Con 2 mil 156 votos abajo de la candidata de Morena, Laura Beristain, la alcaldesa con licencia de Solidaridad, Cristina Torres, vio diluirse la posibilidad de su reelección y esgrimió irregularidades en el cómputo de las actas electorales en el último corte del PREP. Y claro, tiene derecho a hacerlo.
De acuerdo a la ley, el Ieqroo determinó suspender la sesión permanente y alargar al domingo el resultado y la designación del ganador -o ganadora- en la elección de este municipio, previa apertura de los paquetes para revisar y contar de nuevo los votos, pues según Cristina hay a su favor 6 mil boletas que no figuran en el corte del PREP. Y por supuesto, también tiene derecho a ello.
Ganadora por arrastre natural de la elección que llevó a Carlos Joaquín a la gubernatura de Quintana Roo hace dos años, a Cristina se le respetó su triunfo y nadie cuestionó sus resultados; pero ahora, estando ella del otro lado de la moneda y habiendo los solidarenses dividido las preferencias con la Beristain, a la candidata del Frente PAN-PRD no se le hizo justo el proceso (con todo y que el mando, poder y dinero del municipio lo tiene ella), por lo que amagó con impugnar en tribunales lo que en las urnas, al menos hasta hoy, no logró. Y bueno, en los hechos le asiste ese derecho y puede hacer uso de él.
Pero lo que de plano no se vale, y ahí sí no tiene ningún derecho, es tratar de “amarrar navajas” con el nombre del gobernador, a fin de influir en la consecución de su propósito.
Carlos Joaquin no lo hizo antes, ni lo hizo durante el proceso, así que es muy poco probable -por no decir imposible- que después de éste vaya a meter las manos para manipular la elección del domingo… por mucho que quiera o le guarde alta estima a la abanderada de la coalición que él representa en el estado.
¿A qué viene esto? Al rumor que Cristina Torres anda esparciendo en Playa del Carmen, en el sentido de que Carlos Joaquín apoya su cruzada contra la supuesta ilegalidad que argumenta hubo en el proceso de ayer, y por lo tanto, en complicidad con el Ieqroo buscará “reventar” la elección el domingo próximo para dejar fuera a Laura Beristain y allanarle el camino a Palacio -de nuevo- a su mala perdedora pupila.
Es cierto que en la guerra y en el amor todo se vale, menos empañar el nombre del hombre que la hizo alcaldesa y le dio la oportunidad de reelegirse, pero rascándose con sus propias uñas.
Porque Carlos Joaquín, que días antes del proceso que llevó a la Presidencia de México a Andrés Manuel López Obrador firmó con otros siete gobernadores panistas un pacto para cerrar filas con el candidato presidencial que ganara la elección del 1 de julio, no creemos que vaya a torcer ese serio y sólido compromiso, nomás por apoyar a doña Cristina.
¿Que no está conforme con la voluntad de los solidarenses expresada en las urnas? Que impugne y pelee ella en tribunales; está en todo su derecho.
Pero que no mienta ni exponga innecesariamente el nombre del gobernador, que seguramente no tiene ninguna intención de confrontarse con López Obrador, con quien, como cualquier otro gobernador del país, le interesa mantener una buena relación política para obtener mayores beneficios para Quintana Roo.