Me apena mucho ver la situación que viven los taxistas en Quintana Roo, la espiral de desgracia en la que los líderes meten al gremio y por su ambición desmedida “se llevan entre las patas” a operadores que trabajan más de ocho horas diarias para poder llevar alimento en su casa.
Sin embargo, debemos poner esta situación en su justa medida. Los usuarios del servicio de taxi en la entidad están cansados de los malos tratos, de los desplantes, de las negativas, de las unidades que se despedazan y de que en tiempos de lluvias, los prestadores de este servicio de ruleteo no quieran levantar a nadie que se encuentre en la calle.
Hay que hacer una aclaración, no todos los prestadores del servicio de taxi actúan igual, como también señalar que las unidades que circulan en las regiones de Cancún, son parecidas a las que se usan en la zona hotelera; las primeras son modelos que tienen más de 10 años de uso, pues sus sillones están más sucios que el basurero municipal, los elevadores de las ventanas no sirven, el piso todo picado, el techo con agujeros, entre otros muchos defectos propios de un vehículo que ya pide jubilación; los segundos, tienen aire acondicionado, elevadores eléctricos, limpios por dentro y por fuera, o sea, a los locales les ofertan un servicio pésimo y a los turistas sí les dan calidad, cuando debería ser parejo, pero no.
Los ciudadanos usuarios del servicio de taxi se sienten frustrados ante los abusos del cobro de tarifas, de la mala atención que se le da, tienen una afrenta contra los taxistas y ahora es tiempo de cobrarla; de ahí que la sociedad vea con buenos ojos la entrada del servicio de una plataforma llamada Uber, que como toda aplicación en la Web, está a nivel mundial. Los usuarios no perdonan ni olvidan todas esas “groserías” hechas por los taxistas, así como también los “martillos” no perdonan el enriquecimiento de sus líderes en solo tres años.
Aquí ya no se trata de lo que se dijo o no en campaña por parte de los que ahora gobiernan, se trata de una necesidad, se trata de oferta y de demanda, donde el usuario es el que determina qué quiere utilizar para transportarse, un servicio local o un servicio de una plataforma, el primero tiene su placa para ruletear, el segundo es un convenio entre particulares.
Algunos taxistas no entendieron que la oferta y la demanda tendría que aplicarse en su sindicato, que al ser único no te quedaba otra que aguantar, pero Uber solo es el inicio de lo que podría ser la pulverización del gremio que durante mucho tiempo se utilizó como moneda de cambio político, la creación de más agrupaciones que puedan prestar el servicio de transporte que el quintanarroense se merece, que sea de calidad y candidez.
SASCAB
Eduardo “Wato” Peniche, secretario general del sindicato de taxistas “Gustavo Díaz Ordaz” de Isla Mujeres, no desaprovecha los reflectores de su desgastada figura, ahora sale a decir que el gobernador del estado, Carlos Joaquín González es un mentiroso; no es de extrañarse el actuar de Wato, pues fue él mismo el que boicoteaba los eventos de campaña del ahora gobernador en la isla.
Solo no debe de olvidar “Lalito” que cualquier político cuando es candidato soporta los insultos y los desplantes de cualquier hijo de vecino, pero cuando ya es gobierno, las cosas cambian. Además, como dicen los que saben de estas cosas, para hablar hay que tener la cola corta, porque no sea que te la amarren con la lengua.