Hay que enjuiciar a los responsables del saqueo a Quintana Roo, sin duda. Pero también hay que recuperar el patrimonio público saqueado en la anterior administración. Se les tiene que someter a juicio, tienen que pisar la cárcel, tienen ue responder por los daños a Quintana Roo, pero sobre todo tienen que devolver lo que se llevaron. Las cuantías varían, de acuerdo a lo que los jueces vayan dictaminando, de acuerdo a las carpetas de investigación respectiva. Mauricio Rodríguez devolvió cerca de 40 millones de pesos, que es lo que el juez consideró que reparaba el daño. Es probable que se haya llevado más, pero algo es algo, dijo un calvo.
En el caso de Ercé Barrón, ex tesorero del gobierno del estado y de la funcionaria de Capa, con toda seguridad que tendrán que devolver millones de pesos. No se irán tan campantes.
Hay que entender que el nuevo sistema de justicia penal tiene nuevas reglas y contempla la posibilidad de los juicios rápidos o cortos. Si los inculpados se declaran culpables tiene la posibilidad de reparar el daño patrimonial causado y cumplir una pena corporal mínima. No se trata de negociaciones bajo la mesa. No se trata de tratar con blandura a los que cometieron latrocinios. La ley es la ley, y aunque sea blanda hay que cumplirla.
No se trata de encarcelarlos por 10 o 15 años y luego fijarles una multa irrisoria, sino de que el estado recupere lo más que se pueda de los recursos desviados. De Capa se calcula que hay mil 500 millones de pesos “bailando”. Y de Vip Saesa cuando menos 500 millones de pesos. Y todavía seguirá la mata dando, porque esto no se acaba hasta que se acaba. Todavía faltan peces gordos.
Ojala que los recursos recuperados se utilicen para construir las clínicas, las escuelas, los caminos y los campos deportivos que no se construyeron el sexenio pasado.
MEADE NO LA TIENE FÁCIL
José Antonio Meade no la tiene fácil. Es verdad que es el candidato de Peña y de Calderón. Es verdad que representa los mismos intereses. Pero eso no es lo peor. Lo peor es que no “conecta” con la gente, como lo hizo notar hace unos día Calos Loret de Mola. Es un tecnócrata que cae bien en corto, que tiene buena memoria porque se acuerda del nombre de la mayoría de los presidentes municipales con los que trató, pero no tiene carisma. Sin embargo, sería ingenuo adelantar vísperas.