La tarde que Carlos Joaquín González arrancó su precampaña como precandidato del PAN y PRD a la gubernatura de Quintana Roo me topé en el mitin con la diputada federal Patricia Sánchez Carrillo.
“¿Vienes a orejear” ?, me dijo.
“No. No es necesario, ’los orejas’ están adentro”, le respondí con la misma sonrisa irónica que me dirigió.
Y es que siempre se ha sabido que así como Patricia Sánchez, quien fue subprocuradora durante una parte del gobierno de Félix González Canto, dentro del panismo y perredismo quintanarroense la mayoría de sus figuras pecan de un excesivo pragmatismo, tan excesivo que hacen incongruente su discurso, sus dichos con los hechos.
Cuando Carlos Joaquín decidió vincularse con ellos, con el PAN y PRD, conocía perfectamente el terreno que pisaba, sabía quiénes iban a ser los panistas y perredistas que colaborarían con su equipo cercano, el de siempre, que lo seguiría a su aventura.
En la sociedad se sabía, justamente, que esos panistas y perredistas -Eduardo Martínez Arcila, Emiliano Ramos Hernández, Alonso Ventre Sifri, por mencionar unos cuantos- representaban cualquier cosa, menos la esperanza de un cambio para mejorar.
Al contrario, todos esos personajes representan un cambio para empeorar. Son conocidos como pepenadores de puestos de elección desde donde buscan su beneficio personal por encima del bien común.
Siempre buscan a alguien con cierta rentabilidad electoral para que les de los votos que necesitan para acceder a las posiciones de elección por la vía plurinominal. Sólo hay que revisar la lista de candidatos a diputados por ese principio para reconfirmar lo expuesto.
Saben emplear muy bien el gotero de los votos, conocen perfectamente cómo hacerle para que su mula de cargue jale tanto como les interese para obtener sus posiciones, pero no mucho como para que el jamelgo triunfe.
Pero eso lo sabía Carlos Joaquín. Inocente no es.
Pero una cosa es el perfil de sus socios electorales y otra totalmente diferente la responsabilidad que como político debe tener al expresarse.
El video que trascendió este lunes en medios de alcance nacional, en el que aparece lanzando amenazas precisamente a quienes desde adentro lo “orejean”, a quienes manejan el gotero, no corresponde al que debe emplear un político cuya principal oferta es un presunto cambio para mejorar.
Amenazar con decapitar a los traidores, si antes no se iban por sí solos del proyecto que encabeza, aún cuando haya sido en sentido figurado, no es la comunicación que debe ocupar un político que busca gobernar una región del país que ya sufrió, precisamente, esa práctica del narcotráfico.
Carlos Joaquín sabe muy bien quién filtró ese video. Lo tenía enfrente, lo grabaron de frente. Debe ser su principal preocupación que a ese personaje no le pase algo.
Pero mientras son peras o manzanas, el video en el que Carlos Joaquín aparece amenazando con decapitar a los traidores, es un misil a la línea de flotación de su proyecto.
Luneta
En Puerto Morelos la candidata de la alianza “Somos Quintana Roo” a la presidencia municipal, Laura Fernández Piña, presentó el “borrador” de su plan de gobierno, en plan visión para el nuevo municipio.
Laura Fernández captura en su propuesta de plan de gobierno la esencia de lo que quieren los vecinos de Puerto Morelos y se asume no solo como promotora de su desarrollo, sino también como defensora de su patrimonio.
De entrada sostiene que no permitirá que se toque la escuela secundaria pesquera “Primero de Junio”, sobre el que surgieron versiones el año pasado de que el predio que ocupa fue vendido a desarrolladores turísticos.
Laura Fernández afirmó que no permitirá que esas instalaciones sean tocadas por desarrolladores y también se comprometió a impedir que Aguakan entre a Puerto Morelos a operar el sistema de agua potable y es que esa empresa es polémica por la manera como mantiene la concesión en Cancún y Playa del Carmen, donde aplica tarifas consideradas como abusivas.
Sin duda, la sensibilidad de Laura Fernández le permitió capturar la esencia de los deseos de los habitantes del nuevo municipio.
