#Columna CORRE LA VOZ
Por: Jorge Castro Noriega
Con el fin de cerrar filas entre los “puros” (verdaderos fundadores) y sanearse de “impuros” (arribistas pepenadores de posiciones), el partido lopezobradorista Morena prepara no la escoba, sino una barredora industrial, para ejecutar una profunda limpieza interna para deshacerse de los indeseables que aprovechando la apertura a nuevos militantes se colaron hasta la cocina y se despacharon directo de la olla y con el cucharón.
Y como más vale decir aquí corrió que de aquí me echaron, muchos de esos morenistasdesechables alistan maletas para volver por su propio pie al PRD, donde la militancia no está nada contenta pues pretenden volver en plan de redentores, de salvadores del partido, y además a los cargos cupulares que botaron pensando que en Morena tendrían mejor futuro.
Los estatutos del Sol Azteca son claros y no permiten su regreso; sin embargo, no descartan que la perversa mano de Julián Ricalde se encuentre detrás del boicot a Karol Pool, hermana de la diputada federal por golpe y suerte de la vida (plurinominal; nadie la eligió ni votó por ella), Ivanova Pool, quien tuvo que ser ratificada como secretaria general luego de que misteriosamente se “perdiera” la carta de renuncia del que fuera dirigente municipal en Benito Juárez, David Armando Argüelles.
De todos es conocido que el presidente del comité estatal perredista, Alonso Ventre, es íntimo amigo de los “auto-exiliados” y fue precisamente él quien confirmó que al tomar las riendas y revisar los expedientes no encontró la renuncia de Argüelles. Incluso, aseguró que se había tratado de una renuncia grupal firmada sólo por Sergio Flores y en la que, dice, éste “se tomó el atrevimiento” de renunciar “a nombre de todos”.
En el paquete desertor se fueron, además de Flores, Alejandro Noya, ex candidato suplente; David Argüelles, líder en BJ y Erick Bustos, quien presidía el comité de deportes. Pero ni Argüelles ni Bustos se quejaron durante los tres meses que se desaparecieron del partido, según porque (cita textualmente la carta de renuncia colectiva) “el PRD ha abandonado a la izquierda, desertó de la postura defensora de la sociedad y se estancó en la autocomplacencia”.
Desde el 15 de julio en que se anunció su retiro de la dirigencia municipal, hasta el 22 de octubre pasado cuando apareció reclamando sus “derechos políticos” para retomarla, pasaron tres meses en los que nadie volvió a saber nada de Argüelles. Literalmente abandonó sus obligaciones y en su lugar todas las decisiones las empezó a tomar Karol Pool como interina.
Pero en el PRD las canas las tienen de viejos y no de tontos, por lo que saben que detrás de estas artimañas legaloides está la mano negra de Julián Ricalde, quien de lograr colocar de nuevo a Argüelles, él y su camarilla tendrán la oportunidad de regresar, no como los desechables de Morena, sino como los hijos pródigos.
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