El PRI es un partido democrático, y no es sarcasmo. Es democrático al estilo de los partidos poderosos, de los que están comprometidos con el destino de la sociedad, si el PRI tiene un dueño, ese dueño es la sociedad.
El PRI tiene una estructura horizontal, es decir, de la base a la cúpula; de la periferia al centro. Sino fuera así, hace años que hubiera desaparecido. Esa democracia se llamaba centralismo democrático en los partidos inspirados en Lenin; el PRI pudo recuperar la presidencia de la república después de doce años de gobiernos panistas.
El PRI ha sufrido deserciones de connotados dirigentes; Cuauhtémoc Cárdenas, Porfirio Muñoz Ledo, el mismo López Obrador, pero nunca ha sufrido la traición de sus bases. No ha sufrido la huida masiva de militantes. Por esa lealtad de sus militantes, el PRI se ha recuperado de fracasos electorales.
Algunos priistas se saltan de vez en cuando las trancas, es decir, se van por la libre. Pero luego regresan al redil y de buena o mala gana se suman a los candidatos ganadores. Ya los que se abstienen de alzarle la mano al ganador, como Carlos Joaquín no lo hizo con Roberto Borge Angulo, los militantes le cobran la factura. Por eso los priistas quintanarroenses no ven como a uno de los suyos, al exsecretario de Turismo.
En este sentido, tiene una gran relevancia el encuentro del sábado, pasado entre el gobernador Roberto Borge y el dirigente nacional del PRI, Manlio Fabio Beltrones. Los dos políticos conversaron como buenos amigos de lo que mejor saben hacer y de lo que conocen a profundidad: de política, y de la política de Quintana Roo.
Por esa razón los priistas saben que su partido llegará unido a la hora de seleccionar a su candidato al gobierno del estado. No será decisión de una sola persona. Nunca ha sido así, sino resultado de un consenso entre sus bases, entre sus militantes que se expresan a través de los canales y los órganos de dirección de ese partido
Borge Angulo realiza una notable y profunda labor en beneficio de los quintanarroenses. Una labor de largo plazo. Porque eso es sentar las bases de la consolidación del turismo en el Caribe mexicano, una región espléndida cuyo mercado es uno de los más competidos a nivel internacional. Quintana Roo sobresale por su fuerte competitividad.
No hay confusión, la voz de los priistas quintanarroenses es la que decidirá a su próximo candidato a gobernador.