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1 Uber les lanzó una `bomba atómica´ que no alcanzan a ver
2 La publicidad de esa empresa se la hacen los mismos taxistas
3 Siembran y cosechan el rechazo ciudadano al agredir a ciudadanos
4 Al nuevo gobierno le incomoda un desafío y muestras de fuerza
Para empezar aclaremos que, efectivamente y como aseguran los líderes del sindicato de taxis del estado, la ley prohíbe a Uber operar en el territorio de Quintana Roo. Y también, para darles la razón, nadie puede oponerse a un argumento tan sólido como el que su defensa es por los puestos de trabajo de sus operadores y del sustento de su familias, que suman miles de personas en total.
Sin embargo, también hay que señalar que los dirigentes sindicales de este gremio están errando la estrategia de abordaje al que enfrentan. Están equivocados doblemente, porque están abriendo un frente en el que asumen que están combatiendo a una empresa transnacional, cuando en realidad están agrediendo a los ciudadanos, que les cobran la arremetida con más desprestigio, rechazo y sin brindarles el respaldo que les piden estos taxistas tradicionales.
Y al mismo tiempo, al sumar ese frente común de sindicatos taxistas de la Península, están cayendo en la desusada tanto como peligrosa estrategia de hacer una demostración de fuerza, que se puede interpretar como un amenazante emplazamiento en contra de una autoridad que está por asumir el nuevo gobierno del estado.
PRIMER ERROR
Uber no es una empresa transportista. Es una `facilitadora´ de un intercambio entre dos particulares. Uno que presta el servicio de taxi con su auto particular, y otro que lo solicita. La operación ocurre en el `ciber-espacio´, en la aplicación de Uber, que para el caso es una red social diseñada para ese fin específico.
A la empresa Uber, creada por el norteamericano Travis Kalavanick, no le afecta en lo más mínimo que decomisen unidades de choferes Uber. Al contrario, esa batida de los dirigentes taxistas tradicionales les beneficia en forma de publicidad. Negativa para los `caza Uber´s´, y positiva para la empresa.
Uber tiene una estrategia de promoción diseñada al detalle. Tiene un capital de 50 mil millones de dólares, y por tanto al equipo de estrategas propagandísticos de ese nivel. No entienden los taxistas tradicionales, más bien sus líderes, que se están enfrentando a la trampa puesta por un monstruo multimillonario.
Una `mega manifestación´ de taxistas, es la más valiosa campaña de promoción que puede tener Uber. Todos esos taxistas con sus unidades rechazando a la competencia, es publicidad pagada para el enemigo.
Si su idea, porque al menos así lo explican más o menos, es pasar por `vícitmas´ de la empresa extranjera. Pero el resultado es exactamente al revés. Han caído en la trampa de Uber, y la sociedad los ve como una caterva de trogloditas, agresivos y peligrosos.
Otra vez aclaro, porque nuestros taxistas tradicionales, bueno, sus líderes, son muy sentidos. La mayoría de los choferes taxistas sindicalizados son excelentes personas, quintanarroenses trabajadores, que luchan por sacar adelante a sus familias de una forma legal, honrada y por cierto muy pesada.
Pongámonos del otro lado para ver qué pasa.
Los choferes de Uber son, de la misma manera, quintanarroenses que tienen familia y que también están tratando de solventar los gastos de su hogar. No son marcianos ni llegaron de otro país para agredir a los taxistas tradicionales disputándoles el trabajo.
Luego entonces, si un grupo de taxistas tradicionales, en este caso azuzando y exigiendo a la autoridad (Sintra), que persiga a esos choferes, que les quiten sus autos, que les impongan una multa fenomenal y de paso los golpean, queda claro que las víctimas para los ojos de la sociedad son esos ciudadanos que se animaron a ser choferes de Uber.
Así, la estrategia de la transnacional es ganar simpatías incluso a costa del riesgo que corren los choferes de Uber, haciendo quedar súper mal a los taxistas tradicionales y a los líderes sindicales.
Sintra, la Secretaría de Infraestructura y Transporte del gobierno del estado, tiene una capacidad de ubicar, detener y subir a sus grúas, a unas siete unidades al día.
Mientras, desde muchos kilómetros lejos de aquí, Uber envía a todos los ciudadanos códigos con regalos que van desde viajes gratis y bonos que van subiendo cada día, de 100 pesos, 150 pesos y hasta 200 pesos. Los códigos se comparten con amigos.
Y a los choferes les ofrece que pueden ganar 17 mil 500 pesos mensuales. Y recluta decenas de ellos cada día.
En términos gráficos, Uber ha lanzado una `bomba atómica´ propagandística que los taxistas tradicionales y sus líderes no alcanzan a ver. Suponen que esta actitud rijosa y desafiante va a atemorizar a Uber allá en Estados Unidos, donde fue creada y desde donde se opera, o en Holanda, donde tienen su sede fiscal.
Allá los operadores de esta red social de intercambio hacen cuentas algorítmicas con los resultados que están obteniendo. Una reclutación masiva, un ánimo efervescente de los ciudadanos que quieren montarse en un Uber, y con una propaganda gratuita hecha por los propios taxistas tradicionales y sus líderes.
Y si, es ilegal, pero una enorme cantidad de cancunenses quieren usar Uber, otros tanto quieren afiliarse como choferes para ser parte de este negocio.
Los líderes taxistas se regocijan de la detención de siete unidades al día, pero cuando alguien abre la aplicación se encuentra que un Uber está a cinco minutos de pasar a recogerlo, para darle un servicio que no existía. Ya no más esperas en un paradero donde el taxista escoge a quien sube y a dónde lo lleva, si le queda de camino, sin aire acondicionado y música del Julión Álvarez.
Para decirlo de una manera aún más coloquial: Los dirigentes sindicales se están hundiendo en `arenas movedizas´. Entre más se mueven, más se hunden.
Si su actitud fuera más pasiva, sin hacerle ninguna campaña publicitaria a Uber, quizás menos ciudadanos se habrían enterado de su inicio de operaciones y su crecimiento no fuera tan exponencial.
Los líderes taxistas han perdido tiempo que en sentido proporcional gana la empresa Uber.
Claro que tienen que disculparse sentidamente con la ciudadanía por el maltrato, claro que deben modernizarse, adecuarse, mejorar el forma y fondo su servicio, y es lo que no han atinado a hacer. Porque están muy ocupados haciéndole el caldo gordo a su enemigo, que se ríe a carcajadas y engorda sus bolsillos como lo ha planeado.
SEEGUNDO ERROR
El otro frente que están abriendo, y que desde el punto de vista de este tecleador tampoco lo están avistando, es con el gobernador electo, Carlos Joaquín González.
Lo han `emplazado´, que también podría interpretarse como desafío o hasta como una amenaza, para que al asumir el cargo, defina casi como si fuera su primera preocupación, lo que va a determinar con Uber.
Todas las historias de inicio de un gobierno, empiezan por poner en su lugar a los poderes fácticos que quieren dialogar de tu a tu con el nuevo gobierno. No deberían exigir un posicionamiento, cuando podrían `pedir ayuda´. Es diferente.
Hay que recordar qué pasó con Joaquín Hernández Galicia, con Elba Esther Gordillo, por poner dos ejemplos claros. Los líderes sindicales no entienden que se están convirtiendo en un grupo de poder incómodo.
No tienen el respaldo social, porque trabajan a diario en auto flagelarse persiguiendo a choferes de Uber, que son ciudadanos también.
Parece que los líderes sindicales no han leído la historia del poder en este país. El gobernador entrante va a tener necesariamente un ambiente distendido por parte de la clase política tradicional y un bono democrático ciudadano, pues la votación que obtuvo le da ese margen.
El sindicalismo de los taxistas tradicionales en Quintana Roo, está hecho, moldeado, para una relación simbiótica con el PRI. Pero el PRI no está a punto de asumir el gobierno.
No son vistos por los ciudadanos que votaron por la oposición como un sindicato ciudadano y noble. Y tampoco son vistos así por el nuevo grupo que entrará al poder.
Luego entonces, no es muy difícil especular cómo les va a ir con esta actitud, con sus demostraciones de fuerza. Me atrevería a adelantar que lo más probable es que una nueva ley de transporte, permita más sindicatos para abolir el monopolio que servía al PRI, y que el tema Uber ni siquiera será abordado inmediatamente.
Cerrar calles, hacer demostraciones, movilizaciones masivas, es el otro lado de la trampa que se están tejiendo solos.
Y para darles otra vez la razón a estos líderes sindicales: Sí, los choferes de Uber operan en la ilegalidad. Pero como dice la sabia Lucerito: ¿Y?
Se necesita un ejército de inspectores de Sintra para detener a los cientos de choferes que rondan la ciudad, gracias a la publicidad que les hace de día y de noche su competencia sindicalizada.
Esos son los dos errores que están cometiendo los taxistas tradicionales, bueno, sus líderes.
APUNTES FINALES
En las ciudades donde opera Uber, una gran cantidad de choferes fueron antes taxistas tradicionales y miembros de algún grupo u organización. Migran a Uber porque son maltratados.
Más: En reportajes que he entregado en meses y años pasados, los taxistas tradicionales siempre son protagonistas. Cuando elaboré un reportaje sobre la prostitución en Cancún, para la revista Proceso, surgió en la investigación que los chafiretes son el primer contacto para los turistas que solicitan orientación para descubrir el mundo subterráneo de prostíbulos, SPA´s, y casas de cita.
En la extinta Plaza 21, les daban comisión por llevar turistas. Y aún ahora, en el prostíbulo más caro de Cancún, que se encuentra al interior de la casi en ruinas Plaza Caracol (Principal Pleasure), les siguen dando 500 pesos por cada cliente que llevan.
Hay decenas de sitios de internet donde los usuarios relatan sus experiencias, y recomiendan ponerse en manos de algún taxista para recibir esos sabios y desinteresados consejos.
En otro reportaje reciente, sobre el consumo de drogas blandas en los destinos turísticos, sucedió lo mismo. Los clientes recomiendan hacerse amigo de algún taxista para conseguir marihuana y hasta otras sustancias.
Allí mismo se recomienda tener cuidado con los taxistas del aeropuerto, porque venden drogas más peligrosas y no siempre cumplen con el trato. Todo está en Internet.
Y siendo justos, ese no es un tema de Cancún. Los taxistas en todas las ciudades del mundo tienen la misma fama, buena o mala, pero la misma. En Argentina, en plena crisis económica, los taxistas son conocidos por dar el cambio con billetes falsos a los turistas. Así les dan la bienvenida a Buenos Aires. Y en Rusia, en España y en China tienen sus propias historias.
Luego entonces, hay un nicho de mercado enorme para los taxistas tradicionales, porque Uber no da esos servicios. El mismo turista que pide un Uber para ir a comer, es el que necesita un taxi tradicional en la noche para disfrutar de otros atractivos que tiene la ciudad, como todas.
Los taxistas tradicionales están metidos en el más grave problema de su historia. Y están huérfanos sin el PRI y con asesores que los hunden más. No escuchan a asesores que entiendan mejor el problema, y que les brinden un panorama para resistir, que no ganar. Porque ya perdieron y se van a hundir más si siguen así. @Antoniocallejo