Este domingo 19 concluirá la Feria del Carmen en Solidaridad. Tanto los organizadores como los promotores del arraigo y la pertenencia deben estar contentos con lo realizado, porque además de conservar las valiosísimas tradiciones mayas se fortalece el complejo tejido social al ser una festividad cien por ciento por familiar, al alcance de todos.
Ha sido un acierto robustecer un encuentro en el que participan pioneros, recién llegados, extranjeros residentes y turistas, por aquello de la aparente poca identidad en estos municipios que crecen aceleradamente, considerados “de paso” por muchos.
Desde el inicio de la administración de Mauricio Góngora Escalante se pensó en potenciar las celebraciones con el objetivo de fomentar la identidad y no solo procurar la recreación o el esparcimiento gratuito. Prueba de ello son las actividades por el próximo aniversario de Playa del Carmen el 28 de julio, el festival de jazz en noviembre y la feria navideña, durante las cuales se motiva la integración.
Por eso se explica que la Feria, en vez de ser una “gran cantina” como suelen ser los carnavales, sea un espacio compartido ideal para desarrollar temáticas familiares, incluyentes, con ese toque místico religioso propio de la región, lo cual deja encantados a quienes participan de lleno.
Insisto, ha sido una apuesta certera del presidente Mauricio Góngora, pues debe recordarse que la Riviera Maya es un lugar cuya naturaleza multicultural se transforma con inusitada rapidez y siempre con el riesgo de extraviar valores o costumbres. En este sentido, es fundamental la aportación de su esposa Cinthya Osorio y su ejército de damas voluntarias del DIF municipal.
En alguna ocasión, Rafael Castro Castro, oficial mayor del Ayuntamiento y coordinador del Comité Permanente de Festejos Tradicionales, me revelaba la necesidad de mejorar estos actos multitudinarios, ya que en ausencia de grandes centros recreativos como zoológicos o parques de diversiones a bajo costo, estos se presentan como la opción más viable para disfrutar. Y lo están haciendo.
Los entre 12 mil y 15 mil asistentes diarios encuentran ahí un proceso de participación plural, que propicia la vinculación con las autoridades, que busca fomentar la confianza entre los solidarenses y que, en definitiva, impulsa la plena incorporación de quienes aún se sienten extraños por estar lejos de casa, pasando un rato agradable.
No es por hacer una fiesta más ni solo limitándose a la celebración religiosa por la Virgen: Góngora y su equipo lo han concebido como una estrategia de progreso con un componente cultural importante, aunque el objetivo final es lograr que los beneficios de lo obtenido en este ámbito lleguen oportunamente a todos los habitantes.
Así, en la medida en que estas gestiones culturales iniciadas por la autoridad rindan frutos en términos sociales, los servidores públicos pueden sacar provecho en lo político. Al fin y al cabo ese también es uno de los propósitos.