EN ÓRBITA
Por Marcelo Salinas
La estrategia en torno a festejos masivos
Marchan correctamente los preparativos oficiales para el carnaval, una celebración con significado especial en Quintana Roo, particularmente en Playa del Carmen, donde cobra mayor relevancia, ya que su tremendo crecimiento poblacional exige detonar elementos que proporcionen arraigo, pertenencia e identidad. En tal sentido, para las autoridades y los habitantes representa mucho más que una fiesta.
Desde el inicio de la administración de Mauricio Góngora Escalante se pensó en potenciar todas las celebraciones con el objetivo de fomentar la unión, propiciar el sano esparcimiento y ofrecer encuentros para la recreación; que otorguen esa integración siempre susceptible en un destino cosmopolita. Se ha hecho bien. Durante los últimos encuentros han participado pioneros, oriundos, avecindados, extranjeros y turistas.
Por otro lado, se ha hecho de la carencia una virtud: en ausencia de grandes centros recreativos como zoológicos o un parque de entretenimiento, los actos multitudinarios se presentan como una opción para todos.
El oficial mayor, Rafael Castro Castro, explicaba recientemente que estas actividades masivas no solo han permitido esa interacción con arraigo, sino que además han generado un cuantioso ahorro de recursos públicos por el aporte de patrocinadores, han dinamizado la economía local y han nutrido la oferta turística cultural en la Riviera Maya. Es decir, se ha conservado el patrimonio compuesto por invaluables tradiciones casi perdidas, en tanto se impulsa el desarrollo social.
Como coordinador del Comité Permanente de Festejos Tradicionales, Rafael Castro sostiene que las tres últimas celebraciones han sido un éxito, y prevé que el carnaval se desarrolle bajo las mismas circunstancias.
La primera fue la Fiesta del Carmen, en honor a la Virgen, en julio pasado. A la celebración de 10 días asistieron más de 200 mil. En un municipio de 204 mil habitantes, la cifra de participación es asombrosa, debido, entre otros asuntos, a que miles de visitantes fueron incorporados. Esta primera prueba rebasó las expectativas: generó más de 2 millones de pesos en ventas y decenas de empleos temporales.
La segunda fue el Festival de Jazz Riviera Maya, llevado a cabo del 27 al 29 de noviembre, al que por primera vez se sumó el Ayuntamiento presentando actividades alternas. Fue una apuesta notable, pues los artistas locales aprovecharon la oportunidad para mostrar su talento mientras los habitantes disfrutaron los escenarios que se creían exclusivos para extranjeros y turistas. Fue tan redituable en términos de publicidad y convocatoria (más de 20 mil asistentes por noche), que el Festival está considerado hoy entre los 10 mejores del mundo.
La tercera fue la Feria Navideña “Motivos de Felicidad”, del 14 de diciembre al 6 de enero pasado, cuya participación y derrama batieron los pronósticos más halagüeños. Los más de 7 mil asistentes por día (gracias a los 130 mil boletos regalados) consumieron productos locales y revitalizaron una costumbre perdida en estas fechas: la celebración con saldo blanco.
Por todos estos antecedentes se augura que el carnaval, programado del 7 al 17 de febrero próximos, provoque una alta participación ciudadana, que impulse a su vez el desarrollo
social; genere ganancias en los productores locales, facilitando así la dinámica económica, y fortalezca la estrategia por hacer de la tradición una política pública permanente.
En todos estos encuentros se han desplegado temáticas familiares, tradicionales e incluyentes. Es una medida acertada, debe insistirse, en una ciudad cuya naturaleza multicultural se transforma con rapidez inaudita, siempre amenazada con el riesgo de extraviar valores y costumbres.
La estratega ha sido productiva.