Asumió ayer Ángel Rivero Palomo, el nuevo rector de la Universidad de Quintana Roo…
Asumió ayer Ángel Rivero Palomo, el nuevo rector de la Universidad de Quintana Roo. Marca un hito, al tratarse del primer egresado de la institución en alcanzar la dirección.
Hace algunas semanas publiqué en este mismo espacio los desafíos que enfrentará. Entonces, se le daba como el mejor perfilado por su talento y currículo, reconocidos ayer por el gobernador Roberto Borge como “uno de los activos más valiosos de los quintanarroenses”.
Los retos son conocidos por él; de hecho, su exposición cabal de la situación interna ante la Junta Directiva, pesó tanto o más que su experiencia en cargos públicos, lo cual le permite establecer con claridad las estrategias para encararlos. Su meta es retribuir la confianza con resultados tangibles para la comunidad universitaria. Ahora debe dar sus primeros pasos.
En su discurso, Rivero Palomo sostuvo que “las universidades se encuentran en el epicentro dinámico del conocimiento, y la Universidad de Quintana Roo no es la excepción”. En este sentido, se entiende que es momento de readaptar las condiciones imperantes para transformarla, desde los procedimientos administrativos hasta las propuestas más creativas de los alumnos, que son los profesionistas del mañana.
Si sus primeros pasos son de oficina, su gran misión es “crear futuros”: en empleo, en innovación, en investigación, en política, en ciencia, en conocimiento y en desarrollo. Le espera un quehacer interminable, que cuatro años parecerán pocos cuando se analice con profundidad.
Para todo ello se requieren cuantiosos recursos económicos. Conscientes de lo anterior, la primera señal positiva provino ayer mismo del gobernador, quien solicitó al representante del sector educativo federal la revisión de los presupuestos para lograr los objetivos trazados en primera instancia, los cuales -como expuse en la entrega referida líneas antes- buscarán consolidar las nuevas facultades, principalmente la de Medicina; las unidades académicas de Playa del Carmen y Cozumel, además la de Cancún, que se abriría en otoño por iniciativa presidencial.
Estos son algunos, de los muchos en mente, pues ha reconocido que sigue enriqueciendo su plan de trabajo, el cual otorga especial interés a la difusión del conocimiento, en utilizar las más modernas herramientas de la tecnología y a la comunicación, para llegar a más quintanarroenses, respondiendo a las demandas de una sociedad heterogénea y pluricultural como la nuestra.
En el fondo, pide apoyo. Apoyo a todos los sectores de la comunidad para conseguir una institución madura, exitosa al fin, que reciba las ideas de académicos, de intelectuales, de literatos, de estudiantes, de promotores culturales, de activistas, de ciudadanos comprometidos y de políticos, aun cuando los polemistas han insistido en la idea –aún distorsionada y vaga– de la autonomía. La coyuntura propicia no solo convocar a todos sus miembros, sino vincularse con el entorno, incluida la comunicación equilibrada con los gobiernos. Esto no implica aminorar su carácter público, laico y plural, como se piensa. Aislarse sí sería un error.
La visión de Ángel Rivero es tan integral como incluyente, y tras la revisión inmediata de la infraestructura, de trámites y servicios, comenzará a conformar un equipo que le permita mantener a la UQROO a la vanguardia de la educación superior en el estado, con miras a ejercer su posición privilegiada, así como a lograr mayor presencia y reconocimiento en esta región tan estratégica.
“Los invito a no olvidar que seremos permanentemente universitarios”, enfatizó en su alocución, anticipando que tendrán desde ya un mundo de tareas.
Bien por Ángel Rivero. Bien por la UQROO.