CORRE LA VOZ
Por: Jorge Castro Noriega
La renuncia de Carlos Joaquín al PRI no sólo era bola cantada, sino pactada entre los propios protagonistas de esta historia que, contrario a lo que muchos piensan, lamentan y festejan, no ha acabado. De hecho, apenas está comenzando.
Para cuando el jerarca nacional del partido tricolor, Manlio Fabio Beltrones, emitió el domingo pasado su anuncio de que el candidato de Quintana Roo saldría por la vía de la unidad y la inclusión al igual que los otros once estados en disputa este año, la carta de dimisión del ex alcalde deSolidaridad dada a conocer públicamente ayer, pero fechada y entregada en el CENdel PRI el viernes 5 de febrero, ya tenía 48 horas quemándole las manos como papa caliente aBeltrones.
En los dos párrafos y escasas seis líneas en las que Carlos Joaquín le informó escuetamente al líder que se iba del partido, Manlio no sólo leyó la despedida de un militante con 17 años de antigüedad, sino que también entendió que finalmente la transición a la ansiada candidatura de unidad en Quintana Roo no iba a ser lo tersa que esperaba y que la pelea por la silla de Roberto Borge se iba a definir entre priístas, sí, pero uno peleándola ahora desde la oposición.
Con las prudentes reservas del caso y aclarando que de ninguna manera es una versión oficial, pues nadie pudo –o quiso– confirmar la especie al columnista, una información filtrada nos dice de una privadísima reunión que se habría dado el sábado pasado en el aeropuerto de Cancún entreBeltrones, los confrontados aspirantes Carlos Joaquín yJosé Luis Toledo, el “balconeado” delegado nacionalUlises Ruiz y el ex gobernador y secretario técnico del CEN,Joaquín Hendricks.
Según la fuente, el encuentro se dio en una reservada oficina de la Terminal 3 de vuelos internacionales, donde era menos factible encontrarse a un inesperado personaje local o a un indiscreto reportero, donde el líder tricolor, que nos aseguran voló ex profeso para ello y de ahí partió a una boda a la que fue invitado, intentó convencer a Carlos Joaquín de que no se fuera, de que cerrara filas con el partido y que en caso de no resultar él el elegido le garantizaba una senaduría en el próximo proceso.
La versión apunta a que el ex subsecretario de Turismo no aceptó, se calentaron los ánimos entre los ahí presentes y la reunión terminó en una acalorada discusión donde no se resolvió nada. Y bueno, de ahí vendría el anuncio de Manlio al día siguiente de que habría candidatura de “unidad e inclusión” en Quintana Roo, la oficialización de la renuncia deJoaquín ayer lunes y el inmediato “lamento” del CENpor haber tomado éste dicha decisión, cuando el proceso local aún no comenzaba.
Lo demás ya es historia: El PRDcachó de botepronto la oportunidad de hacerse de un candidato fuerte ante la carencia de cuadros políticos de nivel que le puedan hacer sombra al PRI en las elecciones,Joaquín al parecer va a intentar repetir aquí la hazaña de“Malova” en el 2011 en Sinaloay el PRI quintanarroense, ya salvado el escollo que le representaba convencer o dejar ir a aquel, no tiene de otras más que apurar la designación de su candidato que, valga recordarles las palabras de Manlio, tiene que ser incluyente y garantizar la unidad del partido y de todos sus militantes, llámenseborgistas o joaquinistas, a como dé lugar.
De ser cierta la versión de la reunión en el aeropuerto, el hecho de que José Luis Toledohaya sido convocado no da pie a más que pensar que esa bola pudiera igual ya estar cantada y pactada. Aunque, también, el espaldarazo de Borge aMauricio Góngora ayer enCozumel, tuitéandolo como “mi gran amigo” mientras disfrutaban muy sonrientes del carnaval, manda señales de por dónde podría ir la cosa si el “delfín” no resulta a final de cuentas ser el que más garantice la unidad y la inclusión que tanto exige el alto mando nacional.
Total, uno u otro, todo quedaría en familia.




















