La sucesión de Quintana Roo se adelantó más de un año y a estas alturas ya nadie puede detenerla, pues la señal vino de “arriba”, como se dice en el lenguaje político…
La sucesión de Quintana Roo se adelantó más de un año y a estas alturas ya nadie puede detenerla, pues la señal vino de “arriba”, como se dice en el lenguaje político para designar a la máxima autoridad; en este caso, del estado. ¿Conviene precipitar un proceso que, de entrada, se prevé arduo y competido? La experiencia dice que no, Roberto Borge construyó su candidatura desde la estructura partidista, con la aquiescencia del gobernador Feliz Gonzalez Canto.
En el país existe una auténtica rebelión contra la clase política, los partidos y los gobiernos de todas las denominaciones, de la cual no escapan los poderes fácticos. Silenciosa en las calles y a veces no tanto su estridencia en las redes sociales augura tiempos difíciles para México.
Más tardaron en concluir las elecciones intermedias de este año, que en arrancar la sucesión a la gubernatura. Los prematuros destapes y auto destapes están a la orden del día. Lo queramos o no, ya estamos inmersos en este proceso de la sucesión adelantada y, a partir de ahora, el discurso y la agenda de la clase política será eminentemente gubernamental.
Los resultados de las elecciones dejaron una radiografía del momento político por el que atraviesa el país y el estado; el ideal sería que más que pensar en el largo plazo o únicamente en ello, los partidos políticos, en general, y la clase política, en particular, se preocuparan y ocuparan, en el corto plazo, en cómo recuperar la confianza de los ciudadanos, cómo fortalecer nuestro sistema democrático, cómo garantizar una mejor calidad de vida para todos los mexicanos.
La sucesión adelantada que ha sido tendencia después de los destapes, un año antes de la contienda política, se da en buena medida cuando la curva de poder va decrescendo situación que aprovechan todos aquellos que quieren buscar ser candidatos.
Lo ideal sería esperar los tiempos electorales del 2016 y respetar los estatutos partidistas para la selección de candidatos, pero no, los destapados ven que está en juego su futuro y actúan en consecuencia. En esa dinámica ya se encuentran todos los candidatos del PRI, PAN, PRD, Morena y los que buscan ser candidatos independientes.
Morena empezó su campaña para la elección del 2016 ya con recursos públicos, sigue en la promoción de su imagen y de su proyecto. Se erigen como los ‘anti-héroes’ que lucha contra el sistema y los poderes fácticos; los profetas que venden la idea de que todo está mal y que son los únicos que pueden salvar a México.
El dilema al que se enfrentará el PRD no solo será elegir a su candidato a la gubernatura ya que no cuenta con liderazgos ni candidatos visibles, también tendrá el desafío de ver si logra o no un acuerdo con MORENA para ir juntos, como izquierdas, en la contienda, o buscar a un buen candidato, aunque sea externo que les ayude a conservar el registro