Gente de poca monta se ha apropiado de la política partidista. Se ha convertido en bagatela. Los candidatos a cargos de elección popular son personas impresentables en la mayoría de los casos. Sin preparación académica, salvo contadísimas excepciones. Sin valores en la mayoría de los casos. Son únicamente ambiciosos y ambiciosas sin escrúpulos, sin pudor, sin un dejo de vergüenza. Saltimbanquis de la peor ralea.
La política, la que se hace en los partidos, la hacen personas de carne y hueso. Y no están los mejores. No están los mejor calificados. Están los que han hecho del oportunismo y la demagogia un estilo de vida.
Los partidos se han convertido en rehenes de grupos de interés, en el mejor de los casos, y en estructuras mafiosas en el peor.
Está el caso paradigmático de la familia Beristaín, que merced a componendas y a chantajes pasan de cargo en cargo. Una es senadora todavía, uno es regidor y la otra es diputada local y aspira a la candidatura de Morena para la presidencia municipal de Solidaridad.
La Guera Beristaín llegó al Senado bajo las siglas del PRD aupada por Félix González Canto, para desbancar a Joaquín González Castro, que ya era el candidato formal pero una impugnación ante el Tribunal Electoral lo dejó fuera de la jugada a última hora. Sin embargo, ya las boletas estaban impresas y no hubo tiempo de borrar su nombre. Muchos de los votos que obtuvo la Beristain fueron de gente que pensó que votaba por González Castro.
Su hermana, Laura, llegó al Congreso local bajo el cobijo de la Guera, que también incluyó a su hermano en el Cabildo de Solidaridad. No apoyaron la candidatura de Carlos Joaquín, porque intentaron sabotear la alianza entre el PRD y el PAN, y cuando ésta fue aprobada a nivel nacional no les quedó más que sumarse a cambio de la diputación local, la regiduría y otras prebendas.
Ahora ya sacaron el cobre. Se reunieron las Beristaín con personeros de Félix, de Beto Borge y de Juan Pablo Guillermo. Se habló en la reunión de dineros para la campaña en el municipio de Solidaridad.
Se reunieron con sus verdaderos “jefes”. Esta madeja de intereses revela, además, una tupida red de perversiones para tratar de desestabilizar al Estado y sembrar incertidumbre. Esa maquinación revela muchas cosas y no sólo traiciones y componendas oscuras. Pudiera haber algo más grave. Porque lo que está en juego es la tranquilidad de Quintana Roo. Nada más pero nada menos.
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