Un atentado contra una mezquita en Egipto causa al menos 235 muertos, en los primeros momentos, la cifra va en aumento conforme pasan los días. El ataque yihadista se ha producido en norte del Sinaí, donde los terroristas han puesto una bomba y abierto fuego. Los militares que guardan los tesoros de Tutankamón en la plaza Tahrir, escenario de la ‘Primavera Árabe’, que acabó con Hosni Mubarak, y la victoria de los ‘Hermanos Musulmanes’ hasta el golpe de estado del 2013, creen que la hipótesis de un ataque terrorista del ‘Estado Islámico’ es la “más probable” en el país de los faraones, las pirámides de Giza y el exgeneral panarabista Gamal Abdel Nasser
El terror ha golpeado este pasado viernes, 24 de noviembre, el día consagrado a la oración en el islam, una mezquita repleta de fieles en Bir al Abed, 40 kilómetros al oeste de la ciudad de El Arish, epicentro de la franquicia egipcia del Estado Islámico en el norte del Sinaí. La prensa de El Cairo informa de que al menos 235 personas han muerto y otras 120 han resultado heridas en el atentado contra el templo musulmán de Al Raudá en pleno rezo central del mediodía, según fuentes de seguridad y del Ministerio de Sanidad de Egipto. Se trata de la acción terrorista más sangrienta registrada en el país.
Testigos del ataque citados por la edición digital del diario Al Ahram aseguran que los terroristas hicieron estallar una bomba en la mezquita, adscrita al rito moderado sufí, considerado herético por el salafismo extremista, mientras varios hombres armados abrieron fuego de forma indiscriminada contra los fieles que huían tras la explosión. En medio de un gran despliegue de fuerzas de seguridad, los equipos de emergencia evacuaron hacia hospitales cercanos a los supervivientes en decenas de ambulancias a pesar del tiroteo cruzado. Entre las víctimas había numerosos soldados de reemplazo que cumplen el servicio militar obligatorio en la conflictiva zona del norte del Sinaí.
Desde que el Ejército derrocó en julio 2013 al presidente Mohamed Morsi, afiliado a los Hermanos Musulmanes, el Sinaí se ha convertido en el principal foco de violencia en Egipto. En la frontera occidental con Libia operan también grupos yihadistas que mantienen lealtad a Al Qaeda, como Ansar el Islam. Los milicianos de Provincia del Sinaí, la filial local del ISIS, han multiplicado los atentados contra militares y policías y los ataques contra civiles que trabajan para el Estado con el objetivo de sembrar el terror en la región. El Sinaí quedó semidesmilitarizado tras la salida de las tropas de Israel, al poner fin a la invasión de la Península que mantuvo entre 1967 y los acuerdos de paz de 1979, cuando el Gobierno de El Cairo reconoció al Estado hebreo.
Los turistas en El Cairo y el valle del Nilo, así como la comunidad cristiana copta también han sido objeto de ataques terroristas
Los yihadistas de la región prometieron lealtad al Estado Islámico (ISIS, por sus siglas en inglés) a finales de 2014 y establecieron la llamada Provincia del Sinaí del Califato en la península que limita con Israel y Gaza —por el paso fronterizo de Rafah—, y con el canal de Suez. El presidente del país, Abdelfatá al Sisi, que ha declarado tres días de luto nacional, reunió este viernes al Comité de Seguridad Nacional para abordar la situación, según ha informado el canal de televisión privada Extra News TV, citado por la cadena británica BBC. Al Sisi prometió responder con “una fuerza brutal” para “vengar a los mártires” del atentado. Al atardecer aviones de combate de la Fuerza Aérea lanzaron bombardeos masivos sobre zonas montañosas del norte del Sinaí próximas a Bir al Abed donde se sospecha que han podido ocultarse los autores del ataque.
Los turistas en El Cairo y el valle del Nilo, así como la comunidad cristiana copta —en cuyo seno se han registrado más de un centenar de muertes en lo que va de año en atentados sectarios— también han sido objeto de ataques terroristas. Hace ahora dos años, un avión ruso con 224 ocupantes a bordo se estrelló en el Sinaí a causa de una explosión cuando acababa de despegar de la ciudad turística de Sharm el Sheij, a orillas del mar Rojo. No hubo supervivientes.
El pasado mes de febrero huyeron en masa los cristianos de la región de El Arish, donde este jueves se ha producido el atentado contra la mezquita, tras una ola de ataques contra sus comunidades. Los yihadistas de ISIS decapitaron también el año pasado a un jeque local sufí, al que acusaron de herejía y de practicar la magia, según informó la agencia France Presse (Afp). Muchos adeptos al sufismo han sido secuestrados por los grupos vinculados al ISIS y solo son liberados después de declarar en público que se arrepienten y renuncian a sus creencias. La península del Sinaí está declarada como zona de seguridad militar, donde los medios de comunicación tienen vetado el acceso.
Con su política de tierra quemada, el régimen de Al Sisi ha sido incapaz de sofocar una tenaz insurgencia liderada por el ISIS
Por su orografía, emplazamiento geográfico e historia, la península del Sinaí reunía todos los elementos para convertirse en un polvorín tras el golpe de Estado de 2013 contra el presidente islamista Mohamed Morsi. Y así ha sido. Tras más de cuatro años, y la aplicación de todo tipo de políticas de tierra quemada por parte del Ejército egipcio —ocupación militar, asesinatos extrajudiciales, zona tapón alrededor de la Franja de Gaza—, no se avista el final de una insurgencia implacable liderada por Wilaya Sina, la filial local del autodenominado Estado Islámico (ISIS, por sus siglas en inglés), que se ha cobrado ya centenares de víctimas.
Aunque la península es un vasto territorio de 58.000 kilómetros cuadrados (algo superior a Costa Rica), desértico y montañoso, la zona que concentra la mayoría de los ataques es mucho menor, de apenas unos 100 kilómetros de longitud, situada alrededor de Gaza. En esta región, los atentados contra las fuerzas de seguridad son habituales y, desde 2013, han provocado la muerte de centenares de sus miembros. A causa del conflicto, también han muerto decenas de civiles, ya sea a manos del Ejército o de los grupos terroristas. La capital, Al Arish, y otras localidades colindantes, como Sheij Zuweid, viven desde hace años bajo el toque de queda, que implica a menudo cortes en las líneas telefónicas y del suministro de Internet. Es decir, una auténtica zona de guerra.
Los think tanks independientes apuntan a la existencia de una población angustiada y atrapada entre la violencia que ejercen ambos bandos
Por esta razón, o con esta excusa, el acceso al territorio está vedado a la prensa por el Estado, y sobre todo a la internacional. Esta situación, sumada al clima de terror reinante, dificulta verificar qué sucede realmente sobre el terreno. Habitualmente, los medios se limitan a reproducir los comunicados oficiales con el balance de muertos de atentados y operaciones antiterroristas. Ahora bien, la mayoría de reportajes e informes de los think tanks independientes apuntan a la existencia de una población angustiada y atrapada entre la violencia que ejercen ambos bandos.
El Sinaí, cuyos habitantes originarios son mayoritariamente beduinos, ha padecido un largo historial de marginación por parte del Estado. Ello se debe al centralismo dominante en la Administración, al desprecio respecto al modo de vida y cultura beduinas, así como a la desconfianza del Gobierno hacia una población que aceptó sin una gran resistencia vivir bajo el control de Israel durante más de una década. Con este caldo de cultivo, florecieron varios grupúsculos armados salafistas durante los últimos años del régimen Mubarak que dirigían sus parte de sus ataques contra intereses israelíes. Después de la Revolución de 2011, el oleoducto que exportaba crudo a Israel fue saboteado más de una docena de veces.
El golpe de Estado ejecutado por Al Sisi incendió el Sinaí, transformando los grupúsculos de jóvenes beduinos en una verdadera insurgencia gracias a la llegada de experimentados combatientes yihadistas. De la unión de varias de estas organizaciones nació Ansar Bait al-Maqdis, que en 2014 juró lealtad al ISIS y se convirtió en Wilaya Sina. Formado por un millar de militantes, según estimaciones del think tank TIMEP, ha sido capaz de renovarse tras cada redada o golpe asestado por el Ejército. En una sociedad tribal, nunca faltan los agravios que vengar por las torturas o asesinatos de familiares a manos del Ejército.
Su ataque más mortífero fue contra un avión civil ruso a finales de 2015 que segó la vida de más de 200 turistas de esta nacionalidad
Aunque la insurgencia no puede ocupar ninguna franja de territorio durante un periodo de tiempo sostenido, sí es capaz de montar controles en las carreteras e incluso hacerse con pueblos y barrios durante horas, atemorizando a la población civil. Además, organizada reiteradamente sofisticadas emboscadas que provocan un elevado número de víctimas entre las fuerzas de seguridad. Hasta la fecha, su ataque más mortífero fue contra un avión civil ruso a finales de 2015 que segó la vida de más de 200 turistas de esta nacionalidad. Sin embargo, nunca antes de este viernes había conducido un atentado de esta envergadura contra la población civil del Sinaí.
Los templos de los dioses mayas de Yucatán desplazan a los egipcios de Giza, como destino turístico internacional
Hallada una enigmática pirámide oculta en el interior del templo de Kukulcán en Chichén Itzá. La sorprendente estructura descubierta por los arqueólogos de la UNAM contiene un adoratorio y se alza sobre un cenote sagrado. Los militares de El Cairo, desesperados, promueven en los periódicos de todo el mundo las cámaras ocultas de la tumba de Tutankamón, especulando que acaso guarden la momia de Nefertiti… En aquellas del 2015, cayeron miles de reservas para Navidad y Fin de Año, tras el asesinato de ocho mexicanos, al ser confundidos por terroristas yihadistas del ‘Estado Islámico’. Todavía siguen sin reponerse de lo que denominaron “daños colaterales” los hijos del general Gamal Abdel Nasser, militar y estadista egipcio y principal líder político árabe, es la ‘maldición de la momia’. La historia se repite, esta vez, en el peor atentado de la historia egipcia sobre una mezquita…
Antes de que el cielo lo abandonase y cayera en el olvido, allí se adoró a los primeros dioses mayas. Oculto en el interior de la pirámide de Kukulcán, enclavada en el vasto complejo arqueológico de Chichén Itzá (Yucatán), los investigadores de la Universidad Nacional Autónoma de México se han topado con una inesperado hallazgo: una pirámide más pequeña y muy anterior a su gran hermana. El descubrimiento, un auténtico tifón al tratarse de uno de los monumentos más conocidos del planeta, retrotrae la historia espiritual de la portentosa Kukulcán a épocas muy anteriores a las que hasta ahora se manejaban.
No es la primera vez que este enigmático sitio depara una sorpresa. En los años treinta ya se encontró una estructura intermedia, y en 2014 el Instituto de Geofísica de la UNAM constató que la pirámide se alza sobre un cenote de 25 metros de diámetro. Estos estanques subterráneos, nacidos de la erosión de la roca caliza, fueron para los mayas lugares sagrados, destinados en muchas ocasiones a los sacrificios humanos.
Sobre ese espacio de culto, no resulta extraño que se hubiese edificado un templo. En un principio se pensó que se trataba de la gran pirámide escalonada. Pero ahora se ha descubierto que justo encima del cenote, lo que se erigió primero fue una estructura anterior y más reducida, de 10 metros de altura y una base de 12 por 18. Y que sólo con el paso del tiempo, se levantó Kukulcán. “Es como las muñecas rusas, dentro de una hallamos otra”, dice el coordinador del proyecto arqueológico, René Chávez.
Esta primera construcción corresponde a la época de los llamados mayas puros, entre 550 y 800 después de Cristo. Un periodo oscuro y convulso en la península yucateca que el hallazgo puede ayudar a descifrar, sobre todo en lo referente a la evolución de Chichén Itzá, uno de los grandes centros ceremoniales de América. “Los mayas puros forman el grupo cultural original, sin apenas contacto con otras civilizaciones; es a partir del siglo VII empezaron recibir influencia de las culturas del centro de México”, explica Chávez.
La estructura primigenia, descubierta gracias a tomografía eléctrica tridimensional, mantiene intactas sus maravillas. En la parte más elevada cuenta con un adoratorio, de unos tres metros de altura, así como escalinatas, muros y columnas. También se ha detectado un área hueca que posiblemente corresponde a una marquesina derrumbada. Pese a la riqueza del hallazgo, los arqueólogos consideran que aún les queda mucho por estudiar. No sólo de la pequeña pirámide sino de todo Kukulcán. Pero les atenaza la falta de medios. Ahora mismo tienen más datos que capacidad en sus ordenadores y el proyecto ha tocado a su fin. “Nos falta un 40% por investigar”, dice Chávez. “Es un tiempo del que se tiene muy poca información, si se pudiese seguir trabajando se aprendería mucho”, indica la arqueóloga Denisse Lorenia Argote.
Durante los equinoccios el sol va formando una combinación de luces y sombras que recuerdan el descenso de la serpiente emplumada
No se trata de una búsqueda baldía. Kukulcán es reflejo de una edad áurea en Mesoamérica. La expansión y fortalecimiento de la civilización maya, de la que esta pirámide fue testigo fiel, trajo consigo el esplendor arquitectónico. Los templos crecieron como nunca antes y se convirtieron en gigantescas maquinarias astronómicas, dedicadas a fines agrícolas y sagrados. Fue en ese contexto que la primera estructura quedó pequeña y, como era habitual en las culturas mesoamericanas, se edificó sobre ella una mayor y luego otra aún más grande, posiblemente entre el siglo XI y XII. Esa fue la que quedó para la historia.
Llamada por los conquistadores El Castillo, Kukulcán no ha dejado de irradiar su fuerza desde entonces. En su exterior dispone de cuatro enormes escalinatas y un observatorio, con tantos escalones como días tiene el año. Y en su interior oculta dos escalofriantes cámaras de sacrificios. Pero su gran singularidad procede de la luz. Durante los equinoccios brinda un espectáculo único: tres horas antes del ocaso, el sol va formando una combinación de luces y sombras que recuerdan el descenso de la serpiente emplumada, de Kukulcán, el dios que llegó de poniente.
Icono de la civilización maya, la gran pirámide, como el resto de Chichén Itzá, fue abandonada siglos antes de la llegada de los españoles. Aunque nunca se ha apagado la discusión sobre la fecha y los motivos, la historiografía tradicional sostiene que a finales del siglo XII las luchas intestinas asolaron ese espacio sagrado. Fue entonces cuando Kukulcán quedó vacía de ofrendas. La selva no tardó en cubrirla de olvido.
¿Cómo iban a no haberse dado cuenta de la existencia de esas cámaras el descubridor , Howard Carter, y los millones de turistas desde 1922?
Los militares de Egipto, desesperados, promueven en los periódicos de todo el mundo las cámaras ocultas de la tumba de Tutankamón, especulando que acaso guarden la momia de Nefertiti… Por estas fechas, hace un año, cayeron miles de reservas para Navidad y Fin de Año, tras el asesinato de ocho mexicanos. Su ‘delito’, el ser confundidos por terroristas yihadistas del ‘Estado Islámico’. “Silencio administrativo castrense” a las peticiones de la canciller mexicana de “esclarecimiento del incidente e indemnizaciones a las víctimas”. “Daños colaterales” para los hijos de la ‘momia’ del general Gamal Abdel Nasser, militar y estadista egipcio y el principal líder político árabe de su época, conocido impulsor del panarabismo y del socialismo árabe.
Nasser cupó el cargo de presidente de Egipto desde 1956 hasta su muerte en 1970. Si bien el general era un sincero musulmán también se mostraba listo a perseguir clérigos islámicos que cuestionaran la “revolución del socialismo árabe”. Esto le llevó a una pugna con los sectores más radicales del islam como los Hermanos Musulmanes, a los cuales Nasser percibió como “saboteadores retrógrados” que “buscaban retornar al viejo orden”, y que fueron perseguidos activamente desde 1953 por parte del que fue nominado “héroe de la Unión Soviética”. La historia se repite.
La hipótesis ‘resucitada’, machaconamente en el verano del 2015, por el reconocido especialista británico Nicholas Reeves, uno de los mayores especialistas mundiales en la época de Amarna (la de Akenatón y su familia), de que la famosa tumba de Tutankamón en el Valle de los Reyes (Lúxor), uno de los monumentos más conocidos, estudiados y visitados del planeta, podría albergar cámaras desconocidas hasta ahora, desató una oleada de emoción y escepticismo a partes iguales. La idea, comparable a decir que hay otra sala desconocida en Altamira o en la Capilla Sixtina o que se ha dilucidado la muerte de JFK, parecía una locura: ¿cómo iban a no haberse dado cuenta de la existencia de esas cámaras el descubridor de la tumba, Howard Carter, que pasó años dentro estudiándola (y vaciándola) con su equipo y los millones de personas que desde el hallazgo en 1922 la han visitado?
Los conflictos políticos que enfrenta Egipto han ocasionado una pérdida de turistas internacionales de 32% en los últimos cuatro años
Habían transcurrido apenas días cuando el 13 de septiembre, catorce meses atrás, ocho turistas mexicanos fueron muertos y otros siete, heridos, al ser bombardeados y ametrallados por militares en Egipto, al ser confundidos por terroristas del ‘Estado Islámico’. Esta noticia dio la vuelta al mundo, incidiendo negativamente en el maltrecho turismo de la tierra de faraones. Llamaba la atención por aquellos aciagos días la actual campaña mediática, en los principales medios de comunicación internacionales, ‘resucitando’ la momia de Nefertiti, en un intento de que promover su insegura industria turística. Los conflictos políticos que enfrenta Egipto han ocasionado una pérdida de turistas internacionales de 32% en los últimos cuatro años. De acuerdo con la Organización Mundial del Turismo (OMT), en el 2010 sumó 14,1 millones de visitantes extranjeros y el año pasado la cifra llegó a 9,6 millones y sigue descendiendo.
Rusia, Reino Unido y Alemania son los tres principales países emisores. Sin embargo, México estaba entre los países emergentes que los egipcios quieren atraer para visitar las pirámides de Giza, su Esfinge; Luxor, Karnak, Abu Simbel, a través de un crucero por el Nilo; o realizar el recorrido de la Sagrada Familia, “que lleva a los turistas a los lugares que se cree que fueron visitados por la Santísima Virgen y el Niño en su viaje a través de Egipto”. La cifra de mexicanos que optaron por visitar ese país rondó los 20. 000 anuales.
El bombardeo, llevado a cabo por error por parte del Ejército egipcio, causó la muerte de ocho viajeros mexicanos, además de otros cuatro acompañantes de nacionalidad egipcia, según fuentes de la fiscalía egipcia. Una masacre. El Gobierno egipcio atribuyó la tragedia a un error. Las fuerzas de seguridad realizaban una “operación antiterrorista” en la zona y habrían confundido el picnic turístico con campamento de yihadistas.
Claudia Ruiz Massieu, la secretaria de Asuntos Exteriores del gabinete de Enrique Peña Nieto, apenas con 19 días en el nuevo cargo tras dejar Turismo, partió la noche del lunes, 14 de septiembre del 2015, a El Cairo para ayudar a las víctimas del ataque del Ejército egipcio a turistas mexicanos en el desierto, y exigir al Gobierno de ese país el esclarecimiento de los hechos y el pago de indemnizaciones. Una tarea nada fácil, todavía. El paranoico presidente egipcio Abdel Fattah Al-Sisi ha comenzado a asimilar ‘la maldición de la momia’ de Tutankamón. Y es que, a los paranoicos también les persiguen, a pesar de lo que digan los psiquiatras.
Decapitan, ante las cámaras al primero que pillan, para que el atentado quede grabado en nuestro cerebro y convertirnos en prisioneros mentales
Organizaciones criminales como Daesh/ISIS o talibanes, yihadistas y no olvidemos a Al Qaeda, han entrado en el siglo XXI como un virus muy contagioso capaz de traspasar todos los límites. Los antiguos vocablos -asesinato, masacre, genocidio- no sirven para calificar el sadismo de los fundamentalistas actuales y futuros que hacen alarde de los crímenes, que son artesanos del terror. Antes el criminal intentaba esconderse, disimular y negar; el terrorista actual presume de la crueldad, del sufrimiento, porque la finalidad de sus crímenes es el impacto, el estremecimiento, el terror.
Cuando vemos en nuestro salón uno de esos linchamientos, reconozcámoslo, miramos al asesino. Contemplamos la más escalofriante masacre como si fuera una película. El protagonista es el terrorista. La víctima con el cuchillo al cuello a punto de ser degollada, o las decenas de muertos de un atentado, son invisibles. La imagen del verdugo está ganando la batalla, la víctima está perdiendo peso. En los últimos 15 años se han producido en el mundo unos 6.000 atentados terroristas con más de 140.000 muertos, la mayoría musulmanes, y no hemos dicho ni hecho casi nada para acompañar y apoyar a estas víctimas.
Hay que despertar y preguntarse en qué medida el terrorismo es exclusivamente efecto de la mente criminal de un grupo de fanáticos o necesita la apuesta de una parte de la sociedad, quién los financia, quién les vende armas, quién maneja sus redes, quién los protege. Guardemos silencio un momento y pensemos lo que podemos hacer para que no haya tantos jóvenes que nos odien hasta el sacrificio. Un odio que encubre, colabora y facilita el terror. Para ellos el mundo ya no gira en torno a la razón. Si queremos resolver el problema también necesitamos combatir las ideas y desactivar los sentimientos que son el caldo de cultivo del terror.
El turismo puede ser clave en esta labor, trabajando día a día en ser sustentable. Hay que desarrollar una industria comprometida en lograr un bajo impacto sobre el medio ambiente y cultura local, al tiempo que contribuya a generar ingresos y empleo para la población local. Se entiende como una forma de viajar que se basa en el respeto de los viajeros hacia las personas y lugares que se visitan mediante un acercamiento más profundo a la realidad del país y un intercambio cultural positivo entre ambas partes.
Además de contribuir al desarrollo económico de la zona con el alojamiento en lugares gestionados por la comunidad, consumiendo productos de comercio justo y visitando y colaborando en proyectos solidarios que allí se lleven a cabo. En definitiva una manera de viajar que tenga un impacto positivo tanto en las comunidades que visitan como en el propio viajero.
Síntesis completa en Chichén Itzá de las culturas maya y tolteca en El Castillo, El Caracol y el Templo de los Guerreros
Chichen Itzá, en el norte de la península de Yucatán, en el municipio mexicano de Tinum, constituye el legado conjunto de dos desarrolladas civilizaciones precolombinas: la maya y la tolteca. Era ya un importante centro ceremonial maya en el conocido como periodo clásico, que se suele establecer entre los siglos V y X. Al esplendor de esta época pertenecen algunos de los edificios que hoy se conservan, como el templo de los Tres Dinteles o el recinto de las Monjas, aunque las construcciones más emblemáticas son posteriores. Fue en el siglo X cuando los toltecas ocuparon Chichen Itzá y se inició una segunda época de prosperidad que duró dos siglos, tras la que comenzó la desintegración de la civilización maya.
Cuando llegaron los primeros conquistadores españoles al Yucatán, en 1527, lo que había sido una deslumbrante cultura ahora eran unas cuantas ciudades desperdigadas y sin relación entre sí, dominadas por empobrecidas familias nobles. Fue el salmantino Francisco de Montejo el primer español que quedó impresionado por el complejo arquitectónico descubierto en mitad de la selva, un sitio sagrado al que todavía acudían peregrinos mayas y al que llamaban “En la boca del pozo -Chichén- de los brujos de agua –Itzá-“.
La síntesis más completa en Chichén Itzá de las culturas maya y tolteca se encuentra en tres grandes edificaciones: la pirámide escalonada llamada El Castillo, principal construcción del conjunto; El Caracol y, por último, el Templo de los Guerreros, junto al que se encuentra el bosque de las Mil Columnas.
El Castillo o Pirámide de Kukulcán es la construcción más conocida e imponente del complejo arqueológico. Está dedicada al dios Kukulcán, divinidad de la mitología maya que participó en la creación de la Tierra y cuyo nombre significa serpiente emplumada. Es de planta cuadrada, con 55 metros en cada uno de los lados, y sus nueve cuerpos escalonados alcanzan una altura total de más de veinte metros. En la parte superior se halla un templo de planta rectangular, al cual se accede por cualquiera de los lados de la pirámide: cada uno tiene una escalinata de 91 escalones, por lo que, en total, sumando un último escalón que llega hasta el templo, hay un total de 365 escalones en El Castillo, uno por cada día del año.
Se cree que el edificio conocido como El Caracol, construido a finales del periodo clásico, sirvió como observatorio astronómico, y está compuesto por una torre elevada sobre plataformas de planta cuadrangular. Recibe este nombre por la escalera en espiral dispuesta en el interior de la torre. En cuanto al Templo de los Guerreros, se trata de una pirámide escalonada de cuatro cuerpos que está conectada con el llamado bosque o templo de las Mil Columnas, una plaza que servía de conexión entre los edificios del complejo.
Las momias en Egipto, sin turistas. Un atentado contra una mezquita en Egipto causa al menos 235 muertos, en los primeros momentos, la cifra va en aumento conforme pasan los días. El ataque yihadista se ha producido en norte del Sinaí, donde los terroristas han puesto una bomba y abierto fuego. Los militares que guardan los tesoros de Tutankamón en la plaza Tahrir, escenario de la ‘Primavera Árabe’, que acabó con Hosni Mubarak, y la victoria de los ‘Hermanos Musulmanes’ hasta el golpe de estado del 2013, creen que la hipótesis de un ataque terrorista del ‘Estado Islámico’ es la “más probable” en el país de los faraones, las pirámides de Giza y el exgeneral panarabista Gamal Abdel Nasser.