Los partidos políticos nacionales podrán formar coaliciones para las elecciones de Presidente de los Estados Unidos Mexicanos, así como de senadores y de diputados por el principio de mayoría relativa. El convenio de coalición podrá celebrarse por dos o más partidos políticos; podrán participar en la coalición una o más agrupaciones políticas nacionales. Concluida la etapa de resultados y de declaraciones de validez de las elecciones de senadores y diputados, terminará automáticamente la coalición por la que se hayan postulado candidatos, en cuyo caso los candidatos a senadores o diputados de la coalición que resultaren electos quedarán comprendidos en el partido político o grupo parlamentario que se haya señalado en el convenio de coalición.
La renovación de los comités nacionales de PAN y PRD se da en la antesala de las elecciones locales de 2016. El próximo año se elegirán 12 gubernaturas y más de mil 174 cargos legislativos y municipales. A escasos tres meses de celebradas las elecciones intermedias, Ricardo Anaya y quien asuma como próximo presidente del PRD tendrán la responsabilidad de posicionar a sus partidos como alternativas de gobierno íntegras y eficaces.
Seis años antes, mediante una heterodoxa alianza, Acción Nacional y PRD se propusieron romper la hegemonía del PRI en ocho entidades que nunca habían celebrado alternancia. Ahora, la coalición PAN-PRD que ya perfilan los liderazgos de ambas fuerzas políticas tendrá que convencer a los electores que representa una alternativa no sólo al PRI, sino los a malos gobiernos de esos mismos partidos.
Las elecciones del 7 de junio pasado fueron un referéndum para el partido del presidente, sin embargo el referéndum era para todos los partidos. La percepción prevaleciente de que “todos los políticos son iguales” ha abierto la puerta a nuevos actores que tuvieron un éxito inesperado en las últimas elecciones, como los candidatos sin partido y movimientos políticos regionales como el encabezado por Enrique Alfaro en Jalisco que vale la pena señalar que poco tiene que ver con la agenda nacional de Movimiento Ciudadano.
Aunque PAN y PRD parecen estar dirigiendo sus pasos para responder a las demandas ciudadanas de fortalecer el combate a la corrupción y fomentar un espacio para candidatos con una buena imagen, la alianza que establecerían en varias elecciones locales el próximo año no parece ser parte de la misma ecuación. Cambiar de colores no significa mejores resultados ni un estilo de gobierno íntegro. Paradójicamente el mejor pragmatismo en estos días es regresar a los principios de buen gobierno y combate a la corrupción, objetivos que las alianzas no garantizan.