EL CASTILLO DE TRES EN TRES…
¿BUENO ES?
Hubo un tiempo en el cual los partidos políticos contaban con credibilidad, tan es así que no requerían de coaligarse o firmar alianzas. El PRI, a partir de los intentos de democratización exigidos, formó partidos en los cuales depositó recursos económicos, escogió a sus candidatos y después uso a unos y otros para buscar mantener el poder y los votos suficientes para lograr autorización a cuantas reformas e iniciativas se presentaran en el Congreso de la Unión. La denominación fue “satélites” y pululaban, iban y venían, y quienes aportaron a lanzarse en solitario perdieron en las primeras de cambio los registros. La izquierda tomó por decisión unirse entre ellos, así nació una organización denominada, PSUM, con el claro objetivo de presentarle batalla a la derecha y al partido en el gobierno. Empezaron a otorgarse subsidios, prebendas, prerrogativas millonarias sobre una base de la cual tomaban el número de votos obtenidos. Es ese el punto en el cual las ambiciones se desataron y las guerras intestinas se dieron entre quienes creían en los cambios, en la posibilidad de erradicar medidas corruptas, imposiciones, contaban con una ideología a la cual le tenían respeto, y aquellos cuyos objetivos se centraron en el enriquecimiento personal, familiar, el de sus cercanos y el ejercicio del poder desde un total autoritarismo.
Tan fueron ganando éstos últimos que los partidos políticos han visto disolverse todos los apoyos y salvaguardan y pelean por obtener, en cada proceso electoral, mayores sumas en las prerrogativas. Fueron quedando de lado y olvidadas las ideologías para dar paso a una visión distinta, la del pragmatismo, y los de izquierda dejaron de ver como contrincantes a los de la derecha, sabedores de la postura con la cual el enriquecimiento se logra en unos cuantos años y las trayectorias políticas se basan en las relaciones con el poder y los delitos dejan de perseguirse si se apoya al régimen de ese presente, sea cual sea. Los acuerdos se impusieron muy por encima de los votos y para ellos se crearon tribunales desde donde se sigue pretendiendo es la aplicación de las leyes lo que determina a los triunfadores.
Vemos ahora la llegada de los de tres en tres. Son tres candidatos, son tres partidos los promotores de cada uno de ellos. Es una tres de tres la garantía de manejo honesto, sin que tal documento sea sujeto a una investigación para certificar la autenticidad de los declarado. Una vieja entonación de jóvenes refiere: “eran tres, eran tres, eran tres, dos enanos y un inglés, el inglés que agarra un palo y ¿qué dijeron?, lo mataron, no señores, ya verán lo que paso…”. ¿Quién es el inglés de los comicios del 1 de julio próximo? Por los antecedentes, pudiera ser Meade, habrá de recordarse sus antepasados tienen orígenes irlandeses. Ahora que, en eso de desdibujarse nada mejor que los del Frente por México, atrás quedó la referencia del agua y el aceite para dar paso a la promesa de un cambio no visto pese a tener en su haber la conquista de más de una decena de mandataros estatales. ¿Por qué sería diferente? El ganador en esa terna PAN-PRD-MC es sin duda alguna Dante Delgado, el hombre inserto en la política sin tener necesidad de contar con ideología o estatutos ajenos a los existentes en otras organizaciones.
En Quintana Roo, el hecho de no haber presentado estas alianzas candidatos firmes, de seguir trayendo y llevando nombres de posibles, argumentar decisiones procedentes de la cúpula, nos revelan muy claramente el estado de crisis en el cual se encuentran los partidos políticos a quienes no se les escuchan propuestas en pos de cambiar todo aquello que conforma la ira ciudadana, la inconformidad, la incertidumbre, sino van en pos de un poder, de la posición desde donde verán transcurrir el tiempo prestos a labrar su próxima participación basada en las relaciones, en los padrinazgos, entre las sábanas, no basada en resultados óptimos del cargo desempeñado.
La importancia de estar bien informado, de alimentar el criterio y tomar la firme determinación de asistir a las urnas está en cada ciudadano, ojalá lo aprovechemos porque es lo poco en lo que podemos hacer presente con validez nuestra voluntad de cambio.