En turismo, ¿qué esperan los del sur?
Es común ver en la zona norte de Quintana Roo promocionales de Yucatán, sobre todo del oriente, donde Valladolid y Chichen Itzá ejercen la mayor influencia…
EN ÓRBITA
Por Marcelo Salinas
Es común ver en la zona norte de Quintana Roo promocionales de Yucatán, sobre todo del oriente, donde Valladolid y Chichen Itzá ejercen la mayor influencia. Los anuncios en diversos formatos ocupan espacios privilegiados en el transporte público, las terminales de autobuses, el aeropuerto y otros sitios concurridos, como recordatorio constante que son lugares yucatecos y no quintanarroenses. No solo ha sido una acción justa, sino fructífera.
Cuando alguien percibe tanto interés de los vecinos por cuidar lo suyo y promoverlo de manera persistente, se cuestiona por qué las autoridades de la zona sur de esta entidad no hacen lo mismo, con la ventaja de que juegan en casa, con tantas bellezas por presumir y con todas las facilidades para lograr un impacto favorable, que sin duda sería redituable para ellos y los habitantes.
En este sentido, mientras el gobernante yucateco busca difundir los atributos de su Estado en ferias y carnavales, la autoridad del sur desaprovecha las oportunidades o lo hace tímidamente. Mientras las autoridades de Valladolid, por ejemplo, firman convenios de colaboración con las de Benito Juárez o Solidaridad, las de Bacalar u Othón P. Blanco no aparecen con tal frecuencia. Es más, ni siquiera asisten a los grandes encuentros.
Lo mismo ocurre con los empresarios, aunque con excepciones, pues prefieren no apostar más que lo necesario con tal de no perder su capital.
El caso más reciente de esta inasistencia es la Feria de Turismo (Fitur) en Madrid, la semana pasada, a la que sí asistieron Fernando Salazar Cámara, del Fideicomiso Costa Maya; Georgina Marzuca Fuentes, de la Asociación de Hoteles, y Ligia Sierra Aguilar, de la Cámara de Comercio. Ninguna autoridad que pudiera difundir como política pública el interés del municipio capitalino por ganar terreno en el mapa turístico, como han sostenido los responsables del sector.
El problema es que los servidores públicos de esta región se han sentido “relegados”, “excluidos”, aunque la realidad es que no participan por la aparente falta de recursos. Es inconcebible, porque el segundo encuentro turístico más importante del mundo no puede ignorarse por “ahorrar”, menos cuando, se sabe, derrochan en tópicos intrascendentes. Algo peor: son los mismos que acusan una “sobre exposición” de Cancún y la Riviera Maya, los dos destinos mejor posicionados en Latinoamérica y los que generar una derrama creciente pese a la inestabilidad en el país.
Habrá quien apoye la hipótesis de que se evitó un “gasto innecesario” al no viajar a España –si es que pagaban–, pero la misma apatía se comprobó en el Tianguis Turístico realizado en Cancún y la Riviera Maya en el 2014. A pocos kilómetros de distancia, la presencia de las autoridades de la zona sur fue casi nula. Hubo un módulo de promoción para la Costa Maya, del que se colgaron Bacalar y en menor medida Chetumal, pero sin los suficientes volantes ni la participación de promotores activos, a quienes, por cierto, fue difícil ubicarlos en el stand.
El sur tiene de sobra para presumir en pequeños y grandes encuentros turísticos, más aun en los que se realizan en la zona norte, donde muchos desconocen los atributos de la capital y sus alrededores. Todavía son miles los que tienen la idea (equivocada y absurda) de que Chetumal es una ciudad sin atractivos, la que sólo se visita por asuntos burocráticos. No. Chetumal es mucho más. Si bien es una culpa compartida (del promotor y de quien debe conocer su Estado), la desidia de los responsables por revertir la mala imagen es más que evidente.
A todas luces, se trata más de poca voluntad y desinterés de autoridades y ciertos empresarios, que de política pública basada en la austeridad o incluso de exclusión, como tienden a justificar.
El turismo en Quintana Roo es motor de progreso. Los yucatecos se dieron cuenta y desean obtener provecho del éxito. Los de la zona sur, ¿qué esperan?