A partir de ahora encara el mayor reto que un político puede emprender en el ámbito estatal. Su partido lo confirmó, en asamblea plena de delegados, como candidato a la gubernatura del estado, con amplias posibilidades de ganar, toda vez que el PRI es el instituto político que cuenta con una estructura probada.
Y no sorprende que se encuentre en esta posición.
Mauricio Góngora Escalante se ha dedicado de tiempo completo a establecer alianzas. No de ahora, sino desde que inició su carrera política. No hay un solo antecedente que lo relacione en algún desencuentro con nadie. Cuando ha enfrentado alguna polémica, ha preferido brindar información antes que desacreditar a sus adversarios.
Es un político que prefiere darle la vuelta a las confrontaciones, para permitir que hable su trabajo cotidiano por él.
No sale de bote-pronto a contestarle a nadie que objete alguna de sus acciones, ni mucho menos exige cambios de parecer a quien llegara a cuestionarle. Ni en su encargo como tesorero en Solidaridad, o como secretario de Hacienda del gobierno del estado ni como presidente municipal del municipio citado, se enredó en alguna discusión sobre ningún señalamiento.
Sabe aguantar la presión, las críticas y no hay prácticamente nada que le borre la sonrisa que lo caracteriza. A menos que escuche algún tema sobre el interés público que le inquiete. Pero después de darle atención, vuelve a arremangarse, para continuar su trabajo y con la misma sonrisa.
El pre-candidato del PRI a la gubernatura, que está en horas de presentarse ante la Convención de Delegados de su partido para ser confirmado como candidato, tiene un perfil de político clásico, de esos que ya casi no se ven en el quehacer público.
Su carrera está construida sobre la lealtad que le debe a quienes le han apoyado, y sobre todo en los resultados positivos en cada tarea que le ha sido asignada.
Como cualquier persona que elije la actividad pública, ha entendido que su trabajo es y será constantemente objeto del escrutinio de la opinión pública. Sin embargo, también eligió como marca personal, la de tender puentes antes que dinamitarlos.
Entiende perfectamente cómo funciona una sociedad y también los individuos de esa sociedad. Su trato es siempre respetuoso, afable, y mantiene como estilo el de escuchar a todos sin hacer distinción de nadie.
Por eso no es extraño que haya avanzado hasta donde llegó, sin ningún reproche por parte de ninguno de sus compañeros o simpatizantes.
No de ahora, sino de siempre, es el político que se distingue porque no omite saludar personalmente al mayor número de personas en los encuentros a donde acude. Es el primero en llegar y el último en retirarse, precisamente porque toma el tiempo de atender a todos.
Pareciera superficial hacer énfasis en este estilo de Mauricio Góngora. Pero finalmente, el ejercicio de la política requiere de personas sensibles, que entienden que es necesario salir a escuchar a los ciudadanos con la atención absoluta para responder a sus demandas. Para darles explicaciones y disipar las dudas que expongan.
Esa forma personal de desenvolverse, implica también que Mauricio Góngora entiende la importancia de eludir el boato y la parafernalia del poder, que envían mensajes de lejanía y menosprecio a los ciudadanos. Por el contrario, las señales que manda son siempre las de preferir estar del lado de los ciudadanos.
Por eso elude las vallas en los actos políticos a donde se presenta, y por eso le resulta más fácil acercarse a saludar a todo mundo.
Por debajo de la valla, para tomarse `selfie´s´
Hay por allí una fotografía, tomada exactamente el 20 de noviembre del año pasado, donde se le ve al entonces presidente de Solidaridad, Mauricio Góngora, pasar por debajo de una valla, precisamente luego de pasar a saludar a los ciudadanos que acudieron a presenciar el desfile de conmemorativo de la Revolución Mexicana.
La foto lo dice todo.
No pidió que vinieran los empleados de ayudantía para desarmar parte del vallado para meterse. Tampoco se las brincó como si estuviera por encima de los ciudadanos. Prefirió tirarse al piso y rodar por debajo de la estructura metálica sin importarle ni la misma foto ni nada.
Por supuesto que no estaba enfundado en un pantalón Brioni ni traía una camisa Louis Vuitton, ni mucho menos un reloj carísimo que hubiera podido rayarse en tan curioso desplante.
Viste y calza como los ciudadanos comunes y por eso es capaz de entablar una conversación con la vendedora de tamales, tan bien como con el empresario hotelero o con el más alto funcionario del gobierno federal. Entiende las formas y logra establecer los procesos de comunicación en forma horizontal, de igual a igual, sin poses ni imposturas.
Son una serie de detalles que sin duda fueron tomados en cuenta a la hora de la criba que realizó su partido a la hora de escogerlo como pre-candidato.
Y porque también en la política la `forma es fondo´, es una muestra del estilo que ha mantenido durante todo este tiempo y es un adelanto también claro de cómo habrá de actuar.
En este breve trayecto que falta para que Góngora Escalante se convierta en el candidato, él se ha dedicado a hacer política para llegar fortalecido a la campaña. Se ha dedicado a sumar a todos los actores de todas las dimensiones, porque entiende también que la fortaleza de su partido es la unidad. Por eso su lema: “Juntos hacemos más”. Sencillo, tanto como acertado.
Góngora Escalante no hace política sumando rencores ni pierde tiempo haciendo deslindes ni dando explicaciones. Su forma de actuar, sus resultados y su estilo en general mandan todas las señales del mensaje entero. Es un caballero de la política.
Paul Carrillo, sostén importante de la candidatura de Mauricio Góngora
El municipio de Benito Juárez concentra poco más del 50 por ciento del total de electores inscritos en el padrón electoral. Más, si se considera que hasta hace poco incluia a los habitantes de Puerto Morelos, que recién se elevó a la calidad de municipio.
Paul Carrillo de Cáceres ha venido haciendo tan bien su trabajo, que durante prácticamente todo el periodo que correspondió al proceso interno del PRI, se mantuvo entre los primeros tres lugares que fueron arrojando las encuestas. A veces en segundo, incluso.
Estuvo a pocos puntos en la valoración que hizo su partido para convertirse en candidato a la gubernatura, y lo consiguió con un estilo de trabajo sin estridencias, sin afanes protagónicos y manteniendo la calma en un ambiente francamente tenso. A veces crispado.
La competencia interna fue de alta intensidad y el golpeteo de factores y actores externos fue feroz. Paul Carrillo aguantó con estoicismo.
Dedicó todos sus esfuerzos a atender los asuntos del municipio, sin caer en la tentación de hacerse publicidad de forma forzada, yendo más allá de su jurisprudencia.
Cuando se reveló finalmente que sería su colega, el presidente municipal de Solidaridad, Mauricio Góngora, quien se convertiría en el pre-candidato a la gubernatura, no dudó en ningún momento en mostrarle su apoyo.
Salió pronto a enfrentar a la medios de comunicación para dar a conocer su postura en forma institucional. Hizo un llamado a la unidad, dando ejemplo, y convocó al trabajo para lo que sigue.
Este domingo, en la Convención de Delegados que decantó a Mauricio Góngora como su candidato, Paul Carrillo estuvo en primera fila, haciendo unidad con el proyecto de su partido, que tiene enfrente una contienda importante. Quizás complicada, pero no imposible en los términos de fortaleza que presenta ese instituto político.
Todavía es importante el respaldo de Carrillo de Cáceres porque los ciudadanos juzgan el desempeño de sus autoridades para confirmarles con su voto.
Por eso Carrillo de Cáceres no ha cejado en su empeño de sacar su proyecto trienal al frente del municipio turístico más importante y conocido del país y de Latinoamérica, referente mundial de turismo.