“¿A qué no sabes desde dónde te llamo?”, la primera llamada desde un teléfono móvil la realizó Martin Cooper, hace 42 años, en una calle de Nueva York, las ventas de ‘smartphones’ superan hoy a la de ‘teles’, tabletas y consolas juntoS
Este viernes, día 3, se conmemoró la primera llamada desde un teléfono móvil que realizó hace 42 años Martin Cooper a su mayor rival en el sector, Joel Engel de los Bell Labs de AT&T, desde una calle de Nueva York. «¿A qué no sabes desde dónde te llamo?», le dijo. Cooper, que recibió el Premio Príncipe de Asturias, se encontraba en la Sexta Avenida de Nueva York a punto de dar una rueda de prensa en el hotel Hilton para anunciar que acababa de realizar la primera llamada de la historia desde un teléfono móvil.
El aparato era un prototipo de Motorola DynaTac 8000X que pesaba 794 gramos, tenía unos 33 centímetros de altura contando la antena y 8,9 centímetros de grosor. Este armatoste tardaba 10 horas en cargarse, sólo contaba con media hora de batería y su precio equivalente hoy sería de unos 7.200 euros. El iPhone 6 pesa 123 gramos, con 13,81 centímetros de altura y menos de un centímetro de grosor, y vale 699 euros.
En 1975, había 5.000 clientes de telefonía móvil en el planeta. Hoy hay 3.600 millones de usuarios con un móvil permanentemente en su mano o en su bolsillo, la mitad de la población mundial, y se espera que para 2020 se extienda a 4.600 millones de abonados, según las últimas estadísticas de GSMA, la organización mundial de operadores móviles.
En realidad, hay muchos más móviles que abonados porque los usuarios disponen de varios. Así el número de tarjetas SIM alcanza los 7.100 millones (1,5 SIM por usuario) y se suman las SIM que conectan máquinas entre sí (M2M) se prevé que 2020 se alcance la cifra mágica de las 10.000 millones de conexiones móviles.
La penetración móvil varía mucho según la región global. En Europa, casi el 80% eran suscriptores móviles a finales de 2014, mientras que en África subsahariana la cifra es de sólo el 39%. Por lo tanto, el crecimiento de suscriptores global durante los próximos cinco años se concentrará en los países en desarrollo, impulsado por el aumento de la asequibilidad de los dispositivos y servicios móviles y la rápida expansión de la cobertura móvil que sirve para conectar las poblaciones actualmente inconexos, especialmente los de las zonas rurales, según el informe La Economía del Móvil 2015 realizado por la GSMA.
Los teléfonos inteligentes pasarán de los 2.600 millones actuales a los 5.900 millones en el 2020, gracias a Internet
Los teléfonos inteligentes (smartphones) representan ahora el 37% de las conexiones, con 2.600 millones de terminales, aunque su crecimiento es imparable porque alcanzarán los 5.900 millones en 2020, el 65% del total. Se venden ya más smartphones que tabletas, ordenadores y televisores juntos. La explosión del móvil ha sido gracias a su posibilidad de conexión a Internet. La banda ancha móvil representa el 40% de las conexiones totales, pero aumentará a casi el 70% del total en 2020 gracias a la tecnología 4G o LTE que permite mayores velocidades. El creciente uso de teléfonos inteligentes habilitados para banda ancha móvil está impulsando una explosión del tráfico de datos móviles. Según Cisco, se prevé que los volúmenes de datos móviles globales crezcan a una tasa compuesta anual del 57% hasta 2019, llegando a 24.314 petabytes al mes por ese punto, el resultado de un aumento del consumo de vídeo bajo demanda a través de dispositivos móviles.
La industria móvil es una piedra angular de la economía global. En 2014, la industria móvil contribuyó tres billones de dólares para la economía mundial, lo que equivale al 3,8% del Producto Interno Bruto (PIB) mundial. En 2020, se estima que la contribución de la industria aumentará a 3,9 billones de dólares, lo que representa 4,2% del PIB mundial. La industria móvil emplea directamente a 12,8 millones de personas en el mundo en 2014 y a otros 11,8 millones de empleos indirectos.
Este año se venderán 1.000 millones de teléfonos inteligentes con una facturación de 285.000 millones de euros
Las ventas mundiales de smartphones en 2015 alcanzarán las 1.000 millones de unidades, con una facturación de 300.000 millones de dólares (285.000 millones de euros) y supondrá cerca de tres cuartas partes de los móviles vendidos para este año (1.400 millones de unidades). Con estos resultados, en 2015 el nivel de ventas de smartphones superará tanto en unidades como en ingresos a las del conjunto de los sectores del PC, televisores, tabletas y videoconsolas. El parque total de smartphones activos crecerá hasta 2.200 millones en 2015, respecto a los 1.800 millones de unidades que había en 2014.
Estas son algunas de las conclusiones en materia de Telecomunicaciones del informe Predicciones de Tecnología, Medios de Comunicación y Telecomunicaciones 2015, que elabora cada año la consultora Deloitte, y que analiza las principales tendencias para los próximos meses para estos sectores. El estudio también destaca que, aproximadamente, siete de cada diez personas con smartphone, de catorce mercados desarrollados, habían cambiado el teléfono en los últimos 18 meses. Lo que demuestra que esta tendencia de cambio es superior a la de cualquier otro dispositivo electrónico de consumo. Mientras un tercio de los encuestados espera comprar un smartphone en los siguientes doce meses, tan sólo un 21% dijo que lo haría en el caso de los ordenadores portátiles y un 19% en el caso de las tabletas.
Deloitte estima que a finales de 2015 el número de hogares con banda ancha a escala mundial habrá aumentado alrededor de un 2%, hasta los 715 millones, y que la velocidad de la banda ancha en la mayoría de los mercados se habrá incrementado entre un 15% y un 25%. Sin embargo, el término banda ancha abarca un rango cada vez mayor de niveles de rendimiento, desde unos pocos megabits por segundo (Mbps) hasta cientos de Mbps, advierte la consultora.
Cuando se habla de las diferencias en la banda ancha, subraya el estudio, se hace alusión a los que “tienen” y a los que “no tienen”. Aunque esta brecha es considerable, también es importante reconocer las diferencias entre los que tienen. 280 millones de personas (un 40% del total) tienen acceso a ADSL tradicional a comienzos de 2015, 285 millones (un 41%) utilizan fibra óptica en cualquiera de sus variantes y 135 millones (19%) se conectan a internet por cable.
Como consecuencia de estas diferencias, las empresas de cable invertirán en mejorar en tecnologías para ofrecer mejores conexiones. Sus competidores de fibra y ADSL también introducirán mejoras. Deloitte predice que, para finales de 2015, de los aproximadamente entre 600 y 650 millones de teléfonos estarán equipados con el sistema de comunicación de corto alcance, NFC, y el 5% será utilizado al menos una vez al mes para realizar pagos sin contacto en establecimientos comerciales. Esta cifra contrasta con los datos de 2014 tanto en el porcentaje de dispositivos que utilizaban teléfonos NFC (entre 450 y 500 millones), como en el número de personas que pagaron alguna vez con esta herramienta, menos del 0,5%
Aunque los pagos sin contacto no serán una tendencia dominante a finales de 2015, su adopción por parte de pequeños nichos en el mercado supondrá un gran avance en comparación con un uso prácticamente nulo en años anteriores, sobre todo gracias al visto bueno de las instituciones financieras, los comercios, los consumidores, los proveedores de tecnología y los operadores de telefonía.
La ‘infoxicación’, de moda en los ‘cafés’ del Malecón Las Américas, un reportaje de 10.000 visitas en nuestra versión digital de EyC
En las primeras semanas del 2011 nació la versión digital de la revista EDUCACIÓN Y CULTURA. Todos los días actualizamos sus páginas. En este medio año hemos logrado contar ya con 100.000 seguidores de más de una veintena de países. Estrenamos la columna diaria ‘EL ESTIARIO’, en la que comentamos noticias relacionadas con lo que acontece en Cancún, Quintana Roo, México y otras ciudades y países del mundo. De todos los trabajos, el titulado “La ‘infoxicación’, de moda en los ‘cafés’ del Malecón Las Américas” ha sido el más leíd0. Ha superado las 50.000 visitas. En el cuarto aniversario de EDUCACIÓN Y CULTURA, Revista online diaria, reproducimos esta crónica donde hacemos un ‘repaso’ a lo que supuso para nuestras relaciones humanas aquella llamada de Martin Cooper, aquel 3 de abril de 1973…
‘E-mails’, redes sociales, el móvil… recibimos una sobredosis de información que no es fácil procesar, atentos a todo y a nada. Esta nueva forma de existencia, hiperconectada e instantánea, tiene sus ventajas, tenemos al mundo en nuestro ordenador; y también sus desventajas, empeora la capacidad analítica, aumenta la ansiedad y conduce a decisiones erróneas.
Las horas dedicadas diariamente al uso de aparatos electrónicos prácticamente se ha duplicado en los últimos veinte años, mientras que la interacción cara a cara cae desde unas seis horas a poco más de dos. Recuerden cuando el mundo era un poco más tranquilo. Solo había un par de canales de televisión. Las cartas postales cuidadosamente manuscritas tardaban días o semanas en ir de una mano a otra. Los periódicos contaban lo que había pasado ayer. Y a los amigos los veíamos de tarde en tarde alrededor de la mesa de algún bar o café. Ahora, en cambio, vivimos en mitad de una avalancha. Los cafés del Malecón Las Américas de Cancún, sean Maccafé o Starburg ya no son lo mismo de antaño. El acelerón de la tecnología ha provocado que la información nos bombardee a discreción, sin piedad y en todas direcciones, y que el contacto con el prójimo se haga constante e instantáneo gracias al teléfono móvil, el e-mail y las redes sociales. Si antes mirábamos el mundo a través de la ventana, ahora miles de ventanas que se abren simultáneas y meten el mundo en nuestro ordenador.
El estrés, la ansiedad informativa, la confusión, la superficialidad o la falta de atención, desventajas del mundo ‘always on’
Esta nueva forma de existencia, hiperconectada e instantánea, tiene sus ventajas, claro está, pero también sus desventajas. El estrés, la ansiedad informativa, la confusión, la superficialidad o la falta de atención son algunos de ellos. “Infoxicación” lo llama el físico Alfons Cornellá, fundador de la consultora sobre nuevas tendencias Infonomía, un neologismo que mezcla la información y la intoxicación. Se produce cuando la información recibida es mucho mayor que la que somos capaces de procesar, con consecuencias negativas.
“En el momento en que aún no has acabado de digerir algo, ya te está llegando otra cosa”, dice Cornellá, “la entrada constante de información, en un mundo always on (siempre encendido), te lleva a no tratar ninguna información en profundidad. Cuando la información es demasiada todo es lectura interruptus. El fenómeno se desboca cuando todos pasamos a ser productores de información, y cuando los instrumentos para producirla son mejores que los instrumentos para organizarla y buscarla. Todos sabemos usar un procesador de texto, pero pocos saben buscar información de calidad con criterio”. En efecto, hoy día la actividad es frenética: “Se calcula que entre el nacimiento de la escritura y el año 2010 se crearon cinco exabytes (billones de megabytes de información). Pues bien, esa cantidad de información se crea ahora cada dos días”, informa el especialista en redes David de Ugarte. “La posibilidad de emitir información codificada se ha ido democratizando: primero como escritura, luego como imagen, etcétera. Piensa cuánta gente podía escribir un texto a principios del siglo XIX, o cuanta hacer una foto a principios del XX… Y compáralo con hoy”.
La interacción cara a cara caía diaria ha pasado de unas seis horas a poco más de dos, en los últimos veinte años
Una información que, además, salta de un lugar a otro como pulgas en una sábana: en España se envían 563 millones de correos al día, según la consultora Contactlab, y cada español recibe, de media, unos 23 correos diarios que debe gestionar (en algunos casos llegan a cientos), y que ahora, además de en el ordenador, también recibimos en nuestros smartphones (teléfonos inteligentes). Y eso sin contar lo que se cuela a través de redes sociales como Facebook y Twitter. Según la Asociación para la Investigación de Medios de Comunicación (AIMC), el 37% de los españoles se conecta entre 10 y 30 horas semanales. El 9% lo hace más de sesenta horas. Cada vez pasamos más tiempo en este mundo de los unos y ceros y menos en el de la carne y los huesos: “Las horas dedicadas diariamente al uso de aparatos electrónicos prácticamente se ha duplicado en los últimos veinte años, mientas que la interacción cara a cara caía desde unas seis horas a poco más de dos”, según explica José Antonio Redondo en su libro sobre redes sociales ‘Socialnets’ (Península).
Y todo esto cansa a la mente. El psicólogo David Lewis creó el concepto de Síndrome de Fatiga Informativa, en su informe ‘Dying for information?’(¿Muriendo por la información?) elaborado para la agencia Reuters. Se da en personas que tienen que lidiar con toneladas de información procedente de libros, periódicos, faxes, correos electrónicos, etcétera, y que, según Lewis, provoca la parálisis de la capacidad analítica, ansiedad y dudas, y conduce a malas decisiones y conclusiones erróneas. Dos tercios de los 1.300 profesionales entrevistados por Reuters achacaron al estrés producido por manejar altos flujos de información daños en sus relaciones personales, baja satisfacción laboral y tensión con sus colegas. “El exceso es más perjudicial que provechoso”, opina Jorge Franganillo, profesor de Información y Documentación de la Universidad de Barcelona.
Más información no nos da más libertad y satisfacción, en exceso es asfixiante y resulta difícil de procesar
“Durante siglos hemos asociado más información a más libertad. Sin embargo, hoy día, no por tener más donde elegir tenemos más libertad ni estamos más satisfechos. La información es imprescindible en la vida moderna, pero en exceso es asfixiante y resulta difícil de procesar. Al final, más es menos”. Nos puede incluso hacer menos productivos, como observó el psicólogo británico Amir Khaki, de AK Consulting, estudiando el comportamiento de un grupo de ejecutivos: la consulta continua de la BlackBerry aumenta el estrés y reduce la productividad. Uno de los sujetos del estudio tardaba el triple de tiempo en rellenar impresos comunes por la constante distracción de su teléfono inteligente. “La presión que provoca la sobrecarga informativa retrasa decisiones importantes o hace que se tomen medidas sin la suficiente reflexión. Y causa también una fricción informativa que dispersa la atención y aumenta la fatiga. La energía física e intelectual que consumimos para obtener la información correcta se desperdicia si no hacemos algo útil con ella”, dice Franganillo. Y, por mucho tiempo que invirtamos, siempre tenemos la impresión de que se nos está escapando algo. “Esta sobreabundancia hace que pocos elementos de entre todo ese mar resalten y queden fijados a nuestra memoria, que hoy se encuentra medio perdida al no poder atar datos con situaciones y lugares concretos. Muchas cosas pasan desapercibidas, miradas sin ser vista”, dice Roberto Balaguer, psicólogo especialista en Internet.
La concentración a textos largos es cada vez menor, atentos a la vez a la web, el Twitter, el teléfono, el Skype, el Facebook…
La superficialidad es otra de las posibles consecuencias del maremagno actual, como señala el autor Nicholas Carr en su libro Superficiales. ¿Qué está haciendo Internet con nuestras mentes? (Taurus), de reciente aparición. Carr, licenciado en Literatura, advirtió que su capacidad de concentración en la lectura de textos largos era cada vez menor. La causa: su actividad multitarea, atento a la vez a la web, el Twitter, el teléfono, el Skype, el Facebook… “Internet nos incita a buscar lo breve y lo rápido y nos aleja de la posibilidad de concentrarnos en una sola cosa”, declaró en una entrevista a varios periódicos de diferentes países. “La multitarea, instigada por el uso de Internet, nos aleja de formas de pensamiento que requieren reflexión y contemplación, nos convierte en seres más eficientes procesando información pero menos capaces para profundizar en esa información y al hacerlo no solo nos deshumanizan un poco sino que nos uniformizan”. Por supuesto, Carr cerró sus perfiles en las redes sociales.
No todos son tan pesimistas. “Mi hijo juega mucho al Call of Duty (un frenético videojuego bélico). Puedo pensar que está perdiendo el tiempo, o incluso que está enganchado, o pensar que se está preparando para un nuevo mundo donde los estímulos serán mayores, y la información más cambiante. El mundo que viene probablemente sea más parecido a Call of Duty que a Guerra y paz”, opina Xabier Carbonell, profesor de Psicología en la Universidad Ramón Llull. “No creo que sea un problema, sino cuestión de aprendizaje. Fíjate, mi madre me decía ‘¿cómo puedes estudiar con la radio puesta?’. Y compáralo con todo lo que hay ahora… La tecnología está produciendo un cambio cognitivo importante”. Cada vez somos más multitarea y esto es irreversible. “Son las habilidades que, por otro lado, cada vez valora más el mercado laboral: empleados que tengan esa habilidad de gestionar en contextos de saturación de información”, coincide Fernando Garrido, del Observatorio para la Cibersociedad. ¿Cómo gestionar esta cantidad ingente de información? La respuesta es obvia: tomándonoslo con calma. Desconectándonos un rato: apagar el ordenador, la televisión, silenciar el teléfono. La buena información, la relevante, la de EDUCACIÓN Y CULTURA, Revista Online diaria, y la de EL BESTIARIO, revista impresa bimestral, www.educacionyculturacancun.com, ‘desinfoxica’.
“¿A qué no sabes desde dónde te llamo?”, la primera llamada desde un teléfono móvil la realizó Martin Cooper, hace 42 años, en una calle de Nueva York, las ventas de ‘smartphones’ superan hoy a la de ‘teles’, tabletas y consolas juntos.