En el ocaso de su fallida administración, disminuida políticamente y con una rebelión de policías que pararon labores hoy por malos manejos de los recursos federales del Fortaseg, la futura séptima regidora de Cozumel, Perla Tun, ya pide esquina.
Repudiada por la sociedad cozumeleña por su arbitraria manera de ejercer el mando del municipio los últimos dos años y echa a un lado como objeto desechable por la tropa uniformada que exigió este jueves la renuncia del director de Seguridad Pública, doña Perla pide ayuda al gobernador para que tome el mando de la corporación en la isla.
En una transmisión que hizo en vivo hace poco, la aún alcaldesa ofreció a Carlos Joaquín asumir el control de la seguridad en la Isla de las Golondrinas, donde de plano ya no ve una.
Qué tiempos aquellos cuando rebosante de soberbia y altanería Perla Tun dejaba “plantado” en eventos públicos al jefe del Ejecutivo estatal, se negaba a tomar acuerdos de seguridad con las fuerzas estatales y rechazó incluso patrullas donadas para reforzar la vigilancia en un municipio que muy tarde se arrepintió de haberla elegido presidenta municipal.
Hoy Perla Tun, en la antesala del basurero de la historia, derrotada en las urnas y reducida a nada su autoridad, levanta la bandera blanca a Carlos Joaquín y le pide, por favor, que la ayude tomando el mando de la Policía de Cozumel. Porque ya no puede. Ya se va. Ya de plano, no existe.