Acostumbrados desde administraciones pasadas a entregar el “moche” a inspectores de la estatal Secretaría de Infraestructura y Transporte (Sintra) a cambio de permitirles trabajar sin ser molestados o detenidas sus unidades, las agrupaciones de transportistas de carga y de arrendatarios de carros de golf y mototaxis en destinos turísticos están en ésta tirando la toalla.
La razón, argumentan, es la desenfrenada voracidad exhibida por el director de Transporte de dicha dependencia gubernamental, Alejandro Ramos Hernández, que a decir de los afectados no tiene parangón y supera con mucho los más escandalosos episodios de corrupción ejercida desde el poder por los anteriores gobiernos del PRI en Quintana Roo. Simplemente, afirman, ya resulta insostenible seguir manteniendo con su esfuerzo y sudor la extorsión institucionalizada que se ejerce desde ahí.
Con una recaudación “bajo la mesa” calculada en 20 millones de pesos mensuales, producto de la implacable cacería contra transportistas de carga y prestadores de servicios a pasajeros en todos los municipios del estado, la Dirección de Transporte de Sintra se ha convertido en una olla de presión que amenaza con explotar de un momento a otro. Y, se teme, que el fétido contenido salpique la cruzada que contra la corrupción y a favor de la transparencia viene ejerciendo el gobernador Carlos Joaquín desde el inicio de su mandato.
Diariamente, medios de comunicación y portales de noticias digitales han venido dando cuenta de las denuncias de corrupción en contra del director de Transporte, a quien ni siquiera el propio secretario William Conrado le ha podido amarrar las manos y, menos, cortarle las uñas y colmillos. Incluso, ni adentro guarda las mínimas formas, pues se comenta que también cobra a la mano los permisos a transportistas, que van de los 5 mil a los 10 mil pesos, que se lleva íntegros pues no ingresa nada a la caja.
Pero hasta ahora todo ha sido en vano, pues al parecer Alejandro Ramos goza de buenos “padrinos”. Nada más el Congreso del estado, tiene la protección de su hermano Emiliano, diputado del PRD y presidente de la influyente Comisión de Hacienda, quien es el que, dicen, tiende el manto encubridor a las ilícitas actividades que en Sintra perpetra su consanguíneo abusando de un cargo otorgado por el gobernador para servir y no servirse. Porque vaya que lo está haciendo… y con pala, porque la cuchara grande ya no le era suficiente.