Los priístas que han alcanzado cargos relevantes en el gobierno en Quintana Roo, han debido pasar por un tamiz arduo, la mayoría de las veces empezando una carrera desde sus años mozos. La militancia implica levantarse temprano para acomodar sillas en campañas políticas, colgar `banderines´ o `gallardetes´ (cuando era permitido), visitar casa por casa para promover el voto y desde luego, un sin fin de tareas de `ayudandía´ para lo que se ofrezca, según lo pida la dirigencia.
Empezaron desde las huestes juveniles, militando en órganos de filiación priísta y escalando desde responsabilidades menores, pero muy demandantes.
Así ha sido con prácticamente todos los políticos que han alcanzado la gubernatura. Desde David Gustavo Gutiérrez Ruiz (alcanzó la dirigencia de la CNOP nacional a los 33 años), y hasta el actual, Roberto Borge Angulo, pasando por Jesús Martínez Ross, Pedro Joaquín Coldwell, Miguel Borge Martín, Mario Villanueva Madrid, Joaquín Hendricks Díaz y Félix González Canto.
Si Carlos Joaquín González hubiese alcanzado la candidatura priísta al gobierno del estado, sería entonces el primer priísta que nunca hizo trabajo de militancia política para ese partido. En términos estrictos, él se afilió al PRI cuando se le informó que sería candidato a la presidencia municipal de Solidaridad, para lo cual debió falsificar papeles de residencia. Es un pasaje harto conocido, pues era residente de la vecina ciudad de Mérida, donde hizo su carrera en el sector privado.
Tenía 37 años cuando alcanzó esa presidencia municipal para luego, de la misma manera, sin hacer ningún esfuerzo a favor de ese partido o de sus compañeros, fue nombrado secretario de Turismo del estado y luego candidato a una diputación federal.
Se entiende que haber traído a Carlos Joaquín desde Yucatán, era más bien una jugada de estrategia política para cooptar a un miembro del `Clan Joaquín´, que jugara más con los intereses de ese instituto, y no a favor de los de la familia.
Incluso, hay testigos de que Carlos Joaquín no era del agrado de sus medios hermanos. Es fácil recordarlo. En aquella ocasión, el ex gobernador Miguel Borge Martín buscó ser candidato a la presidencia municipal de Solidaridad. Con todo derecho, impugnó la posibilidad de que `Carlitos´ fuera postulado, pero finalmente el sediciente `ex priísta´ consiguió el respaldo del entonces gobernador, que no tenía ningún contrapeso en tanto que la presidencia del país era gobernada a la sazón por el panista Felipe Calderón Hinojosa.
“No se vale que Carlos Joaquín, que tiene su carrera en Yucatán y sin antecedentes de ser priísta, venga por un cargo a Quintana Roo”, le dijo Borge Martín a Addy Joaquín Coldwell, en un encuentro casual y ante varios testigos.
“Carlos no es mi hermano… hay que partirle la madre”, contestó entonces una airada Addy Joaquín, en una anécdota que es bien conocida por la clase política del estado.
De esa manera el yucateco Carlos Joaquín fue contra los intereses de su familia, donde fue considerado un `traidor´. Ahora, cuando se auto convenció de que tiene con qué pelear por la gubernatura del estado, decidió darle la espalda al partido que lo acogió como se rescata a un huérfano. Y presume del apellido, como si fuera su principal y único activo. La marca `Joaquín´ le abrió la puerta a la siguiente traición.
Pero finalmente, como señalamos líneas arriba, para poder renunciar al PRI es necesario primero probar una militancia a ese partido. Los 17 años de los que presume como miembro del tricolor, no fueron de activismo sino más bien como funcionario consentido. Carlos Joaquín nunca fue priísta.
Adicción al `cacicazgo´
Don Nassim Joaquín es sin duda un personaje totémico de Quintana Roo. Propietario de una veintena de inmobiliarias, un número desconocido de gasolinerías y representante de Pemex para la Distribuidora de Combustibles del estado, además de otros muchos negocios, se le atribuye también (entre leyenda o mito), desde hace años, un peso específico en la designación de candidatos a la gubernatura, a las presidencias municipales de Cozumel y de una influencia en otras decisiones importantes en diversas áreas del interés público.
Su hijo, Pedro Joaquín, hizo una carrera notable desde que aceptó la propuesta de Jesús Martínez Ross, de convertirlo en diputado constituyente a sus 25 años de edad.
Desde entonces, la estirpe entera de don Nassim Joaquín es considerada apta y natural para aplicar por cargos políticos, aún sin ninguna preparación.
Aunque la verdad el único serio ha resultado el actual secretario de Energía.
Addy Joaquín, hermana mayor de Pedro, apenas ocupó algunos cargos en el voluntariado del gobierno del estado, en el DIF, y sin ningún currículo fue adoptada por el PAN cuando no obtuvo la candidatura del PRI al gobierno del estado. Quedó en tercer lugar, pero ese le ha valido para hacer una carrera burocrática en el Congreso de la Unión.
De la misma manera, sólo por el apellido `Joaquín´, un sobrino nieto de Don Nassim, Gustavo Ortega, fue acogido por el PAN para llegar a la presidencia municipal de la isla.
Luego, otro Joaquín, de nombre Aurelio pero con sobre nombre de niñato, `Lito´, alcanzó la presidencia municipal por el PRI también por el apellido, con todo y su conocida personalidad locuaz e inestable.
Don Nassim tiene un encanto especial y es con toda seguridad buen anfitrión. Presidentes como Ernesto Zedillo y el propio Felipe Calderón, solían visitarlo cuando estaban de gira o de descanso en Quintana Roo.
Todos esos elementos describen al `Clan Joaquín´ como un `Cacicazgo´. Tienen un notable poder empresarial y una extensión en el poder público, donde les ha tocado una muy generosa rebanada del pastel.
Los dirigentes del PAN y del PRD, en diversos momentos, han planteado que su lucha es contra los `poderes fácticos´ y los `cacicazgos´. Pero en su breve historia siempre han tratado al `Clan Joaquín´ como un aliado. Es fácil ver los puntos de coincidencia y la ausencia de críticas para este grupo, que tiene miembros en PAN, PRD y PRI.
Ah, porque en el PRD está el otro `hermanito´ de Pedro y de Addy, de nombre Mario Joaquín, y quien trabajara como oficial mayor como colaborador del entonces presidente municipal, Greg Sánchez.
Por cierto, el único momento en la historia del estado en el que el PRD y el PAN han llegado `solos´ a cargos importantes, fue en ese periodo en el que gobernó Benito Juárez Julián Ricalde Magaña, aunque debe reconocerse que el impulso lo obtuvieron de Greg Sánchez, quien fue detenido por presuntos nexos con el crimen organizado mientras Julián era candidato a la presidencia y el segundo candidato al gubernatura.
Ahora, solos otra vez, sin posibilidades reales de contender por si mismos con sus siglas, PAN y PRD recayeron en la adicción a los `cacicazgos´, donde han hecho el papel de `cortesanos´ con anterioridad. Y a ver qué sacan.
El reproche de Manlio Fabio, advierte que Carlos Joaquín es `enemigo´
El sonorense líder nacional del PRI no se anda por las ramas. Es un experto del ajedrez político y no va a tener un trato de `ex compañero´ para Carlos Joaquín, con todo y que tiene una excelente relación con Pedro Joaquín, su compañero de bancada en el Senado.
Cuando `Carlitos´ anunció su renuncia en el Club de Periodistas de la Ciudad de México, pronunció un discurso surrealista, en donde es posible irse del PRI dando gracias por las oportunidades y por el espacio en el gabinete de Enrique Peña Nieto.
Una `ruptura´ medrosa y absurda, invocando un trato deferente de quienes le dieron oportunidades de suma importancia.
Manlio Fabio dijo algo que debería inquietar a Carlos Joaquín:
“Yo lamento mucho la renuncia de su militancia que ha hecho Carlos Joaquín, estoy convencido de que muchas de las oportunidades en la construcción de su carrera política tuvieron que ver con la promoción que hizo el Partido Revolucionario Institucional de su persona y, sobre todo el reconocimiento a su trabajo”.
Y otra más:
“Tuvo a la vista la carta de unidad, y no la firmó”.
Manlio Fabio no le dijo `mentiroso´, pero si le aclaró que no era cierta la versión de que nunca le mostraron la carta de unidad, como aseguró Carlos Joaquín en varias ocasiones.
Y tampoco le dijo `traidor´, pero le aclaró que no habría ascendido en su (escasa) carrera política fuera del PRI.
Claro que el dirigente nacional del tricolor no hará un `borrón y cuenta nueva´ para considerar la nueva situación de quien será su adversario a vencer en el proceso electoral. Manlio se juega aquí, en Quintana Roo, su prestigio como un político temible y respetable. Carlos Joaquín es su declarado `enemigo´, y no es poca cosa. Vamos a ver.