Tacho se fue convirtiendo en un personaje del Territorio Federal de Quintana Roo. Las circunstancias del Territorio lo convirtieron en un luchador social.
Su labor de gestoría lo llevó a ser conocido y amigo de los funcionarios estatales y también de algunos presidentes de la república, como es el caso de Luis Echeverría y de José López Portillo. Su fuerte voz era infaltable en los actos políticos y en las reuniones partidistas. Su presencia era notoria cuando llegaba a Chetumal un personaje de la vida pública nacional. Echeverría lo reconocía de inmediato y lo saludaba. López Portillo era más efusivo.
El ex presidente lo veía y lo abrazaba con alegría. En una ocasión, López Portillo se bajaba del avión en Chetumal y escuchó la sonora voz de Tacho: “Viva López Portillo”. Y el presidente sonrío y cuando se hizo el silencio don Pepe gritó ante el asombro de todos: “Que viva Tacho”. Todos sonrieron ante la ocurrencia del Primer Mandatario.
Es por ello que el gobernador David Gustavo Gutiérrez Ruíz lo designó Subdelegado de Gobierno en Puerto Juárez en 1973, cuando Cancún daba sus primeros e inciertos pasos. Llegó a Puerto Juárez y le tocó asignar los primeros lotes a los nuevos pobladores de esta ciudad entonces en proyecto. Trajo a la nueva ciudad el espíritu humilde y trabajador de Quintana Roo, en contraste con la soberbia de los funcionarios de Fonatur y del Banco de México.
Los primeros pobladores de Cancún todavía lo recuerdan con cariño y afecto, porque a pesar de que le tocó repartir cientos de lotes, él no se quedó con ninguno. Sus hijas viven en una unidad habitacional del Infonavit, y llevan el nombre de su padre como un timbre de orgullo por la honestidad y la modestia que lo caracterizó.
A diferencia de muchos que aprovecharon aquellos inicios de Cancún para acumular riquezas y apropiarse de terrenos, Tacho murió en Chetumal olvidado de casi todos, sobrellevando una enfermedad que lo tuvo postrado, sin ningún apoyo, sin ninguna pensión oficial, sólo con el cuidado y la atención de sus hijas.
Un hombre que puso su grano de arena para el surgimiento de Cancún hoy está prácticamente en el olvido. Sufrió la ingratitud de muchos a quienes él ayudó a encumbrar. Tacho es un ejemplo de nobleza en estos tiempos de duro pragmatismo. Recordar a este viejo amigo es un acto de elemental justicia. Son los pioneros olvidados, marginados de las crónicas oficiales.