DESTRIPACUENTOS Por Antonio Callejo
- Invasión de tierras ejidales y venta de viviendas diminutas, el caldo de cultivo del fenómeno de la violencia
- Alejandro Ramos, en la mira por corrupción galopante en la Secretaría de Infraestructura y Transporte
Cancún, Quintana Roo, .- El añejo círculo vicioso que repite la fórmula de consentir asentamientos irregulares y la venta de viviendas de una dimensión menor a la recomendada por organismos internacionales, es una de las claves del aumento del fenómeno de la violencia en la ciudad de Cancún.
Un problema que se acumula año con año, y que cada vez se torna más difícil abordar con soluciones, porque tiene sus orígenes en administraciones remotas, lo mismo que en omisiones repetidas subsecuentemente.
Nada que no sepamos.
Sin embargo, es cierto que tampoco hemos podido dar pasos atinados para atajar el crecimiento de los índices de violencia.
Esto lo señala un estudio reciente, elaborado por el Centro de Investigaciones y Estudios en Antropología Social, cuyo objeto de estudio fueron apenas dos asentamientos irregulares en este destino turístico: El Milagro y Tres Reyes, aunque aborda también las manifestaciones de violencia en zonas de la ciudad como Villas Otoch, donde denuncia el connubio entre autoridades y empresarios que sacaron el mayor rendimiento del espacio urbano, para vender viviendas pequeñas.
Es sobradamente conocido que Villas Otoch Paraíso, al Noreste de la ciudad, es conocida como la zona más peligrosa de Cancún. Más de 17 mil familias viven en pequeños apartamentos. Esa parte de Cancún acumula unos 90 llamados diarios al número de emergencias, sea por infracciones o delitos graves, y tiene el mayor índice de casos de violencia intrafamiliar.
El trabajo de investigación se publicó recientemente, y fue elaborado entre el mes de abril de 2016 y hasta junio de 2017.
“De manera general se puede adelantar que las presentes manifestaciones de violencia en Cancún y el continuo surgimiento de asentamientos irregulares ponen en evidencia la incapacidad institucional del Estado para planear y atender las necesidades de seguridad y vivienda de la población”.
“De manera general se observa que la forma en la que se organiza y distribuye actualmente la sociedad de Cancún es producto de la historia de su creación y de la llegada masiva de migrantes para laborar en la industria turística. Sin embargo, los diversos problemas que en ella se manifiestan, ya sea de índole social o económica, limitan el acceso de la población a los beneficios económicos que llegan a la ciudad como producto de las actividades comerciales y turísticas, y por ende, a mejores niveles en sus condiciones de vida”.
Esos indicadores de violencia, si bien concentrados en esas zonas, tienen un efecto en la manera que perciben la problemática el resto de los habitantes de la ciudad, y desde luego, en la que se construyen desde fuera.
“En cuanto a los hechos violentos mencionados anteriormente, éstos repercuten en la forma en que los habitantes de Cancún perciben el clima de inseguridad por el que atraviesa la ciudad. De acuerdo con el INEGI, en diciembre de 2016 el 73.9% de los mayores de 18 años expresaron que consideraban inseguro vivir en esta localidad.
“En varias colonias irregulares también se han registrado eventos de violencia de diferente naturaleza, violaciones, robos y asesinatos, algunos de los cuales se han vinculado con actividades relativas al narcotráfico, particularmente en Pedregal, Tres Reyes, Avante, Valle Verde y Los García.
“A partir de las condiciones observadas en los asentamientos donde se ha realizado el trabajo etnográfico se puede concluir que la percepción del aumento de la violencia ha comenzado a normalizarse e influye en el incremento de conductas cada vez más agresivas en las relaciones con otros miembros de estos lugares. De manera particular, en El Milagro desde finales del año 2016 se ha observado la proliferación de manifestaciones violentas en contra de habitantes del lugar por parte de vecinos de la misma colonia. En los primeros años de poblamiento de este sitio los vecinos se identificaban entre sí como parte de una comunidad en ciernes, pero en la actualidad no hay una vinculación entre sus habitantes y los grupos que se dedican a asaltar a los transeúntes no discriminan entre habitantes o visitantes de la colonia. Para comprender más claramente este fenómeno social se requiere un análisis más detallado de las condiciones de marginación en que se encuentran los habitantes de estos asentamientos que también tome en cuenta la situación actual del mercado laboral de la localidad, la influencia del contexto violento y el papel que juegan las corporaciones policiacas”.
Algo huele mal en Sintra
Se han detectado una serie de irregularidades en el desempeño de Alejandro Janitzio Ramos Hernández, quien es el director de Comunicaciones y Transporte de la Secretaría de Infraestructura y Transporte.
Si bien la oficina de esa Dirección se encuentra en Chetumal, escasamente la visita, pues tiene su interés primordial en las zonas del estado que tienen mayor dinámica económica.
Justo en la jurisdicción a su cargo, se han incrementado las denuncias por extorsión, específicamente por parte de empresarios que lo señalan de exigir entre cinco mil y hasta 10 mil pesos por ciertos permisos de transporte, y otros trámites que no tienen costo.
En el caso de Isla Mujeres, se detectó el sospechoso cambio de algunas concesiones que amparan taxis, y que hoy en día están asignadas a vehículos conocidos como `todo terreno´.
Las quejas ya son numerosas, y se concentran en los operativos de inspección en los municipios donde Ramos Hernández es el responsable. En Tulum, por ejemplo, los operadores de `moto-taxis´ denuncian que les exigen dinero.
Ramos Hernández pertenece es el mayor de un `clan´ familiar que lidera encabeza Salvador Ramos Bustamante, quien tiene su propia organización política, y cuyo proyecto común es actualmente hacer candidato del PRD a la presidencia municipal a Emiliano Ramos Hernández. @AntonioCallejo
