Las Nuevas reglas del juego y la cirugía a todos los órganos electorales del país podrían resultar inocuas, pues no modificarán la participación esperada y probablemente tampoco mejorarán de fondo la calidad en las elecciones federales y locales del 7 de junio. Son moderadas las expectativas sobre el impacto que tendrá la reforma electoral en los comicios que recién arrancan.
En éstos influirán más problemas ajenos al sistema electoral como son la inseguridad pública, el desencanto hacia los partidos y al gobierno federal, así como la desaparición de normalistas de Ayotzinapa, que el rediseño político-electoral de 2015 y 2014.
Habrá cambios innegables como el Instituto Nacional Electoral (INE) como nueva autoridad, más partidos en contienda, mayor fiscalización o candidatos independientes.
Las reformas electorales podrán concretarse probablemente con éxito organizativo, pero nada hace prever que se venza la desconfianza electoral.
No es un tema de quien o cómo se organizan las elecciones, más bien es que “resulta sorprendente que la desconfianza provenga de los mismos autores de las reformas”.
“Estas respondieron a las demandas de los partidos, pero después de tantos años es muy difícil entender por qué no existe esa confianza sobre todo por parte de los propios artífices de los cambios de los últimos 25 años”.
La confianza no sólo depende de la institucionalidad sino de la coyuntura política, y ese es otro problema.
¿Qué se espera en términos de participación en las elecciones? Hay 10 partidos que van a contender, va a haber candidatos independientes y esas son novedades, pero al mismo tiempo persiste desilusión con respecto a la clase política y los partidos”.
“Existe desilusión y desencanto con respecto al funcionamiento de la democracia”.
La reforma no es el problema y tal vez ni siquiera lo son las leyes o las autoridades electorales.
“El problema tiene que ver con la situación política del país y el sistema de partidos. Hay una decepción en las acciones de gobierno, gran desencanto sobre todo después de los acontecimientos de otoño”, con los normalistas de Ayotzinapa.
“Si a esto añadimos que los dos grandes partidos tradicionales de oposición tienen problemas, hay fragmentación en el PRD y problemas internos en el PAN, todo eso no alienta la participación”.
La Insatisfacción dominará elecciones, se perfila un alto abstencionismo, por desencanto.
Aunque uno de los objetivos de la reforma fue estandarizar su organización y elevar la confianza, a la hora de emitir el voto el electorado no suele pensar en ello.
“El abstencionismo va a ser muy alto, en la forma de no asistencia en las urnas o anulación del voto, pero un electorado tan desencantado con los partidos va a tener muy poca disposición a votar por ellos”.
El tema del llamado de los padres de los normalistas de Ayotzinapa a no realizar elecciones en Guerrero, “tiene efectos” esa convocatoria, “definitivamente sí va a influir en estas elecciones del 2015”.