Resulta que ante la negativa del munícipe capitalino, Eduardo Espinosa Abuxapqui, de no pagar el bono de trienio y por concepto de finiquito a los regidores, los anegados y desinteresados (si, como no, jijiji) representantes del sufrido pueblo chetumaleño, amenazan con no asistir a la próxima sesión de cabildo, donde se aprobarán los últimos acuerdos del primer edil, incluso, si continúa la negativa de soltarles la lana, los concejales amenazan con boicotear la rendición de protesta del presidente municipal electo, Luis Torres Llanes…¡sopas pericooooo!
Desde el inicio de su administración, Eduardo Espinosa Abuxapqui informó que las arcas municipales estaban en quiebra, pues su antecesor, Carlos Mario Villanueva Tenorio, le dejó un municipio en pésimas condiciones, estratosféricas deudas bancarias de largo plazo y a proveedores demandas por incumplimientos de contratos, problemas con los servicios públicos indispensables, multas y señalamientos de corrupción en diversas áreas.
Por la incapacidad para la administración pública y algunas otras cualidades poco plausibles de Carlos Mario Villanueva Tenorio, Espinosa Abuxapqui recibió el compromiso financiero -entre deudas bancarias y con proveedores- de 550 millones de pesos.
Dado que Espinosa Abuxapqui no es una luminaria para las finanzas públicas, el paquete le quedó grande y aun con un refinanciamiento de la deuda y con escasa obra pública realizada, heredará a la próxima administración municipal una deuda pública de 460 millones de pesos, lo que significa que, en tres años, sólo pagó noventa millones; sin embargo, aún no termina el proceso de entrega- recepción, por lo que a la llegada a la silla municipal, Luis Torres, el próximo alcalde, se puede llevar una sorpresa poco agradable.
Las calles de Chetumal son, sin exagerar, un queso gruyere, no hay modo de transitar por ellas sin caer en un desfonde, casi un cenote; en cuanto al tiradero municipal Espinosa Abuxapqui, dejará un -literal- cochinero, donde los incendios son constantes. El nuevo tiradero de residuos entrará en funciones hasta que llegue la siguiente administración y se encuentra a 110 kilómetros de la capital, por lo que el gasto de combustible de los camiones será importante.
Las participaciones federales están comprometidas casi en su totalidad, por lo que existe poco margen de maniobra para dar servicios públicos elementales. Aún así, los ediles capitalinos consideran justo que “el pueblo pague” su liquidación por los tres años que estuvieron “al servicio” de los habitantes de Chetumal, uyyyy, como dijera Juan Gabriel en uno de sus conciertos: “ Hay muchachos, no se componen”.
Por cabeza, en caso de cumplir las exigencias de los ediles, serían unos sesenta mil pesos, para cubrir lo concerniente a la parte proporcional del aguinaldo y otras prestaciones. Lo que sumado ascendería a poco más de un millón de pesos, recursos con los que bien, se podría pavimentar algunas de las destruidas calles capitalinas.
Sin embargo, las negociaciones entre los ediles y el munícipe continúan y ya veremos que importa más a los funcionarios municipales, prestar los servicios a los ciudadanos o echarse una lana a la bolsa. Ummmmm, la respuesta es obvia, jijijijijiji.
El Fresco
Por lo pronto, el ahora diputado local, Carlos Mario El Fresco Villanueva Tenorio, quien fue el que dio inicio la debacle financiera del municipio, se pasea muy campante por los pasillos del Congreso del estado y por Nueva York donde su padre el ex gobernador Mario Villanueva Madrid sigue habitando una de las celdas de alta seguridad de la Urbe de Hierro por delitos graves.
No queda claro si con la conciencia tranquila o si no tiene conciencia, pero ahora levanta la mano para favorecer, en representación del Partido Encuentro Social, las propuestas e iniciativas que sus nuevos amigos en el poder, PAN y PRD, promueven…jijijijiji.
Por cierto, dicen en Nueva York que Carlos Mario Villanueva Tenorio visita de manera constante -van, varias veces en este año- a su padre el ex gobernador de Quintana Roo, Mario Villanueva Madrid, quien se encuentra en el fresco bote en esa ciudad estadounidense sentenciado por narcotráfico, por lo que la versión de que tiene más de 9 meses que se encuentra en su casa en Chetumal, no es fidedigna…hay tiro señores, hay tiro.
La entrada de Uber
En el transcurso del fin de semana y mientras usted y yo disfrutamos del puente patrio, se suscitaron, al menos un par de incidentes graves entre taxistas y automovilistas señalados como operadores de la empresa de transporte Uber. El primero, un joven estudiante que recogió a unos amigos en un hotel para llevarlos a tomar una copa a Playa del Carmen, fue perseguido por taxistas que hacían base e las afueras del hotel donde se encontraban hospedados los turistas, por lo que el conductor fue confundido como prestador de servicios de Uber lo que le costó daños a su vehículo.
Lo gracioso fue cuando un militante del Partido Acción Nacional, Héctor Tatemura, fue confundido como conductor de Uber y taxistas volcaron su vehículo. El dirigente estatal del Partido Acción Nacional, Juan Carlos Pallares, se indignó y pidió que autoridades y martillos eviten actos de violencia; sin embargo, cuando ocurrieron los primeros incidentes y ciudadanos ajenos a los partidos políticos fueron afectados a Juan Carlos no le preocupó.
Lo cierto es que, tarde o temprano, los acuerdos se tendrán que dar, pues bien dice el dicho: para todos sale el sol, por lo que con la llegada de Carlos Joaquín al gobierno del estado (quien ve con buenos ojos la llegada de esa empresa a Quintana Roo), la iniciativa puede llegar al Congreso más temprano que tarde. Tantán.