La semana pasada el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) publicó la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU) correspondiente al mes pasado. Desde 2016 el Instituto lleva a cabo el ejercicio en la primera quincena de marzo, junio, septiembre y diciembre en 55 ciudades de interés. En septiembre fueron 17 mil 400 consultas a entrevistados con al menos 18 años de edad, seleccionados aleatoriamente.
Hay malas noticias. Peores que en junio (mes del estudio anterior). Este porcentaje lo refleja: 76% considera que vivir en su ciudad es inseguro. La percepción siguió siendo mayor en mujeres, con 80.3%, mientras que en hombres es 71.1%.
Villahermosa, Coatzacoalcos, la Región Norte de la Ciudad de México (delegaciones Gustavo Madero, Iztacalco y Venustiano Carranza), Reynosa, Ecatepec de Morelos y la Región Oriente de la Ciudad de México (Iztapalapa, Milpa Alta, Tláhuac y Xochimilco), lideran el polémico ránking.
En contraparte, Mérida, capital del vecino Yucatán, así como Puerto Vallarta, Piedras Negras, Saltillo, Durango y San Francisco de Campeche, son los buenos ejemplos; es decir, donde se percibe una inseguridad menor (aunque existente).
En el desglose se desvela una realidad escalofriante: 81.8% siente inseguridad en los cajeros automáticos de la vía pública; 74.6% en el transporte público; 68.1% en las calles que habitualmente usa; 67.7% en el banco; 62% en el mercado; 58% en carretera; 53.9% en un parque recreativo; 44% en un centro comercial, y 43.6% en un automóvil. Los inimaginables: 39.8% en el trabajo; 29.7% en la casa y 25.8% en la escuela.
Evidentemente los ciudadanos responden de acuerdo con su percepción, conocimiento y experiencias en temáticas como desempeño gubernamental, trabajo policial, atestiguación de conductas delictivas o expectativa social. Por lo mismo no deja de inquietar, más cuando el nivel de confianza en la muestra es de 90%.
Estamos mal. Esta información permite tener un panorama de aspectos relacionados con la seguridad, como la percepción acerca del temor a la delincuencia; el conocimiento de conductas delictivas; el cambio de rutinas o hábitos por temor a ser víctima, o la idea en torno al mal desempeño de las policías.
Inquieta, debe insistirse, porque con dicho material quedan expuestos los conflictos progresivos inclusive en núcleos cerrados con supuestas personas de confianza, como familiares, colegas, compañeros de escuela o vecinos. Por lo mismo cabe preguntar: ¿En quién confiar dado el tamaño de la inseguridad?
Desorbitado
Los cancunenses se quejan de las faenas en el puente a desnivel en Bonfil. Con justo motivo, pero no con justa razón. Es que los trabajos para colocar el nuevo sistema de drenaje pluvial han provocado largas filas y naturalmente molestias. Pero el fin es solucionar un problema de origen: la ruptura de las rejillas y del cemento, que ocasiona desde fallas mecánicas hasta inundaciones.
Durante siete años los ocho pozos de absorción a lo largo del paso, en ambos carriles, no han funcionado correctamente porque no calcularon la pesada carga vehicular de aproximadamente 72 mil vehículos diarios que transitan por el bulevar Luis Donaldo Colosio, por lo que la fricción cobró la factura en repetidas ocasiones.
El nuevo sistema es de tecnología europea, aprobada por la SCT, costará 2.4 millones de pesos cuyos recursos provienen del Fondo de Aportaciones para el Fortalecimiento de los Municipios (Fortamun) y tendrá una vida útil de entre 20 y 40 años dependiendo del uso y mantenimiento. Antes, cada mes se hacían reparaciones.
Paciencia, ya que las obras durarán 15 días más, informan en Palacio. Sin duda, lo positivo es que la administración 2016-2018 de Remberto Estrada Barba atiende un asunto ignorado por otras. Una decisión trascendente.