Se ha hablado tanto, dicho tanto, publicado tanto de la situación de Manglar Tajamar, diversas perspectivas, posiciones radicales y apasionadas llegando a posturas extremas e irreflexivas. Como aquellas que perciben el abanico completo, cada arista, cada aspecto. Hay de todo.
Se buscan culpables, se señalan algunos, se difaman a otros. Sin duda hay responsables, sin duda también nos convertimos en inquisidores con tanta facilidad y la mayoría de las veces con información parcial, en ocasiones tergiversada. Con indignación válida pero forma tal vez mal encausada. Además de ser una muestra de una gran falta de conocimiento con respecto a los proyectos, de las aéreas naturales que debemos proteger y el cómo protegerlas, así como de leyes ambientales etc. Esto de Tajamar es una muestra de nuestra sociedad cancunense.
En mi personal punto de vista, podemos ver diversas posturas y eso refleja asimismo diversos grupos de nuestra ciudad:
Los radicales que no sólo piden se salve el manglar, sino que escupen, insultan, y ofenden a todo aquel que no abrace la causa de la misma forma que ellos.
Los que abrazan la causa pero no tienen idea de la proyección urbana que ha tenido Cancún desde hace años, que confunden los datos, creen cualquier publicación, y difunden imágenes que no son de Tajamar con tal de denunciar el ecocidio.
Los que no tienen ni idea para qué sirve un manglar y lo confunden con terrenos vacíos “llenos de mosquitos”.
Los que defienden Tajamar y creen que lo salvarán al pedir que no se visite Cancún.
Los que quedan cruzados de brazos “todo era ante selva y manglar antes”.
Los que… y podríamos seguir dando una lista, pero esto es una pequeña muestra de varias cosas que observo:
Nos falta informarnos mucho como ciudadanos, damos por hecho lo que “dicen”, lo que se lee, sin darnos a la tarea de investigar, analizar, cuestionar y ver varias perspectivas, hay una falta de integración como sociedad cancunense, fácilmente se ataca al que piensa diferente, también hay rabia y coraje ante el proceder de las instituciones. Por otro lado una cosa es cierta; somos una ciudad más consciente de la importancia del medio ambiente, y se ha demostrado con esta situación que la opinión y la anuencia de la ciudadanía es algo de mucho peso y de impacto. Que definitivamente debemos crecer de manera armoniosa con el medio ambiente, de forma sustentable, pero no es una tarea que debamos confiar únicamente a nuestras instituciones sino que debemos vigilar y participar para que así se haga.
Aprender de los errores es la mejor forma de evitar que vuelvan a suceder, aprender que, aun si somos la mayoría los que hemos llegado a vivir aquí, este es nuestro hogar, nuestra casa. En mi particular caso, Cancún me ha dado mucho, lo mínimo que puedo devolverle es ser una ciudadana cancunense involucrada, proponer en vez de atacar, buscar soluciones ante aquello que afecta, y buscar la vía pacífica de hacerlo. Hay un dicho cuando uno llega a esta hermosa tierra que dice: “Cancún te adopta o te aborta”, creo que podemos aplicarlo a la inversa y preguntarnos a nosotros mismos si lo hemos adoptado como nuestro lugar o abortaremos el interés por él a través de la apatía, la desinformación y el descuido. ¿Qué harás tú?