EL BESTIARIO

Los militares de Egipto, desesperados, promueven en los periódicos de todo el mundo las cámaras ocultas de la tumba de Tutankamón, especulando que acaso guarden la momia de Nefertiti…
Caen miles de reservas para Navidad y Fin de Año, tras el asesinato de ocho mexicanos, tras ser confundidos por terroristas yihadistas del “Estado Islámico”. “Silencio administrativo castrense” a las peticiones de la canciller mexicana de “esclarecimiento del incidente e indemnizaciones a las víctimas”. “Daños colaterales” para los”‘hijos” de la “momia” del general Gamal Abdel Nasser, militar y estadista egipcio y el principal líder político árabe de su época, conocido impulsor del panarabismo y del socialismo árabe. Ocupó el cargo de presidente de Egipto desde 1956 hasta su muerte en 1970. Si bien Nasser era un sincero musulmán también se mostraba listo a perseguir clérigos islámicos que cuestionaran la “revolución del socialismo árabe”. Esto le llevó a una pugna con los sectores más radicales del islam como los Hermanos Musulmanes, a los cuales Nasser percibió como “saboteadores retrógrados” que “buscaban retornar al viejo orden”, y que fueron perseguidos activamente desde 1953 por parte del que fue nominado “héroe de la Unión Soviética”. La historia se repite.
La hipótesis lanzada este verano “resucitada” machaconamente estos días- por el reconocido especialista británico Nicholas Reeves, uno de los mayores especialistas mundiales en la época de Amarna (la de Akenatón y su familia), de que la famosa tumba de Tutankamón en el Valle de los Reyes (Lúxor), uno de los monumentos más conocidos, estudiados y visitados del planeta, podría albergar cámaras desconocidas hasta ahora, desató una oleada de emoción y escepticismo a partes iguales. La idea, comparable a decir que hay otra sala desconocida en Altamira o en la Capilla Sixtina o que se ha dilucidado la muerte de JFK, parecía una locura: ¿cómo iban a no haberse dado cuenta de la existencia de esas cámaras el descubridor de la tumba, Howard Carter, que pasó años dentro estudiándola (y vaciándola) con su equipo y los millones de personas que desde el hallazgo en 1922 la han visitado?.
Han transcurrido apenas veintiún días desde que el pasado 13 de septiembre ocho turistas mexicanos fueron muertos y otros siete, heridos, al ser bombardeados y ametrallados por militares en Egipto, al ser confundidos por terroristas del “Estado Islámico”. Esta noticia dio la vuelta al mundo, incidiendo negativamente en el maltrecho turismo de la tierra de faraones. Llama la atención la actual campaña mediática, en los principales medios de comunicación internacionales, ‘resucitando’ la momia de Nefertiti, en un intento de que promover su insegura industria turística. Los conflictos políticos que enfrenta Egipto han ocasionado una pérdida de turistas internacionales de 32% en los últimos cuatro años. De acuerdo con la Organización Mundial del Turismo (OMT), en el 2010 sumó 14,1 millones de visitantes extranjeros y el año pasado la cifra llegó a 9.6 millones y sigue descendiendo.
Rusia, Reino Unido y Alemania son los tres principales países emisores. Sin embargo, México estaba entre los países emergentes que los egipcios quieren atraer para visitar las pirámides de Giza, su Esfinge; Luxor, Karnak, Abu Simbel, a través de un crucero por el Nilo; o realizar el recorrido de la Sagrada Familia, “que lleva a los turistas a los lugares que se cree que fueron visitados por la Santísima Virgen y el Niño en su viaje a través de Egipto”. La cifra de mexicanos que optaron por visitar ese país rondó los 20, 000 anuales.
El bombardeo, llevado a cabo por error por parte del Ejército egipcio, causó la muerte de ocho viajeros mexicanos, además de otros cuatro acompañantes de nacionalidad egipcia, según fuentes de la fiscalía egipcia. Una masacre. El Gobierno egipcio atribuyó la tragedia a un error. Las fuerzas de seguridad realizaban una “operación antiterrorista” en la zona y habrían confundido el picnic turístico con campamento de yihadistas.
Claudia Ruiz Massieu, la secretaria de Asuntos Exteriores del gabinete de Enrique Peña Nieto, apenas con 19 días en el nuevo cargo tras dejar Turismo, partió la noche del lunes, 14 de septiembre, a El Cairo para ayudar a las víctimas del ataque del Ejército egipcio a turistas mexicanos en el desierto, y exigir al Gobierno de ese país el esclarecimiento de los hechos y el pago de indemnizaciones. Una tarea nada fácil, todavía. Abdel Fattah Al-Sisi lee “El proceso” de Franz Kafka.
















