Hace 33 años, el 12 de marzo de 1982, Miguel de la Madrid, entonces candidato del PRI a la presidencia de la República, presidió un mitin en la Plaza de la Reforma de Cancún.
De la Madrid antes de ser nominado candidato del PRI a la presidencia de la república, ocupó la Secretaría de Programación y Presupuesto, en el gabinete de José López Portillo. Desde esa posición tuvo una relación directa con todas las entidades federativas del país. Conocía desde antes la evolución de Cancún, porque también estuvo en el Banco de México cuando se gestó el proyecto.
Es por ello, que demostró conocer a grandes rasgos la historia de Quintana Roo: Quintana Roo ha sido objeto de una atención preferente del gobierno de la Federación. A lo largo de la historia, se han dado los pasos conducentes a la conquista del estado por los quintanarroenses; se ha defendido el mexicanismo en este extremo sur de la patria. Los gobiernos de la revolución han sido los que en su oportunidad plantearon, ejecutaron y siguen desarrollando el magnífico proyecto turístico de Cancún. En no más de 15 años, hemos sido testigos del nacimiento explosivo de Cancún: en el gobierno del presidente Díaz Ordaz se estableció la planeación básica de este proyecto; en el gobierno del presidente, Luís Echeverría se llevó adelante la primera etapa, que consolidaría en la realidad esto que ahora llamamos Cancún. Y ahora, con el gobierno de José López Portillo se ha desarrollado la segunda etapa, porque queremos que los proyectos y las obras de la revolución sigan teniendo la continuidad que siempre han observado.
Y enseguida hizo esta precisión política que recobra vigencia, “Muchas veces en nuestro sistema político es aconsejable que un gobierno haga ajustes en relación a las políticas seguidas por el anterior. Nuestros enemigos, los que quieren continuamente contradicciones en la política de la revolución, hablan entonces de que estos ajustes, necesarios en cualquier época y en cualquier país, son una falta de continuidad en los gobiernos revolucionarios”.
Y puso a Cancún como ejemplo de esta congruencia a pesar de los ajustes que se dan en cada sexenio: “Cancún es un ejemplo de continuidad en los gobiernos de l Revolución. Y yo, que he tenido el privilegio de ser modesto actor en el proceso de Cancún, quiero decirles ahora a mis amigas y amigos: ¡Cancún seguirá adelante¡”.
Estas palabras fueron rubricadas por una prolongada ovación el 12 de marzo de 1982.