Lo diabólico de la droga es que pone siempre de manifiesto nuestra doble personalidad, facilita el desdoblamiento, que en nosotros hay otro, pero una vez hecho este descubrimiento, difícilmente se puede renunciar a él…
Los españoles mayores y menores en la pirámide de ingresos, ven eso de la droga como una cosa de chicos maleducados o de la guapa gente de derechas, los de la ‘casta’. Sin embargo, el español medio no constituye, ni mucho menos, un pueblo sobrio. La primera droga nacional es el tabaco, seguida inmediatamente del café y el alcohol. Lo que pasa es que se trata de tres drogas domésticas. Uno no era adulto, en mis tiempos, hasta que no empezaba a fumar (y esto incluía, entonces, la bella y complicada artesanía de liar el cigarrillo). Todos hemos empezado fumando cigarros de anís que vendían en los quioscos de caramelos y novelas del Coyote. Luego, la mayoría se pasaron a la nicotina y el cáncer.
Recuerdo mi primera experiencia con el tabaco, en unos pinares no lejanos a mi vivienda familiar en Ipurúa, en la ciudad de Eibar, País Vasco, pertenecientes al caserío de Kaskarren. Éramos cuatro amigos, de unos 8 años, conseguimos que un vecino mayor nos comprara en la bodega de Miguel dos cajetillas de Celtas y More, así como cerillas. Llegamos al bosque y comenzamos con la ‘ceremonia’ de iniciación, en mi caso, de finalización. Después de fumar varios cigarrillos, comencé a vomitar, hasta allí llegaron las clases de madurez. Hoy es el día que no sé tragar el humo, tampoco me preocupa, dado el difícil panorama social que tienen los fumadores. Tienen tres salidas: dejar de fumar; viajar al África profunda donde no te expulsen de mala manera de un Starbucks o del Café de France de la plaza de Yamaa el Fna en Marrakech por dar un par de caladas a un puro de Cohiba, comprado en tu último viaje a La Habana, o pasarse a la marihuana. Después de cargarnos el tabaco, ahora promocionamos el cannabis o hachís en España. En cuanto al café, somos, sin duda, el pueblo más consumidor de la tierra, el café es nuestro té. Los ingleses toman mucho té, que es exactamente lo mismo que tomar café, con iguales virtudes y venenos. Solamente que los ingleses toman el té ritualmente, hacen del té un alto en sus vidas, mientras que los españoles toman el café desordenadamente, a cualquier hora, o mejor a deshora, sin rito ni coñas. Un personaje de mi ciudad, Alejandro Carral, recién llegado a Londres, contaba que, al leer en todas partes five o’clock tea, se dijo: “Sin duda, lo de tea debe ser el té. El five o’clock ese serán las pastas”. Durante mi estancia de más de una década en La Habana, tuve contacto con el magnífico café que se siembra en el país, en torno al Pico Turquino y la Sierra Maestra, que dieron cobijo a Fidel Castro y a los “barbudos” que acabaron con el dictador Fulgencio Batista y promovieron la Revolución Cubana. El Pico Turquino es el punto de mayor altitud de la isla con 1.974 metros sobre el nivel de mar. Es el único lugar donde se ha registrado oficialmente una nevada en febrero de 1900.
Recuerdo que en las casas, la primera tarea del que se levantaba primero era preparar la cafetera, dos de los productos principales de la canasta básica, la libreta de abastecimiento, que ha venido funcionando durante décadas, es el café mezclado con chícharos, y el azúcar blanca o prieta. Una taza de esta mezcla le ponía a uno a cien por hora. Algunos jubilados para evitar llegar a la taquicardia, a media mañana neutralizaban la cafeína con algún tranquilizante o relajante farmacéutico como el diazepam o el meprobamato.
En Cancún hemos asistido al primero de los cinco debates públicos, promovidos desde el Gobierno priista de Enrique Peña Nieto, en el que han participado nuestros políticos, académicos y otros sectores de la sociedad de Q. Roo. Este foro, presidido por el secretario de Gobernación. Miguel Ángel Osorio Chong, nuestro gobernador, Roberto Borge, y presidentes municipales como Paul Carrillo y Mauricio Góngora, ha servido para iniciar debatir un debate público en México sobre la legalización de la marihuana. La legalización de la marihuana no es tan urgente ni tan prioritaria. Los mexicanos de a pie serán quienes marquen los tiempos. ¿De qué se ríe “La Barbie”? ¿Qué interés tiene el expresidente Vicente Fox por plantar y comercializar la marihuana? ¿Por qué ahora y no antes Joaquín “El Chapo” Guzmán reivindica los Derechos Humanos de la ONU?