El 7 de agosto de 1981 López Portillo realizó una gira por Torreón y –escribe en sus memorias- “de ahí volamos a Cozumel a recibir a Fidel Castro. La reunión fue un éxito de comprensión y fraternidad. Es un varón inteligente y delicado. Hablamos dos horas y media en la tarde… le expliqué mi visita a Reagan, los esfuerzos hechos para lograr que asistiera a Cancún y para distender el área… Fui claro y franco, y viéndolo a los ojos le dije que era más importante la reunión de Cancún que la presencia de Cuba, y que si no iba Estados Unidos no habría reunión. Tuvo la nobleza de reconocerlo como objetivo valioso y, después de darme su interpretación de los mismos tema, muy coincidentes, me liberó de mi compromiso moral de invitarlo a Cancún. Lo noté muy maduro y reflexivo. Se da clara cuenta del peligro que está viviendo Cuba; de la indiferencia soviética. Está armado hasta los dientes y resuelto a todo”.
López Portillo finalizó su apunte con esta reflexión sobre su reunión con Castro: “Era un acabado indispensable para Cancún. No dejar ese hilo suelto y a un sector de opinión inconforme. Tengo que cuidar estructura y detalle. Fue Castro caballeroso y discreto. Un varón.”
Han pasado 34 años desde la reunión Norte-Sur y el mundo ha cambiado mucho desde entonces, menos la brecha entre países pobres y países ricos que, al contrario, se ha ensanchado. Se desplomó la Unión Soviética, ha disminuido el poderío norteamericano, el mundo pugna por la multipolaridad, y la mayoría de los protagonistas de esa histórica Reunión ya fallecieron. El monumento conmemorativo de esa reunión que se levantó en Cancún fue demolido, pero Fidel Castro siguió dando batallas para no ser excluido y para que su voz se escuche. Y desde hace cinco años está librando la gran batalla final, su última gran batalla. Con gran valor y dignidad, como siempre.
De 34 años a la fecha el mundo ha cambiado mucho. Pero la batalla por las ideas emprendida por el Comandante Castro está dando frutos. La isla mayor de las Antillas ha reanudado relaciones diplomáticas con Estados Unidos y ha recibido la visita de tres Papas. Cuba no ha claudicado en sus principios. Se mantiene fiel en su defensa de los ideales de soberanía y justicia. Cuba es una voz que representa muchas voces. Y allí está Fidel, hoy como ayer, con la dignidad erguida.