MORENA no debe olvidar que los mexicanos votamos masivamente en 2018 para cambiar a la clase política que estaba llevando al país al desastre.
No votamos por un gran líder carismático o por un partido político.
Reciclar personajes del PRI o del Verde para hacerlos candidatos y funcionarios del nuevo gobierno, NO es un cambio.
El alto índice de abstencionismo que hubo en el reciente proceso electoral, es una expresión del rechazo de la población a los candidatos que presentaron los diferentes partidos políticos, incluyendo a los de MORENA.
La 4T debe sostenerse en lo mejor que tiene el país, no en aquellos que lo llevaron a la crisis moral, política y económica actual.
Los ex priístas así como los verdes, ya traicionaron a sus anteriores partidos políticos, a su supuesta ideología y a la población, seguro traicionarán a la cuarta transformación cuando tengan la oportunidad. Nunca han sido gente con ideales, ni vocación de servicio y mucho menos con ética.
Pensar que pueden ayudar a cambiar a México es, por decir lo menos, una postura ingenua.
Los argumentos a favor no tienen validez: el más utilizado, implícita o explícitamente, es el del tiempo y la experiencia. Los antiguos integrantes de la élite saben cómo funciona el sistema político, por lo que abrirles espacios en MORENA evitaría una larga curva de aprendizaje, así como errores involuntarios por inexperiencia.
Hay que recordar que esa clase gobernante era experta en la simulación democrática y en el enriquecimiento ilícito, justo lo opuesto a combatir la corrupción y la justicia social, que son los principales valores del nuevo régimen.
Hay otro argumento que justifica su permanencia, aunque es expresado con mayor discreción: el dividir a la elite anterior, evitando que se convierta en una gran fuerza opositora.
Esto tampoco es necesario, con la enorme popularidad que mantiene López Obrador y que MORENA sigue capitalizando, es innecesario tener tantas precauciones.
Es una realidad que hay personas con probado talento y compromiso en la nueva cúpula del gobierno federal, así como en el de la Ciudad de México. Pero en los estados y municipios se improvisa o peor aún, regresan los políticos tradicionales como candidatos o funcionarios de MORENA.
Estoy seguro que hay miles de grandes mexicanos dispuestos a dar lo mejor de sí mismos egresando en este momento de las Universidades, o dando clases en ellas.
Profesionistas honestos que les encantaría ser parte de una nueva clase dirigente enfocada en mejorar al país.
Líderes sociales con años de experiencia trabajando en zonas populares, integrantes de organizaciones de la sociedad civil que luchan constantemente contra la corrupción y el abuso de poder.
Ellos deberían ser la nueva clase gobernante para que la 4T sea una realidad, no a los mismos de siempre utilizando cínicamente nuevas abreviaturas.
El resultado de los comicios pasados es un llamado de atención, un recordatorio de que los mexicanos votamos en contra de toda una élite política, a favor de una transformación y esta empieza cambiando a las personas que están en el poder. Mantenerlas le va a quitar legitimidad al régimen, puede desviar el camino hacia verdaderos cambios y retrasar más a México.
Es tiempo de que MORENA modifique el rumbo, empiece a reclutar y formar a una nueva clase dirigente que se distinga por su ética, conocimiento y amor a nuestro país.