EN ÓRBITA por Marcelo Salinas
@msalinas21
En el Cabildo de Benito Juárez “reposan” planteamientos para modificar el Reglamento de Tránsito. Algunos son aplicados por los agentes de la corporación de manera discrecional, arbitraria, en perjuicio de conductores y de la imagen institucional.
La Dirección a cargo de Rodrigo Alcázar Urrutia entiende que la actualización de las reglas es necesaria para la movilidad eficiente de una ciudad con más de 300 mil vehículos y superior al millón de habitantes, cuyo crecimiento no se detiene.
Algunos ejemplos: El artículo 61 plantea “manejo negligente”, una descripción vaga para el provecho de los elementos. Alcázar pone la siguiente lógica: “Todo lo que hagas en contra del Reglamento de Tránsito es manejo negligente”. Es decir, conducir alcoholizado, con celular, sin el cinturón, al volarse un alto o estacionarse mal.
El de tránsito, por lo general, lo aplica cuando pretende un beneficio. Es uno de los más caros y lo cuadra con cualquier error cometido. No tiene sentido, porque la infracción debe ser precisa y justificada.
Se quiere cambiar el 126, de alcoholimetría, para aplicar una multa económica y no solamente administrativa. O sea, se pagaría una sanción alta en vez de quedar retenido en el famoso “Torito”, con lo cual se reduciría la corrupción y el coyotaje, sin que ello implique la exención de otras faltas. La unidad sí va al corralón de todos modos.
Adicionalmente se presentó un proyecto para implementar 90 cruceros semaforizados “inteligentes”, así como diez más nuevos que urgen en distintas zonas. También se mandó una solicitud para comprar grúas y acondicionar un terreno como corralón municipal para acabar con los abusos de las empresas y poder recaudar fondos propios.
Lo mismo para los del transporte público que no circulan por el carril derecho, quienes debieran recibir castigos mayores. O el uso de polarizados, que debería revisarse ya con la tecnología que no ha llegado para medir en términos de “transferencia de luz” y no por “humos”, lo cual se presta a confusiones.
Este último ya fue corregido y precisa que no se debe tener un polarizado menor a 28%. Pero transcurrieron años para que inclusive las unidades de transporte público dejaran de portarlo, pues se escudaron en una mala redacción del ordenamiento legal.
Disposición e ideas salen de la administración 2016-2018 de Remberto Estrada Barba, aunque a veces falta voluntad política de la contraparte, en la que debe prevalecer el sentido común.
Desorbitado
Intentaron escandalizar con el penúltimo episodio del anime “Dragón Ball Super”, transmitido para todos los interesados de manera gratuita en el centro de Cancún. El presidente Remberto Estrada escuchó a un grupo de jóvenes que demandó presenciar la pelea más esperada entre Gokú -en su fase más poderosa- y Jire, según detalla el resumen.
La expectativa era mundial. Otras instancias y otros gobiernos del planeta no pudieron cumplir. Sin ir tan lejos, en Cozumel, por ejemplo, se habría transmitido sin los permisos gestionados, lo que sí en Benito Juárez.
Esa acción sin fines de lucro quiso ser tergiversada por un grupúsculo que acusó a la primera autoridad municipal de populismo, por lo de la época electoral en curso. Aunque no prosperó el intento, pues ya se sabía de antemano que por asuntos de agenda no asistiría al encuentro con los beneficiados.
En cambio, la alcaldesa panista de Cozumel, Perla Tun, se disfrazó por la ocasión. Como se dice: allá sí hubo PAN y circo.