Hoy rinde su cuarto informe el gobernador Roberto Borge Angulo, en el Centro de Negocios y Convenciones, en Chetumal. De acuerdo con fuentes del primer círculo, el material incluye un resumen de actividades, obras y resultados en las distintas esferas del desarrollo, como turismo, economía, empleo, política, salud, seguridad, deporte y educación.
También deben quedar claras cuáles son las metas aún no cumplidas y los riesgos siempre latentes, dado un contexto nacional e internacional de incertidumbre. Además, él y su equipo deben reafirmar en esta coyuntura el compromiso ineludible de que no se aflojará el paso en la recta final. Quedan varios meses de trabajo, por lo que habrá tiempo para concretar lo postergado y corregir las deficiencias.
Borge llega fortalecido. Con prácticamente todos los números a favor, más en rubros clave para el estado, la contestación de los opositores se prevé sin fuerza o magnificada debido a que el escenario político-electoral es dominado por su partido, el PRI. Lástima, porque en estas oportunidades se antojan los contrapesos naturales y hasta convenientes.
La oposición está desarticulada hace tiempo. De obtener resultados históricos hace unos años al adueñarse de presidencias y escaños en los Congresos local y federal, hoy no tiene rumbo, en tanto su estrategia parece sujeta a las pifias fortuitas de los funcionarios, a las acusaciones sin comprobar o al mismo proceso electoral, candente por sí solo. Ha sido la forma en que se hace notar. Así, parece que ganan terreno en ese lado los oportunistas y los vivales, y no los profesionales del oficio.
Lástima, insisto, porque ante la ausencia de contrincantes se pierde la ocasión de establecer un diálogo diferente y una participación complementaria en los asuntos públicos, con lo cual podrían retroalimentarse los que toman decisiones.
Con tal panorama, la alternancia en el poder se diluye, pues el gobernante puede aducir pluralidad y respeto a los “grupos de presión”, y nadie saldría a desmentir la consigna, sencillamente porque no dan la cara en el lado opuesto o no logran coordinarse en un frente común. Mérito exclusivo de los estrategas del tricolor y sus aliados, o culpa de una oposición sumisa, lo cierto es que a estas alturas del juego es innegable.
Es más, tan carentes de líderes, prospectos y portavoces vigentes, que llegan al extremo de intentar arrebatarle cuadros a los que suelen criticar o, peor aún, apuestan por figuras “independientes” como última esperanza, ya que tampoco se percibe un cambio generacional en sus filas.
Pese a la hegemonía, la democracia se robustece con la colaboración de los poderes Ejecutivo y Legislativo, con lo cual se ha logrado un marco legal propicio para la seguridad y los derechos. Prueba de lo anterior son los datos que sitúan al estado en una zona de paz, así como las nuevas leyes a favor de activistas y comunicadores.
De esta manera se administra con más holgura, lo cual no debe ser confundido con menos responsabilidad. Porque frente a esta realidad, los secretarios del gabinete, los presidentes municipales y los demás servidores públicos podrían abandonar sus obligaciones apremiantes al trabajar en nuevos proyectos. En una etapa pre electoral, las invitaciones y las promesas se multiplican, fomentando la desconcentración, el desorden, la ineficiencia o la desbandada.
Por ello es importante el mensaje duro del discurso de hoy en torno al cumplimiento absoluto, tal como se ha anunciado. Muchas son las tentaciones, pero quien no obedezca sabe que no solamente incumple al jefe político, sino también al ciudadano, al que votó por él y al que debe rendirle cuentas tarde o temprano.
El mandatario y los hombres en el poder tienen una magnífica chance para concluir un ciclo en condiciones aceptables, neutralizando a los rivales y perfilando a sus mejores cartas hacia una ventaja inalcanzable rumbo a las elecciones del 2016.