucional en un proyecto que se fue deformando y que por eso acabó perdiendo. @Antoniocallejo