Los primeros signos a futuro de la actitud de Mara Lezama, como es conocida la próxima presidente municipal de Benito Juárez, han resultado muy alentadores. Este lunes no solo asistió al evento en el que el gobernador de Quintana Roo Carlos Joaquín González presentó un innovador modelo de prevención para el estado, sino que coincidió con este en lo pertinente de la estrategia de abordar el problema de la delincuencia desde el punto de vista social.
Claro que la seguridad y la delincuencia son temas prioritarios en Cancún, pero las lecturas van más allá: la popular conductora de radio –cuyo perfil principal como periodista ha sido desde hace años precisamente la atención ciudadana en la más grande urbe del estado, aunque ha ejercido otros– mostró plena disposición a trabajar con el orden de gobierno estatal.
No es que se esperara precisamente algo distinto, pero resultó gratificante para los cancunenses constatar que Mara tenga de entrada y desde mucho antes del 30 de septiembre, fecha en que tomará posesión, plena disposición a coordinarse con el Poder Ejecutivo, cuyo titular por su parte ya ha mostrado toda la intención de trabajar con los ayuntamientos, sin importar su signo partidista, como en días pasados lo hizo con Laura Beristain Navarrete, alcaldesa electa de Solidaridad, a través de un encuentro notablemente cordial.
Nadie quiere autoridades en los tres ordenes de gobierno que estén enfrentadas o que carezcan de buena coordinación, pues el primer resultado de privilegiar los orígenes políticos sobre las posibilidades de ejercer un mejor gobierno es el sufrimiento de la población, lo cual por desgracia es típico: de ahí el beneplácito por la disposición mostrada por la inminente autoridad municipal y el gobernador.
Y vaya que Mara tendría dos tentaciones a las que por lo visto no ha sucumbido: en primer término, el partido que la postuló, el Morena, es el que fundó el próximo presidente de la república, Andrés Manuel López Obrador, quien por cierto más de una vez durante las campañas de las elecciones concurrentes del pasado 1 de julio la apuntaló públicamente con notable entusiasmo. El mandatario nacional electo, por su parte, por múltiples razones, ha mostrado su interés prioritario por Cancún. Podría pensar la munícipe electa que si no tiene el apoyo de las autoridades estatales contaría con el respectivo del gobierno federal, que desde luego es la principal fuente de recursos de los estados y los municipios.
En segundo lugar, la contundencia con la que la candidata de la coalición Juntos Haremos Historia ganó con toda justeza debe hacerle sentir que cuenta con un enorme respaldo popular, capital político que le garantiza no solo la gobernabilidad sino un futuro muy atractivo para un personaje público tan novel. En otras palabras, se podría decir que, a diferencia de otros municipios de Quintana Roo, la próxima alcaldesa de Cancún no necesita el aval de nadie.
Razones para ensoberbecerse –y qué bueno que no lo ha hecho– le sobran: María Helena Hermelinda Lezama Espinoza, según el cómputo final del Ieqroo, obtuvo 191 mil 198 votos, seguida muy a la distancia por José Luis Acosta Toledo –el “Pseudochanito”– de Por Quintana Roo al Frente –PAN-PRD-PMC– que obtuvo 37 mil 696 sufragios, lo que significa una ventaja de cinco a uno. Sin buena voluntad y ganas de obtener las mejores condiciones para sus gobernados, Mara ya estaría mostrando tendencias a irse por la libre. No es así.
El panorama es, sin duda, muy alentador.
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